Pulled pork hoisin

Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que esta tragaldabas no conocía el pulled pork. Estoy segura de que me rondaba como si de la serpiente de Adán y Eva se tratara, pero yo estaba a mis cosas y lo dejaba pasar. ¿Pulled qué? y seguía moliendo café. ¿Que con la paleta de cerdo se hace qué? y pasaba las hojas de la revista. Pero, un día, la paleta de cerdo me cayó del cielo, virtualmente, claro, y empecé a comer pulled pork con ansia, a soñar con el pulled pork, a llorar como un niño si esa semana no caían unas briznas de esa maravillosa carne en mi gaznate.

Después del hito que supuso en mi casa el descubrimiento del pulled pork, había que variar la fórmula para tener más recursos. Y quería una receta en slow cooker que no tuviera demasiada complicación, con un punto de sabor de los que te dejan clavado al plato. Me acordé de la salsa hoisin, una salsa china a base de soja fermentada, espesa, oscura y con un sabor intenso que incita a la lujuria gastronómica.

La salsa hoisin se encuentra en tiendas de alimentación orientales y en las zonas de comida internacional de grandes superficies. Si quieres probar esta receta, compra un par de tarros cuando pases por un bazar chino –el segundo volará también pronto, es una salsa muy apetecible– y guárdalos para la ocasión. El destino perfecto del pulled pork hoisin es desaparecer en tu boca envuelto en pan, pero si comer bocadillos no es lo que más te apetece, este plato funciona muy bien acompañado de arroz y una ensalada oriental.

Cómo hacer pulled pork hoisin en slow cooker

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Bizcocho cuatro cuartos

Hace unos meses, un buen amigo me preguntaba si merecía la pena hacer bizcochos en la slow cooker. Si tú también te haces esa pregunta, la contestación es sí y mucho. ¿Qué ventajas tiene utilizar el slow cooker en lugar del horno para preparar bizcochos? Parece que el horno fuera el único territorio en el que un bizcocho puede ser feliz, crecer y desarrollarse para ser un dulce de altura en tu boca, pero no es así. Ambos métodos son válidos, aunque uno de ellos sea aún bastante desconocido.

Los bizcochos hechos en olla lenta salen muy jugosos –el medio húmedo que se crea en la olla juega a su favor–, dan menos problemas a la hora de crecer y salen más uniformes. Además del evidente ahorro de energía, este método es una excelente alternativa para las casas en las que no hay horno –que las hay–, o para seguir disfrutando de un bizcocho casero en el desayuno aunque el verano pegue fuerte en tu cocina, porque, ¿quién es el guapo que se atreve a precalentar un horno en medio del estío madrileño?

Dicho lo cual te animo a que empieces tu ruta bizcochera por este básico bizcocho cuatro cuartos, un comodín tan sencillo de recordar que, una vez lo hayas cocinado un par de veces, podrás hacerlo de memoria aunque no encuentres la receta. Y si quieres dominar el mundo del bizcocho crockpotero, te recomiendo la lectura de estos consejos para hacer bizcochos en slow cooker.

Cómo hacer bizcocho cuatro cuartos en slow cooker

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Ensalada de verduras en escabeche

Summer is coming. Eso que notas cuando sales a la calle con sandalias, camiseta de tirantes, chaqueta, calcetines y foulard por si las moscas, es la antesala del verano, ese tiempo en el que lo mismo te asas de calor que amaneces en urgencias con una carraspera de tres pares. Ya que, como quien dice, el verano ya está aquí, en Crockpotting vamos a prepararnos para comer cosas refrescantes, que es lo que apetece.

Una buena manera de llenar el buche en época de calor sin sufrir con una ingesta pesada, es consumir escabeches. Se pueden hacer de pescado, de ave, de verduras o de moluscos, y consumirse en frío o templados. Aunque en origen el escabeche es un método de conservación –gracias al ácido del vinagre y el poder conservante del aceite– también es una preparación típica de la cocina de verano, que resulta muy adecuada para cocinar en slow cooker.

Este verano en Crockpotting haremos y comeremos escabeches, y, para empezar, hemos recurrido a las verduras de temporada que la primavera nos ha regalado: alcachofas, espárragos y puerros entre otros. Esta es una de las preparaciones más olorosas que se pueden hacer en olla lenta, la cocina entera se llena de un intenso olor a vinagre, así que, como ya estás avisado, cuando la cocines procura hacerlo con la ventana abierta y la puerta de la cocina bien cerrada.

Si esto te preocupa, también debes saber que, una vez tengas esta delicia en tu plato, olvidarás los primeros aromas de la cocción. Esta es una manera de cocinar las verduras potenciando sus sabores y consiguiendo un plato fresco ideal para la primavera y el verano.

Cómo hacer ensalada de verduras en escabeche en slow cooker

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Tarta Tatin

Siempre me imagino a las hermanas Tatin en la cocina de su hotel de Lamotte-Breuvon, enfundadas en delantales blancos, amasando con energía harina y mantequilla, y dando la vuelta al mundo. No haciendo un viaje al estilo Julio Verne, no, sino dando literalmente la vuelta al mundo, tal y como hicieron con su célebre tarta Tatin de manzana o tarta de manzana al revés. Indagando sobre su origen, todas las hipótesis apuntan a un invento genial surgido del azar gracias a una magistral equivocación.

Me gusta pensar que no fue así, que les demoiselles Tatin sabían lo que hacían e investigaron y gastaron manzanas, harina y mantequilla a tope hasta dar con la tarta que tenían en la cabeza. Sea como fuere, un simple cambio de postura da como resultado un tarta que sería completamente distinta si las manzanas, en un alarde de liderazgo, hubieran pedido ponerse arriba.

Adaptar la receta al slow cooker ha sido algo trabajoso: las manzanas caramelizaban que daba gusto, mientras que la masa quebrada me hacía sonoras pedorretas desde su privilegiada posición. Varias pruebas y el cambio de masa quebrada o brisa por una más consistente masa sable –con huevo y azúcar que le dan la solidez que necesita para una cocción húmeda– dieron con el visto bueno de la chef, osea, yo misma.

En esta receta la olla funciona como molde, protegida por una lámina de papel de horno o sulfurizado que permite que no se desperdicie caramelo, además de poner las cosas fáciles, pudiendo sacar la tarta de la olla de un simple estirón. La receta está pensada para una olla grande, pero puedes adaptarla para una olla pequeña utilizando menos cantidad de manzana. Sin embargo, al llevar un solo huevo, no es posible dividir las proporciones, pero puedes congelar la masa que te sobre.

Cómo hacer tarta Tatin en slow cooker

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Mermelada de albaricoque

Es posible que la mermelada de albaricoque sea una de las más agradecidas y ricas que hayan elaborado estas manos. La primavera pasada la mermelada de cerezas dejó el listón muy alto, y no veo el momento de encontrar un buen material en el mercado para repetir y disfrutarla durante una buena temporada.

Pero la de albaricoque… ¡ay la de albaricoque! La cocción y el azúcar convierten a esta fruta en un placer adictivo, potenciando el sabor natural de la fruta sin dar tregua a la cucharilla, al pan y a la mantequilla.

Si el otoño nos da membrillos y castañas con los que hacer dulces, la primavera nos bendice con albaricoques, cerezas, fresas y ciruelas con los que hacer mermeladas, tartas y bizcochos. ¿Ha llegado ya buena fruta a tu mercado? Llena la cesta y haz mermelada.

Cómo hacer mermelada de albaricoque en slow cooker

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Queso fresco

La cabra tira al monte, y a mí, en cuestión de lácteos, se me ve el plumero de lejos. Desde muy pequeña, los quesos, sin excepciones, han estado dentro de mis alimentos preferidos. Puede que los más preferidos de todos. Tanto que, a veces, al volver de la compra, me sorprendo sacando de la bolsa no uno ni dos quesos, sino en ocasiones cinco o más, sin ser consciente de haberme pegado semejante pasón quesero.

Si quieres conquistarme, tráeme un buen requesón no industrial o dime dónde puedo encontrarlo. Si me quieres alegrar el día, corta una tajada de queso curado. Si quieres que me ponga muy contenta, saca ese queso fresco que tienes ahí apartado y corta dos raciones.

Caí en la cuenta de que podía utilizar el slow cooker para hacer queso fresco gracias a Carmen, de nuestra comunidad de Facebook, que tras un experimento de yogur fallido terminó con un queso fresco DIY en su nevera. La clave para hacer algo decente con esta receta es utilizar leche fresca pasteurizada de vaca –las leches UHT no dan buen resultado– y cortar la leche con un vinagre suave, como el de manzana. Queseros curiosos del mundo crock, con este queso no ganaréis un campeonato regional, pero, ¿no da un gusto tremendo hacer estas cosas en casa?

Cómo hacer queso fresco en slow cooker

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Carnitas

Investigando sobre el origen de las carnitas, veo que es un plato que se ha ido transformando en el tiempo, desde la manera más tradicional de prepararlo, confitando la carne del cerdo en su propia manteca a fuego muy lento –ahora en desuso–, hasta la fórmula más utilizada hoy en día: cocinar la carne en su propio jugo dándole un golpe de fritura al final, una vez desmenuzada.

Para hacer las carnitas se utilizan todas las partes del cerdo, aunque para esta receta nos emplearemos a fondo con la paleta –porque no es cuestión de acarrear un cerdo entero cada vez que en casa haya capricho de carnitas–, pieza de la cual en Crockpotting nunca dejaremos de estar enamorados hasta las trancas por la jugosidad y ternura de su carne. Al igual que en el pulled pork, la cocción lenta en slow cooker es perfecta para este plato.

Las carnitas se comen en tacos, acompañadas de cebolla, hierbas como el cilantro, tomate, nopalitos, quesos, guacamole y salsas crudas a base de tomates, verdes o rojos. Son un estupendo recurso para una comida multitudinaria familiar o de amigos, porque la carne cunde mucho y resulta muy cómodo dejar todo listo para que cada cual se sirva y se monte su taco o bocadillo.

Cómo hacer carnitas en slow cooker

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Patatas. Diez recetas para slow cooker

Pelar patatas sabiendo que vas a cocinarlas en Crock Pot es hacer una apuesta segura para la comida del día. La cocción lenta les va al pelo, asegurando, si se escoge una variedad adecuada, un plato suculento en el que las patatas son la estrella.

Guarniciones, platos principales, cremas, potajes o aperitivos de siempre, todos ellos tienen cabida en la cocina con slow cooker. Escoge tu receta favorita entre estas diez recetas con patatas para cocinar en Crock Pot, compra unas buenas patatas y ponte a cocinar.

Patatas. Diez recetas para Crock Pot

Cocotte de patatas asadas. Una guarnición que se hace casi sin sentir. Mientras te preocupas del plato principal, tu crock está asando patatas por lo bajinis para que tus carnes o pescados ya nunca se sientan solos.

Marmitako. Chez Crockpotting estamos esperando a que llegue el verano solo por volver a ir al mercado a por un buen alijo de bonito del norte con el que perpetrar este marmitako. Nunca un pez acompañó mejor a unas humildes patatas.

Cazuela de salchichas y patatas. Las salchipapas. Antres de que Laureano José diera la vuelta al mundo con su frenético baile de amor por este plato, en Crockpotting ya habíamos sucumbido a él por su fácil elaboración, que nos saca de cualquier apuro, y su palatabilidad, es decir, que está que te mueres de bueno, agradable al paladar hasta el punto de hacerse adictivo. Patatas, cebolla y salchichas frescas, la Santísima Trinidad.

Porrusalda. Una receta en la que la sencillez se hace grande. Menos es más, decía Mies van der Rohe, y eso que posiblemente nunca probó la porrusalda. Patata, zanahoria y puerro bastan para enamorar por el estómago.

Vichyssoise. Base de patata para una crema fría de las que no pueden faltar en la mesa de verano, que no todo van a ser potajes y preparaciones en caliente. Apúntate la receta y lo agradecerás en agosto.

Patatas a la importancia. O de como de una simple patata puede salir un plato redondo e historiado. Las patatas se visten con un abrigo de huevo y se rodean de ingredientes que conforman un caldo sensacional, para dejar que la cocción lenta las mime y las convierta en un manjar supremo.

Patatas a la riojana. Tradición y contundencia. Una receta para los fríos del otoño e invierno que siempre agradece un vaso de vino a un lado de la mesa.

Tortilla de patatas. No se nos ocurriría cuajar una tortilla en la Crock Pot, que para algo conservamos como oro en paño un buen número de sartenes, pero confitar las patatas en la olla es una gran idea a la que no vamos a renunciar. Comodidad y resultados.

Patatas revolconas. Cada bocado es un beso en los morros dado desde la contundencia de este plato castellano. Las patatas se cocinan hasta casi deshacerse en un majado celestial.

Pote asturiano. El hermano universitario de la fabada asturiana, un plato que es un disfrute de principio a fin. Chacinas, verdura, patatas y legumbre unidos por una buena causa.

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Sopa de cebolla

Lo dejó escrito Julia Child en El arte de la cocina francesa: "Para la sopa de cebolla hay que cocer esa hortaliza durante mucho tiempo a fuego lento con mantequilla y aceite, y luego seguir con una larga cocción en caldo para sacar el profundo sabor que caracteriza a una dilución perfecta" . Es el primer párrafo de la receta de soupe à l'oignon, donde daba la primera pista de que la sopa de cebolla cocinada en slow cooker iba a ser un éxito rotundo.

Y así fue. El largo pochado de la cebolla en mantequilla y la posterior cocción en un mar de caldo crockpotero de profundo sabor, devolvieron, tras unas horas, una delicia de esas que si se comparte, bien, pero si se toma a solas, entra en la categoría de vicio absoluto.

Las claves de esta receta de sopa de cebolla en olla lenta son cuatro:

1.Un buen caldo de carne hecho en slow cooker. Un caldo de esos que tienes guardados como oro en paño en el congelador, o hecho ex profeso para esta receta. El caso es que no caigas en la tentación de hacer trampas y comprar un brick del caldo más alto de los Pirineos, ya que el sabor del caldo es crucial para un buen resultado. 2.Una cebolla dulce tierna pochada hasta el sudor más hondo. 3.Unas rodajas de buen pan tostadas al momento. 3.Queso emmental recién rallado sobre la sopa justo antes de servir.

¿Qué caldo le va bien a la sopa de cebolla? Un fondo de ternera, un caldo como el de la sopa de galets o un caldo de aprovechamiento hecho con huesos de pollo asado, carcasas de ave, huesos de jamón, zanahoria, cebolla y puerro. Todo bien troceado y cocinado durante 12 horas en ALTA.

Cómo hacer sopa de cebolla en slow cooker

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Peras al vino

¿Qué fue de las peras al vino? ¿En qué momento dejaron de ser vanguardia y se convirtieron en un postre viejuno? Ahora lo guay es osmotizar manzanas, peras y otras frutas de carnes prietas, pero, a ver quién es el primer cocinero pichi que se atreve a reinterpretar las peras al vino. A ver si hay lichis.

Viejuno o no, es un postre que se presta a la cocción lenta por puro aburrimiento. Que no es cuestión de estar toda la mañana pegado a un cazo moviendo el mango y temiendo por el hervor y la firmeza de las peras. Sí, la firmeza de las peras he dicho, ¿qué pasa? ¿en qué piensas, mente enferma? Es precisamente por esto por lo que las peras al vino agradecen el fuego lento y controlado de la crock pot, ya que no hay posibilidad de que se pasen y queden hechas puré, a no ser que dejes la olla encendida y te vayas al Annapurna a confitar jengibre.

La receta de hoy es un homenaje a nuestras tías, abuelas y al padrino Blas, esos antepasados que tanto disfrutaron del fulgor de las peras al vino y que sorbían el liquidillo con fruición cuando nadie miraba. ¡Vivan los postres viejunos!

Cómo hacer peras al vino en slow cooker

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Consejos de aprovechamiento y ahorro para cocinar caldos

Lo tienes en la lista de la compra: huesos, falda de ternera, carcasas de pollo, media gallina, puerros, etc. Has sido aplicado, te has puesto manos a la obra con los caldos y estás en el mercado con dos almas por delante en la cola de la carne. Pero, ¿sabes que no tienes por qué comprarlo todo? ¿Eres consciente de que quizá algun material precioso se escapa por el cubo de la basura o de que podrías aplicar un buen ahorro con productos que pueden salirte a coste cero?

Uno de los caldos más ricos que he cocinado últimamente salió de los huesos que quedaron después de asar más de dos kilos de cuartos traseros de pollo. Tras separar la carne y desmigarla (la usamos para complementar la dieta seca de nuestro perro), devolví los huesos y la piel a la olla con dos puerros, unos huesos de jamón, cebolla y zanahoria, todo muy bien troceado. El resultado fue un caldo muy sabroso de color caramelo que nunca hubiera conseguido si hubiera tirado los huesos a la basura.

Nada va a salvarte de comprar una buena pieza de falda para hacer un caldo de carne, pero puede que si guardas los recortes de las carnes que utilizas habitualmente te ahorres unos euros. También puedes ir guardando las puntas al preparar alitas, o reutilizar los huesos que quedan después de trinchar el pollo asado. ¿Qué decir de los puerros?, ese verde de puerro tan incomprendido es un material excelente para añadir a la olla, igual que las peladuras de las zanahorias que solemos descartar. Vamos a hacer un repaso de esos detalles y gestos diarios con los que puedes ahorrar en tus caldos caseros.

Gestos que debes adoptar como costumbre

Huesos de jamón. Compra los huesos de jamón enteros y pide que te los corten; suelen estar mejor conservados que los que ya están troceados y envasados en porciones y te saldrán mejor de precio. Si sueles tener un jamón en casa, cuando lo termines pide que te corten el hueso en tu carnicería y congélalo para que no se ponga rancio.

Restos de pollo y aves. Cuando ases un pollo mira con otros ojos los restos que quedan: las carcasas y los huesos de pollo asado se pueden guardar congelados para utilizarlos en tus caldos. Si haces el pollo asado en Crock Pot, los huesos saldrán casi solos al trocearlo para servir y podrás aprovecharlos. Cuando cocines alitas de pollo, elimina las puntas antes de cocinarlas y guárdalas en una bolsa bien etiquetada en el congelador. Si cada vez que prepares alitas te acuerdas de hacerlo, terminarás teniendo un buen arsenal de restos de pollo con el que preparar un buen caldo de ave.

Puedes enriquecer el caldo de aprovechamiento con carcasas de pollo: compra envases familiares y congélalas para ir usándolas, ahorarás unos céntimos en cada pieza y siempre tendrás material caldífero a mano.

Carnes. Cada vez que manipules un solomillo de cerdo o de ternera, o limpies una pieza de carne, guarda los restos en el congelador. Al igual que con otros restos, marca con un rotulador indeleble una bolsa de congelación con cierre hermético, y ve almacenando puntas y recortes hasta llenarla. Si tienes confianza en la carnicería, puedes pedir que te guarden algunos recortes, quizá te los regalen o te los cobren a un precio simbólico.

Huesos. Como pasa con las carcasas de pollo, si los compras en envases familiares puedes ahorrar un poco. En algunas carnicerías regalan un par de huesos en cada pedido: sonríe y haz buena relación con tu dealer, todo son ventajas.

Verduras. No dejes que agonicen en el frigo: si ves que se te van a poner pochas, congélalas ya troceadas y almacénalas en una bolsa para ir dándoles salida. Guarda el verde de los puerros, ese que en todas las recetas te dicen que no uses: dará sabor a tus caldos de verduras, carnes, aves o pescados. Si vas a utilizarlo en breve y lo refrigeras, guárdalo en una bolsa especial para verduras. Si vas a tardar en hacer caldo, congélalo.

Si planeas hacer caldo en un breve plazo de tiempo, guarda las peladuras de zanahorias o nabos que utilices. Esas medias cebollas que vagan por el frigo esperando a que alguien les haga caso, están pidiendo a gritos formar parte de la alineación de tu próximo caldo. Lo mismo se aplica a ese trozo de repollo que te ha sobrado y no sabes cómo utilizar. Guardalo en la nevera envuelto con film de plástico y te dará muchas satisfacciones en un caldo de verdura, ave o carne.

Pescado: siempre que compres piezas enteras de pescados blancos pide los restos: cabeza, espinas, etc. Si tienes buena relación con el pescadero, pide que te aparte algunas cabezas de esas que otros no quieren.

Planifica y almacena: utiliza bosas de congelación de cierre hermético, identifícalas marcando con un rotulador el contenido y ve llenándolas poco a poco. Cuando hagas caldo, saca del congelador lo que necesites de víspera, haz recuento de existencias y complementa con una compra bien medida en el mercado.

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Manzanas asadas

No puede ser más sencillo. Las manzanas asadas son un postre dulce, sano y delicioso, que está a nuestro alcance tan solo dando una vuelta por el mercado. Hacerlas en slow cooker no tiene mucho misterio, aunque hay que prestar atención al tiempo de cocción, pues dependiendo del tipo de manzana y su tamaño, los resultados pueden variar. Destapar la olla a las dos horas o echar un ojo a través de la tapa (si es transparente) evitará que se hagan en exceso y obtengamos una compota de manera involuntaria.

En casa siempre le ponemos una cucharada de azúcar a cada manzana, pero puedes sustituirlo por azúcar moreno, que tiene un sabor acaramelado muy atractivo. También puedes probar con otros edulcorantes siempre que sean aptos para cocinar en caliente; o, simplemente, asar las manzanas a pelo, sin endulzar, la opción más sana de todas.

Cómo hacer manzanas asadas en slow cooker

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Manzanas asadas

Tiempo de preparación10

Tiempo de cocción2

Tiempo total2 10

Función: ALTA

Servings:

Ahora puedes comprar algunos ingredientes de esta receta en el supermercado online DIA a través de los enlaces de los productos.

Mira cómo funciona el servicio

Ingredientes

▢ 4 manzanas reineta
▢ 4 cucharadas de azúcar

Elaboración

▢
Limpia las manzanas, sécalas a fondo y quítales la parte central con el utensilio descorazonador.
▢
Haz un corte superficial (que solo corte la piel) en la parte alta de la manzana rodeando la pieza. Este corte ayudará a que no se nos desparrame la manzana a lo loco.
▢
Cubre el fondo del slow cooker con papel de horno (el sobrante debe quedar sobre las paredes).
▢
Vierte una cucharada de azúcar sobre cada manzana, dejando una corona de azúcar en la parte superior.
▢
Tapa y cocina entre dos horas y dos horas y media en ALTA.

Recomendaciones

La manzanas que dan mejor resultado en esta receta son las reinetas, pero puedes utilizar otras variedades según tus gustos.

Puedes utilizar esta receta de manzanas asadas en slow cooker como un recurso de aprovechamiento cuando veas que esas manzanas que llevan días en el frutero sin que nadie les haga caso corren riesgo de ponerse malas.

Es conveniente cubrir el fondo de la olla con papel de horno o metálico para evitar que el azúcar pueda pegarse al fondo. Si tu olla tiene acabado vitrificado puedes saltarte esta recomendación.

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Pisto manchego

El pisto manchego es uno de los platos que me hicieron quedarme algunas tardes castigada sin levantarme de la mesa cuando era pequeña, para pasar a desaparecer rápidamente del plato en el momento en que mis papilas gustativas alcanzaron la madurez. Cosas del pimiento, que tiene una fama muy mala entre la chiquillería.

Hace eones, cuando compartía piso en Madrid, solía cocinar un caldero de pisto con el que me iba alimentando toda la semana. Luego llegó un tiempo en que lo volví a aborrecer, durante el embarazo. Esta vez eran las hormonas las que me troleaban haciendo que me supiera a alcohol del malo.

Ahora debo de estar en plenas facultades, porque llevo un tiempo dándole al pisto como si no hubiera un mañana, y la culpa de todo la tienen los slow cookers, que se afanan en cocinarlo mientras escribo, me hago la keratina o me pongo con un maratón de El Ministerio del Tiempo.

Esta podría ser una receta de esas para vagos reconcomidos en las que echas toda la verdura dentro de la olla y solo hay que esperar, pero el salteado previo hace la diferencia: si tienes cinco minutos, dale el toque de sartén que pide la receta.

Cómo hacer pisto manchego en slow cooker

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Diez recetas de legumbres y potajes en slow cooker

El slow cooker nació con una misión muy concreta: permitir que se pudieran cocinar guisos de legumbres a fuego lento durante horas en el hogar, sin tener que llevar la olla a un horno de panadería o mantenerlo sobre la placa de una cocina de carbón. Ya sabemos que hoy en día podemos cocinar muchas cosas diferentes en la Crock Pot, pero esta primera función sigue estando muy ligada a la razon de ser de la olla de cocción lenta.

Las legumbres se cocinan sin moverse, salen enteras, mantecosas, saludando con la manita y relajadas como después de una larga sesión de spa. Por ello, aunque la Crock Pot es un electrodoméstico muy versátil, las legumbres son el numberguan, el top de los tops crockpoteros.

Aquí tienes una recopilación de las diez mejores recetas de legumbres y potajes para Crock Pot publicadas en Crockpotting. Espero que disfrutes poniéndolas en práctica.

Legumbres y potajes. Diez recetas para Crock Pot

Dahl de lentejas rojas. Una receta tradicional de la India que entra estupendamente en los días de calor gracias al toque cítrico que le aporta frescura. Ve buscando unas buenas lentejas rojas, porque esta receta no se hace con cualquier lenteja.

Fabada asturiana. El clásico de la cocina asturiana que siempre convence. El slow cooker mima las fabes y potencia los sabores del compango. Una receta de iniciación crockpotera para triunfar.

Cocido madrileño. La legumbre solo es una parte en este todo que es el cocido madrileño. De la olla sale un excelente caldo con el que apañar la sopa tras la que vendrá todo lo demás. Un pecado de los que no se perdonan fácilmente, cocinado a fuego lento.

Lentejas estofadas. Un plato de legumbres sencillo y agradecido. A partir de esta receta podrás adapatar tu fórmula de lentejas de toda la vida. Cocina de diario sin esfuerzo.

Cholent. La madre de todos los potajes; el cholent está estrechamente ligado a la invención de la Crock Pot. Un guiso de shabat que admite verduras, tubérculos, legumbres y carne de cordero.

Pote asturiano. Si la fabada emociona, el pote asturiano no se queda atrás. Si eres fan de los potajes con patatas tienes que probarlo, nunca defrauda.

Alubias de Tolosa. Si no puedes viajar a Euskadi, al menos deja que Euskadi viaje hacia ti. Esta receta se puede replicar con alubias rojas, pero si tienes la suerte de tener las de Tolosa, podrás disfrutar de una buena alubiada como las que se sirven en Albiztur.

Botillo. Ni rastro de legumbre en este potaje de patatas y cerdo adobado, ahumado y semicurado, aunque hay zonas en las que le añaden alubias blancas. Si en tus visitas al mercado atisbas un botillo, échalo a la cesta y ponte a pelar patatas.

Fabes con almejas. Huerta y mar hacen una gran pareja que tiene en este plato asturiano una foto perfecta. Tan fácil de hacer que quedará incorporada para siempre en tu recetario doméstico.

Pochas con salchichas de Toulouse. La temporada de pochas es corta, pero merece la pena estar ojo avizor para poder disfrutar de ellas. Si no encuentras salchichas de Toulouse, busca butifarra y ponte a cocinar.

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Puré de patata

El puré de patata es una de las guarniciones que más me emocionaba de pequeña. ¡Qué digo guarnición! Para mí hubiera sido la columna vertebral de un menú si me hubieran dejado. Cuando llegaba a la mesa acompañando, casi bañando, a unas salchichas a la plancha, la fiesta estaba montada.

Gracias a las cosas del progreso y la industria alimentaria, casi hemos olvidado su origen, convirtiéndolo en un sobre de polvo instantáneo encerrado en una caja en un lineal del súper. El puré de patatas es muy fácil de hacer en casa y no tiene demasiado misterio. Hacerlo con ayuda de un slow cooker tiene doble ventaja: cero atención, un diez en satisfacción.

Ahora que conoces el puré de patatas crockpotero tendrás que buscar con qué acompañarlo, ¿qué te parecen unas butifarras al vino blanco, unas costillas de cerdo asadas o un pollo asado? Definitivamente necesitas una segunda olla lenta.

Cómo hacer puré de patata en slow cooker

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Orangettes

Viendo la abundancia de carnaca y legumbres que aparecen cuando buscas recetas para slow cooker en Pinterest, esto de hacer dulces delicados en slow cooker parece cosa de locos. Pero no lo es: la olla lenta confita que da gusto, funde con eficacia y cariño, y por ello es una excelente aliada para trabajar con frutas y chocolate.

En Navidad nos pusimos muy locos con las rocas de chocolate, receta facilonga donde las haya, y hoy, en plena primavera, nos dejamos manchar los dedos con unas orangettes perfectas para alegrar una sobremesa de domingo en familia.

Esta receta es el culmen de la pareja perfecta que hacen el chocolate y la naranja, una preparación hecha con tiempo y paciencia en dos fases: primero confitamos las naranjas, las dejamos secar y luego, ¡zasca! un baño de chocolate fundido, un poco de reposo para que solidifiquen y a disfrutar.

Cómo hacer orangettes con slow cooker

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Arroz con leche

Uno de los retos a los que me enfrentaba cara a cara con el slow cooker era hacer arroz con leche. Las pruebas para cocinar arroz blanco fueron un fracaso (el arroz necesita caña, temperatura desde el inicio para cocinarse comilfó) y, aunque algo me decía que había que intentar bordar el arroz con leche, los primeros intentos fueron un fiasco.

Reunido el departamento de I+D de Crockpotting (mis gatos, mi amigo invisible y yo), determinamos una receta en tres partes que tenía que llevarnos a un arroz con leche dulce y cremoso, digno de elevadas preguntas filosóficocreativas. Y funcionó. En la primera parte la leche se infusiona. Hay que aguantarse las ganas de poner todo en la olla y salir corriendo. En la segunda, se añade el arroz, pero nada de azúcar, que, vaya usted a saber por qué, es un poco troll y no deja que el arroz dé lo mejor de sí. En la tercera, unos meneos, el azúcar para adentro y a esperar.

La recompensa es un arroz cremoso como si lo hubieran estado revolviendo Rafaella Carrá y el Ballet Zoom durante tres horas. Mis gatos, mi amigo invisible y yo nos pusimos las botas, no sin antes abrazarnos, besarnos y agitar nuestros cucharones en alto.

Cómo hacer arroz con leche con slow cooker

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Hummus

Me costó entrar en el mundo del garbanzo crockpotero: es un terreno delicado en el que solo los más fuertes sobreviven. Bueno, esta es una frase que he cogido de una serie de acción, ejem; en realidad no sobreviven los más fuertes, sino los más nuevos y tiernos, aquellos garbanzos que según llegan del mercado tardan poco tiempo en desfilar hacia la cazuela.

En la comunidad de Crockpotizados en Facebook estábamos muy preocupados con el asunto, porque mientras a una parte los garbanzos se les resistían, a otros les salían niquelados. Al final, pusimos en común todas las experiencias y de allí salieron algunas conclusiones que se resumen así: los garbanzos deben ser del año; cuanto más blanda sea el agua, menos tardarán en hacerse; se deben preparar con un remojo previo de 12 horas y cocinarlos una media de 10 horas en ALTA. También terminamos cantando sin pudor algo así como "viva el garbanzo, el vino y la madre que lo parió", pero esa es otra historia.

En este recién estrenado no parar garbancil, me puse con el hummus, una delicia que cae tan bien en verano como en invierno y que chez Crockpotting tarda en desaparecer del plato lo que la Estatua de la Libertad en manos de David Copperfield. Si te dan tirria los botes de legumbres envasadas y quieres hacer hummus en casa desde cero, la Crock Pot es tu aliada. Ella hace y deshace mientras tú estás a otros líos. Al final de la historia, desenfunda la batidora y dale el toque de gracia. Solo los más fuertes sobreviven, forastero.

Cómo hacer hummus en slow cooker

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Potaje de garbanzos con bacalao

El potaje de garbanzos con bacalao y espinacas es una de las recetas de vigilia más conocidas y cocinadas durante la Cuaresma y la Semana Santa. Tanto, que muchas veces se le despoja de sus nobles apellidos para llamarle sencillamente potaje de vigilia, que es como llamar "La Duquesa" a la finada María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva. Pues bien, el potaje en cuestión termina en muchas mesas durante estos días y también, pasada la Semana Santa, se sirve en los manteles de las casas en las que se observa la vigilia todo el año, absteniéndose de comer carne todos los viernes.

Tiene todos los ingredientes para que nadie salga del comedor con hambre; a pesar de prescindir de las carnes, es un potaje contundente en toda regla con su verdura, su legumbre, su pescado y sus huevos. Cocinarlo en slow cooker es muy fácil si se tiene la precaución de escoger unos garbanzos del año y se aplica una cocción permanente (sin abrir la tapa) y larga en ALTA.

Cómo hacer potaje de garbanzos con bacalao en slow cooker

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Recetas de Semana Santa en slow cooker

Además de que el sol empieza a asomar tímidamente la cara, hay vacaciones a la vista y empezamos a salir más a la calle, la perspectiva de la Semana Santa a la vista llega en forma de recetas típicas que repetimos año tras año, hincando el diente a la tradición. Para los que observan la religión católica y practican la vigilia de Cuaresma, la alimentación adquiere un significado ritual, eliminando de la dieta de los viernes las carnes y abrazando el pescado como fuente de proteinas.

De aquí salen potajes con legumbres, pescados y verduras, característicos de la vigilia, y dulces como las contundentes torrijas, los buñuelos o los pestiños. A pesar de la fama de procesadora carnívora que se gasta la Crock Pot, con ella puedes hacer un menú completo de vigilia y cerrar la comida con un dulce que deje bien satisfechos a tus comensales. Aquí va una buena lista de propuestas para que te chupes los dedos y reconfortes el buche sin una sola gota de carne en cien metros a la redonda.

Primeros platos o entrantes. Receta de Semana Santa en Crock Pot

Crema de calabaza asada. Una crema de verduras asadas en Crock Pot que se cocinan en silencio y recogimiento mientras planeas otras cosas. Un buen entrante de vigilia, que se puede combinar con pescados a la plancha, encebollados o en salsa.

Lentejas beluga con verduras. Unas lentejas en seco muy poco viudas, pues las verduras casan perfectamente con esta montaña de legumbres al dente. Si te sirves un poco de más, tienes un plato único con el que aplacar el hambre.

Sopa de pescado. Poco más hay que decir, en este plato se encierra toda la esencia pescatera que quieras añadirle. Haz un buen fumet, mima el género y a la hora de comer querrás que el primer plato nunca se acabe.

Dahl de lentejas rojas. Una crema de lentejas peculiar y especiada. A pesar de servirse caliente, resulta refrescante por el punto cítrico que le da la lima.

Porrusalda. La porrusalda, además de un baile vasco, es un plato que encaja muy bien en la vigilia. No por tener ingredientes tan básicos como la patata y el puerro, resulta menos sustancioso que otros guisotes. En Crockpotting le tenemos devoción. Cocínala con caldo de verduras.

Ensalada de pimientos rojos y ventresca. Si el sol ha empezado a asomarse allá donde vives, estás de suerte: vas a disfrutar con una ensalada de pimientos rojos asados caseros. Abre una buena lata de ventresca y que se haga la luz.

Escalivada. Es tan versátil que, una vez asadas las verduras, le podrás dar el remate que prefieras: conservas de pescado, perejil picado, huevo duro... todo menos carne, que es viernes y estamos en Cuaresma.

Platos únicos y segundos. Recetas de Semana Santa en Crock Pot

Marmitako. En Semana Santa no es temporada de bonito, pero si encuentras un género similar que sea de tu confianza, al lío con un potaje de patata y pescado de los de levantar la boina. No te irás de la mesa con hambre, eso seguro.

Patatas a la importancia. ¿Plato único sin carne ni pescado? Las patatas llenan lo suyo y la salsa de estas seguro que te obliga a caer en la tentación y sacar a pasear el pan. Así que, con algo de aperitivo y un postre sustancioso, no te crujirán las tripas hasta la hora de la merienda.

Marmitako de salmón. Un marmitako para todos los meses del año que es una opción segura en vigilia. Mientras chascas las patatas puedes jugar a adivinar cuánto tardarás en comértelo, incluso hacer una porra en familia.

Porrusalda de bacalao. Nuestro plato favorito enriquecido con el pescado más socorrido que hay en la despensa. Ese toque salado del bacalao hace milagros en el porrupatata, considéralo una buenísima opción como potaje de plato único.

Fabes con almejas. El sabor profundo de las almejas y la textura mantecosa de las fabes son una apuesta ganadora siempre. De la cocción se encarga la Crock, el achuchón a las almejas es cosa tuya.

Dorada a la sal. Se necesita un slow cooker grandecito para que entre la pieza entera. Una vez salvado el asunto, pescado asado para dos, una guarnición al tono... et voilà!

Pastel de pescado. Una receta viejuna y algo demodé pero que tiene sus fans. Se sirve frío y aún hay discusiones para discernir si es un aperitivo, un primer plato o un segundo. Mientras los demás discuten, nosotros masticamos.

Postres para un menú de Semana Santa. Recetas para Crock Pot

Torrijas de batata. No son las de siempre, las de leche, pero en la zona del Valle del Guadalhorce son las reinas. Las batatas valen lo mismo para un roto que para un descosido, y en esta receta dulce se hacen una pole position en toda regla.

Tarta de zanahoria. Vamos a dar un poco de alegría a ese postre con una tarta hecha con hortalizas, ¡que no se diga! Las vacaciones de Semana Santa son una estupenda excusa para parar y darle un poco a la respotería.

Compota de manzana. Depurativo y rico, ¿alguien da más? Sola o combinada con alguna delicia láctea de esas que guardas con celo en un rincón de la nevera para disfrutar en privado. ¡Terminarás compartiéndola!

Pudin de pan perdido. Primo segundo de la torrija por parte de padre, el pudin de pan perdido te servirá para aprovechar todo el pan que no has usado untando la salsa de las patatas a la importancia. Hay que ser hereje.

Natillas. No olvides coronarlas con una de tus galletas favoritas o alguien acabará pidiéndote cuentas a los postres. Hazlas con un día de anticipo y estarán frías y en su punto.

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Chorizo de orza

¡Ay la grasa! Siempre en entredicho, siempre pendientes del colesterol, los michelines y esa papada que empieza a asomar cuando nos descuidamos un poco con el tocino. Pero, algo bueno tendrá la grasa, ¿no? Por ejemplo su capacidad de conservar alimentos, algo que en esta receta de chorizo de orza alcanza su máximo esplendor.

Imagina el panorama: estás en casa tan pichi, en pijama, a tu bola, y te llama una visita random anunciándote que se pasan a verte porque eres un ser único, the best, la repanocha. Tú sabes que en realidad es porque no tienen dónde tomar el aperitivo y saben que en tu casa se cocina y bien.

Pero ni tienes ganas de cocinar –bastante tarea tienes con sacarte el pijama como si fuera el papel de una magdalena y ponerte decente– ni la despensa demasiado lustrosa. Pero tienes un slow cooker y hace unas semanas hiciste chorizo de orza. ¡Que vengan cuantos quieran! Descongelas pan, pescas unos chorizos, los templas en el microondas, escurres la grasilla y a triunfar.

Esta receta gana con el tiempo, como toda diva que se precie, así que te doy el mismo consejo que con el lomo de orza: si eres capaz, deja que repose al menos dos semanas antes de comerlo. Si eres capaz.

Cómo hacer chorizo de orza en slow cooker

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Chorizo de orza

Tiempo de preparación5

Tiempo de cocción3

Tiempo total3 5

Función: ALTA o BAJA

Servings:

Ahora puedes comprar algunos ingredientes de esta receta en el supermercado online DIA a través de los enlaces de los productos.

Mira cómo funciona el servicio

Ingredientes

▢ 8 chorizos pequeños tiernos
▢ Aceite de oliva virgen extra

Elaboración

▢
Si los chorizos vienen en ristra, corta la unión para que queden sueltos.
▢
Coloca los chorizos en el slow cooker, cúbrelos con aceite de oliva y tapa la olla.
▢
Cocina durante 3 horas en ALTA o 6 horas en BAJA.
▢
Pasa el contenido de la olla lenta a un bote de vidrio con cierre hermético, cubre con la grasa de la cocción y deja que se enfríe.
▢
Una vez frío, conserva en el frigorífico y deja que repose durante dos semanas antes de consumir.

Recomendaciones

Esta receta de chorizo de orza está hecha en una olla de un litro y medio de capacidad. Es ideal para hacer este tipo de preparaciones en aceite porque permite cubrir por completo la carne con grasa sin utilizar un exceso de aceite. Si lo haces en una olla ancha, tendrás que usar más aceite para que queden cubiertos.

Además de usar aceite de oliva, también puedes hacer chorizo de orza con manteca de cerdo.

El chorizo más adecuado para hacer chorizo de orza es el chorizo tierno, si utilizas piezas demasiado duras, necesitarás aumentar el tiempo de cocción hasta que esté tierno. Mucho mucho tiempo, ojo.

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Torrijas de batata

Torrijas de batata. No daba crédito cuando, en una conversación sobre el Valle del Guadalhorce, me hablaron de este dulce. Hasta ese momento, en mi cabeza las torrijas se asociaban al pan, y ahora me hablaban de hacerlas con batatas. –Pero, ¿torrijas?– Pregunté con ojos entre incrédulos y hambrientos. Sí, de batata, y por la descripción parecía que deliciosas. Me fui a casa con la copla y en unos días tenía dos batatas redonditas y uniformes listas para convertirse en dulce para el postre.

Las torrijas de batata son un dulce típico del Valle del Guadalhorce, concretamente de Alhaurín el Grande, y se suelen hacer con boniatos o batatas blancas, más difíciles de encontrar que las de carne naranja. Aproveché la olla lenta para asarlas lentamente: envueltas en papel metálico de cocina quedan enteras, tiernas y sin rastro de humedad.

En casa hubo división de opiniones: el Equipo A se reveló como un entusiasta de este postre, terminando con todas las existencias en un visto y no visto. El equipo B las comió, miró al cielo y pidió una versión sin miel (el equipo B no es muy de miel) y espolvoreadas con canela y azúcar. Dicho y hecho, la segunda tanda se reinventó en versión azucarera; y oye, están estupendas también.

Seas fan del Equipo A o del Equipo B, si eres de los que no se pierden un dulce y tienes a mano unas batatas que cocinar, no lo dudes, ¡a por las torrijas!

Cómo hacer torrijas de batata en slow cooker

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Fondue de chocolate con frutas

A veces, en la comunidad crocky de Facebook, surge la pregunta: ¿para qué puedo usar un slow cooker de litro y medio? Los que llevamos ya tiempo cocinando en Crock Pot, e incluso las tenemos en varias medidas, lo tenemos claro: es un excelente auxiliar para hacer salsas, compotas, desayunos, porridges o guisos de pocas raciones. Y también, si nos ponemos golosones, es una buena opción para hacer fondues de chocolate o queso y servirlas en la mesa en el mismo recipiente en el que se funden.

Esta receta de fondue de chocolate con frutas para slow cooker está pensada para hacerla en un slow cooker pequeño de 1,5l, aunque, si tienes un camión de cobertura de chocolate aparcado a la puerta y quieres montar una fondue Villarriba con tu olla de seis litros, ¿quién es Crockpotting para poner peros?

De las distintas pruebas que he hecho, la que mejor resultado ha dado es la más sencilla, con chocolate puro y duro, sin licores, leches ni natas que puedan alterar el chocolate y endurecerlo o volverlo terroso. Así que esta receta es tan fácil que no te costará nada solucionar el postre del domingo o improvisar una merienda de fin de semana en familia.

Cómo hacer fondue de chocolate con frutas en slow cooker

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Confit de pato

No es fácil encontrar un pato entero en el mercado, lo sé. Esta receta es fruto de una escapada al sur de Francia en busca de viandas varias. Cuando viajo hacia el norte, si tengo una mañana, suelo acercarme a San Juan de Luz, Anglet o Urrugne para llenar el maletero de patatas, mantequilla, quesos, conservas, aves o verduras galas. Dirás que para qué, habiendo en España los productos que hay, pero una es curiosa y con tendencia a explorar en mercados ajenos.

Una de las cosas que más me llama la atención de los mercados franceses es que se pueden encontrar muchos más tipos de aves que aquí, que no salimos del picantón, el pollo y la gallina. Y allí estaba, rebuscando en la sección de aves de un hipermercado francés, cuando vi unas bolsas grandes que rezaban: "canard sans foie". Palpé y allí había un pato entero y verdadero. Fresco, frío, y esperando a que la menda lo acogiera en su seno. Y lo vi claro: –te voy a confitar, Lucas– le dije.

Al día siguiente, después de un taco de kilómetros, ya en casa, me puse a ello con la crock. Tenía un tarro con grasa de pato de una lata de confit que había usado hacía un tiempo (¡no la tires nunca!); como había poca grasa para tanto pato, la complementé con aceite de oliva virgen extra. Y este es el resultado. ¡Vive la France!

Cómo hacer confit de pato en slow cooker

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Porrusalda de bacalao

Recetas de porrusalda hay tantas como cocineros tras los fogones. Que si yo le pongo zanahoria, que si mi tío le pone calabaza de su huerto, que si mi abuela le ponía vino blanco o que si el porrupatata is the new black. Versiones de una misma delicia básica y económica que fue variando en el tiempo a medida que caían en el puchero viandas varias. La que se quedó por los tiempos de los tiempos fue la porrusalda con bacalao, un potaje de vigilia típico de la Cuaresma, que trasciende la Semana Santa para alegrar los platos durante todo el año.

Siguiendo con la cocción en dos tiempos habitual de los guisos de pescado cocinados en slow cooker, para hacer esta porrusalda de bacalao aplicamos una cocción larga a las patatas, los puerros y la cebolla, añadiendo el pescado al final, que se hará con el calor residual.

Cómo hacer porrusalda de bacalao en slow cooker

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Cocina diaria en olla de cocimiento lento. Libro de recetas

¿Dónde encuentro un libro de recetas para Crock Pot en español? Es la pregunta que está en el aire en la comunidad crocky de habla hispana. No es una tarea fácil, ya que se cuentan con los dedos de una mano las publicaciones en castellano dedicadas a la cocina con slow cooker. Con los dedos de una mano y aún podrías usar algunos para sujetar una espumadera.

Por eso es buena noticia poder recurrir a una publicación como Cocina diaria en olla de cocimiento lento (Hinkler Books Pty Ltd), un libro que, a pesar de sus limitaciones para el público español, es un buen punto de partida para ampliar el recetario casero, conociendo nuevas preparaciones y posibilidades para tu cocina de diario en Crock Pot.

Y, ¿cuáles son esas limitaciones? El libro está editado en México y, como es de esperar, hay ingredientes que son propios de la cocina mexicana y que difícilmente encontrarás en el mercado. Otros los tienes a la vuelta de la esquina, pero en el libro aparecen con nombres a los que tendrás que acostumbrarte una vez descubierto su significado.

Estos inconvenientes se quedan pequeños al descubrir que Cocina diaria en olla de cocimiento lento es un cuaderno de recetas muy variado, con algunos platillos mexicanos y otros muchos de cocina internacional como el baba ganoush, las alitas griegas al limón o las albóndigas suecas.

El formato es muy cómodo para utilizar mientras se cocina, con tapa dura y un sistema de anillas que permite tener el libro abierto en todo momento sin que las páginas bailen de lugar. Si bien el libro tiene unas dimensiones considerables, estas se traducen en un buen número de recetas (más de 250) fácilmente legibles, bien explicadas y estructuradas en ingredientes, preparación y un apartado al pie de cada una con información nutricional (calorías, grasa total, sodio, proteínas y carbohidratos).

No es una obra con gran contenido visual, en cada capítulo se intercalan dos páginas completas con bodegones en color en los que se representan y detallan algunos de los platos, mientras que las páginas de recetas están realizadas en blanco y negro, sin apenas representaciones gráficas.

El libro se divide en entradas, sopas, arroz y pasta, verduras y legumbres, platos principales, y postres y bebidas. También tiene una pequeña reseña (dos páginas) de consejos generales y útiles para cocinar en slow cooker, además de una tabla de medidas para poder traducir fácilmente la temperatura en Fahrenheit/Celsius, las medidas de cucharas y tazas en mililitros, las pulgadas de los moldes en centímetros y las medidas secas en onzas y gramos.

Cocina diaria en olla de cocimiento lento

Recetas de cocina internacional para cocinar en Crock Pot (en castellano)
191 páginas
Editorial: Hinkler Books Pty Ltd
ISBN: 978-607-404-681-6
Precio recomendado: 16 euros

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Lentejas beluga con verduras

Yo es que es pensar en lentejas y me pongo a soñar con ese caldito gordo en el que nadan chorizos y otras cosas, esas que a mi doctor, el del colesterol, le harían mirarme con cara paternalista y soltar en un suspiro un "la perdemos, la perdemos" apenas audible. Y es que estoy muy equivocada en mis rollos oniricogastronómicos y debería abrir la mente a cosas tan flipantes como las lentejas beluga, tan pequeñas como guerreras y ricas, que, en su firmeza, no necesitan el amor de una morcilla para destacar.

Este plato de lentejas beluga con verduras, apto para vegetarianos y amantes de las verduras y legumbres, es una gozada desde el primer mordisco. Las lentejas permanecen enteras, con un rollo un tanto tieso que se agradece en cada crujir de dientes. El pimiento y la zanahoria se dejan sentir con discrección, y el brécol, apenas cocinado y con un verde de los de llamar la atención, es una fiesta para tu mandíbula. Si hace tiempo que no ejercitas el arte de masticar te lo estás perdiendo. Si ves un paquete de estos pequeños diamantes negros como el tizón, échalo a la cesta y enfila hacia la verdulería.

Cómo hacer lentejas beluga con verduras en slow cooker

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Marmitako de salmón

La temporada de bonito del norte es muy corta y el invierno muy muy largo. Todos los veranos, cuando un hilillo de sudor se confunde con un gemido de placer mientras me aprieto un marmitako, imagino cómo sería comer esa delicia estacional en pleno invierno, con ese ambiente que las chimeneas de leña dan a mi pueblo, con las terrazas condenadas por las heladas de la noche y el jersey gordo de estar en casa en pleno uso.

Y me juro que lo haré en diciembre, en enero, en febrero, mientras los pingüinos me saludan por la ventana, aunque no haya bonito fresco que echarse a la boca. Pero siempre hay salmón. El salmón es un pescado perfecto para hacer marmitako: si lo tratas bien compite en suavidad y ternura con las patatas, no le falta sabor y apenas se deshace en el guiso. Ya sabes, si eres fan de los guisos de pescado, no dejes de disfrutar de un buen marmitako de salmón mientras esperas a que vuelva a pasar un bonito del norte por tu vida.

Cómo hacer marmitako de salmón en slow cooker

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Diez recetas de postres para slow cooker

Pero, ¿postres en Crock Pot? Aún hay quien se sorprende cuando ve que se puede hacer mucho más que lentejas y carrilleras en slow cooker. La cocina dulce tiene un lugar destacado en las elaboraciones con olla de cocción lenta; su capacidad de convertirse en un baño María o una suerte de horno húmedo, unida a sus virtudes como aparato de cocción, dan un resultado que puede resumirse en las diez recetas de postres para Crock Pot que se muestran impúdicamente en estas líneas. ¡Toma nota y pon manos a la obra!

Postres. Diez recetas para Crock Pot

Manzanas asadas al toffe. Son casi casi las manzanas asadas tradicionales de siempre, pero no, tienen un punto de toffe que no es el que has comido siempre en casa. Perfectas para marcarse un tanto al final de la comida con un producto tan humilde como una manzana. Triunfarás.

Flognarde de ciruelas. Todos los años esperamos la temporada de ciruelas con ilusión y un crujido de estómago. La flognarde es una tarta única que pasa tan rápido por nuestra mesa como un breve verano. No dejes de hacerla en cuanto las ciruelas se asienten en tu mercado. De diez.

Cafoutis de cerezas. Pide que te regalen un deshuesador de cerezas o regálatelo tú mismo. El trabajo de quitar huesecillos y las manos teñidas de rojo (ponte guantes si no quieres parecer Dexter) tienen su recompensa cada vez que abres la nevera y aún queda un trozo. Cuando queda.

Cheesecake o tarta de queso. Si tienes un romance confesable con el queso, sobre todo con los quesos frescos y los lácteos en general, disfrutarás con cada bocado de esta tarta de queso. Pondrás un candado en el frigorífico. Lo vemos venir.

Flan de huevo. No puede ser más sencillo, un simple flan de huevo de esos que apenas se hacen hoy en día. Sin polvos, sin enjuagues, con huevo, leche, caramelo y limón. Haz una buena tanda y escondelos detrás de los yogures.

Tarta de zanahoria. Zanahorias en el postre, sí. Y en el desayuno o en la merienda si te place. Porque con este tubérculo se puede trascender la cocina salada y marcarse un postre especiado y dulce. We love carrots.

Tarta de requesón y naranja. Tan fresca como la sonrisa de Keira Knightley en Love Actually, ¿recuerdas? Una tarta de postre de domingo, de fiesta de guardar o de aniversario de los de "no olvidar". O un placer solitario, como tú desees.

Natillas. De la abuela, de la mamma, de tu tío Tomás. Las natillas de toda la vida con galleta encima. Un postre para todos los días, porque, a veces, la fruta puede esperar.

Pudin de pan perdido. No tires el pan, conviértelo en una fiesta. Jugoso y tierno, este postre de aprovechamiento te dejará doblemente satisfecho.

Compota de manzana. Sola o en compañía de otros. Puedes disfrutarla acompañando una crema inglesa o unas natillas, un queso fresco o un yogur griego, o comerla a cucharadas sin nada que la perturbe.

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Patatas rellenas de salchichas

Si hubiera un Premio Crockscar para los platos fáciles y sabrosos hechos en slow cooker, se lo llevaría de calle la receta de las salchipapas, un platillo que sirve de cena, de tapa, de segundo plato y, si la noche se alarga y apareces en casa desorientado, hasta de desayuno. Una de las claves del éxito de un plato tan simple es la combinación de patatas y salchichas: ambas llegan al clímax a la vez en la olla lenta, las salchichas prestan sus grasillas suculentas a la patata y esta las envuelve con un mordisco suave.

Había que hacer una segunda parte, como si de una saga cinematográfica o de una serie interminable se tratara, y en este empeño me acompañaba el recuerdo de unas patatas rellenas que nos hacía mi madre cuando éramos pequeños. De aquellas recuerdo el relleno de salchicha y los jugos que bañaban el fondo de la cazuela en la que las hacía. Y que mi plato siempre era el primero en quedar vacío.

Hoy, en "Salchipapas II, el retorno", llegan estas pequeñas patatas rellenas de salchichas, unas superheroínas vestidas de lycra patatera y con un potente corazón porcino. ¡Hasta el infinito y más allá!

Cómo hacer patatas rellenas de salchichas con slow cooker

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Fabes con almejas

Fabes y almejas, el yin y el yang, El Gordo y El Flaco, Romina y Albano. Poco tienen que ver los unos con los otros, pero mira, al final hacen muy buena pareja, como las fabes y las almejas, que forman un dúo clásico de la cocina asturiana. Mucho más ligera que la fabada o el pote asturiano, pero no menos placentera, esta receta es una de esas maravillas que salen de la combinación de las legumbres con otros ingredientes de la tierrina: verduras, mariscos, moluscos, pescados, aves, setas o carnes.

Con una preparación en dos fases: un placentero baño caliente en slow cooker para las fabes primero, y un paseito en sartén para las almejas casi al final de la historia, la proporción entre esfuerzo y satisfacción hacen de estas fabes con almejas en slow cooker un plato de esos de triunfar sentándote a la mesa sin una gota de sudor en la frente.

Cómo hacer fabes con almejas en slow cooker

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¿Qué tamaño de slow cooker me compro?

¿Qué tamaño de crock pot me compro? Esta es una de las preguntas estrella en nuestra comunidad de Facebook. Si analizas tus necesidades, el número de raciones que se consumen habitualmente en tu mesa, si eres un domador de pollos forzudos o comes como un jilguerito, ya vas camino de delimitar la capacidad adecuada a tu día a día.

Dudas y más dudas. Todos lo hemos experimentado cuando hemos madurado una compra. El temor a equivocarnos nos atenaza durante el proceso: ¿será un amor a primera vista? ¿Me querrá? ¿La querré? ¿Cuál será mi olla lenta ideal?

Lo demás queda de parte de Crockpotting que, como un oráculo, intenta ayudarte con este artículo en el que se desglosan los diferentes tamaños y capacidades que se encuentran en el mercado. Desde 1,5l hasta 8 litros hay una olla de cocción lenta que está esperando a que la cojas en brazos, la menees y la pongas a funcionar.

Slow cooker de 1,5l

Mini, muy mini, pero una gran ayuda cuando se cocina diariamente en slow cooker, se cuenta ya con una olla más grande o se quiere cocinar una o dos raciones como mucho. Es un buen puente de entrada para probar las bondades de la cocina en olla lenta; aunque no puede darlo todo en la pista por no poder cocinar piezas enteras, es una loba de la minicocina en Crock Pot, con grandes resultados en salsas, sopas, desayunos, porridges, estofados, legumbres o platos de patatas. Consulta el comparador de slow cookers.

1-2 raciones (estirando a veces 3)

Sus recetas estrella son: lentejas estofadas, cazuela de salchichas con patatas y sopas.

Slow cooker de 2,4l

La hermana mayor de la mini de 1,5l. La de 2,4l puede ser una Crock Pot definitiva para una familia de dos personas en la que se cocinen pocas raciones habitualmente o no se ambicione ser un gran anfitrión. También como segundo slow cooker a bordo. Aún tenemos problemas para meter un pollo entero, pero si no es muy grande y pides que te lo troceen, puedes hacer un ajillo para tres. Salsas, sopas, legumbres, estofados de carne, platos de patatas, confitados, son las recetas en las que esta olla se siente más cómoda. Consulta el comparador de slow cookers.

2-3 raciones (para gente austera quizá 4)

Sus recetas estrella son: fabada asturiana, patatas a la riojana, alcachofas confitadas.

Slow cooker de 3,5l

A partir de 3,5l ya empezamos a hablar de una olla versátil que permite cocinar tanto platos húmedos (legumbres, estofados, etc.) como piezas de carnes enteras o en raciones (pollo asado, lomo de cerdo, carrilleras, etc.). Por ello es un buen tamaño de inicio y promete quedarse en la cocina como olla principal durante mucho tiempo. Este tamaño se adapta perfectamente tanto a preparaciones reducidas como a platos abundantes. Consulta el comparador de slow cookers.

3-5 raciones

Sus recetas estrella son: carrilleras, pote asturiano, mermeladas.

Slow cookers de 4,7l

Un tamaño intermedio ideal para una familia de cuatro personas. Aquí ya empezamos a poder agasajar a los invitados (si no son un ejército) con nuestros guisos, cocinar piezas enteras e incluso meter algún molde de flan o tarta pequeño. Consulta el comparador de slow cookers.

4-6 raciones

Sus recetas estrella son: patatas revolconas, marmitako, granola.

Slow cookers de 5,7l

Están en la misma línea intermedia de las Crock Pot de 4,7l. A veces, debido a un mal cálculo de la capacidad, algunas ollas lentas de 5,7 l se sitúan en una capacidad real de 4,4 l, dejando escasa diferencia entre ellas. Sí, nos explota la cabeza con tanto baile de litros, pero lo que debes saber es que este es un tamaño muy adecuado para una familia media no numerosa a la que le gusta comer y repetir plato. Consulta el comparador de slow cookers.

4-6 raciones

Sus recetas estella son: pollo asado, pulled pork, batatas asadas.

Slow cookers de 6,5l

Esta es la olla de cocción lenta que todo iniciado en el mundo crock termina deseando tarde o temprano. Ideal para familias grandes en las que se cocina a diario, para gentes de buen comer a las que les gusta que les sobren raciones, locos del pollo asado y de los pescados a la sal, legumbreros sin fronteras y frikazos de los caldos. Y para todo aquel que se pregunta si cabrá un molde de tarta. Consulta el comparador de slow cookers.

6-8 raciones

Sus recetas estrella son: caldos, roastbeef, tartas.

Slow cookers de 8l

Pero, ¿hay slow cookers de ocho litracos? Haberlas haylas aunque no es tan fácil encontrarlas. Para gente temerosa de que, ante cualquier situación, nunca haya suficientes raciones, suficiente caldo, suficiente bachata. Para domadores de pollos gigantescos y pavos descomunales. Para ese figura que pasea con un lomo de cerdo interminable al hombro. A lo mejor estoy exagerando pero, ¿no es exagerado tener una Crock Pot de ocho litros? Yo tengo una. Consulta el comparador de slow cookers.

8-10 raciones

Sus recetas estrella son: caldos, legumbres, cordero asado.

Si ya tienes claro cuál es el tamaño que más se adapta a tus necesidades, puedes ver, comparar y comprar tu slow cooker en nuestra tienda

Las imágenes de este post, excepto la primera, están tomadas de las webs de los fabricantes: Crock-Pot®, Electrolux®, Kenwood®, MGI®, Russell Hobbs®, Andrew James®.

En esta web encontrarás recetas y consejos gratuitos publicados desde octubre de 2013 hasta diciembre de 2022.

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Sopa castellana

Sopa rica, sopa pobre. Como aquella serie en la que salía Rudy Jordache, el rico, pero en sopa. Esta es la historia de la sopa de ajo y la sopa castellana, que muchos confunden como si fuera una sola, pero que tienen sus matices; matices que se reducen a que una tiene proteínas en forma de jamón, huevo y chorizo y la otra no. O eso dicen.

No hay una única receta de sopa de ajo como tampoco la hay de sopa castellana. De hecho, en El libro de la cocina española, de Néstor Luján y Juan Perucho (Ediciones Danae 1970), dicen esto: "Veamos las sopas de ajo castellanas. Son casi todas parecidas a las de Madrid. En algunos pueblos de la provincia de Guadalajara las ponen al horno y les añaden cominos tostados. En otros lugares desaparece el pimentón que en Madrid tanto acredita a estas sopas. (...) Sopas de ajo las hay en toda España. Es símbolo de sencillez: "no inventó las sopas de ajo", se dice de alguien de cortos alcances".

Nuestra receta de sopa castellana en slow cooker lleva pimentón, aunque no demasiado, para no redundar con el chorizo, chacinas, pan de sopako, caldo de ternera, ajo y huevo; es una sopa rica e ilustrada, pero igual de reconfortante que su prima hermana, la paupérrima sopa de ajo crocky.

Cómo hacer sopa castellana en slow cooker

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Dulce de leche fácil

Hace unas semanas hice dulce de leche en slow cooker. Tras varios intentos y muchos cuidados salió una cajeta que nos alegró algunas meriendas a base de panqueques, tostadas y algún que otro flan. Si hacer dulce de leche en la Crock es una gozada, ¿imaginas poder hacerlo con el mínimo esfuerzo, sin vigilar la cocción en ningún momento ni remover?

Esto es posible atajando con el truco de la leche condensada. Resulta que ese manjar blanco, que una vez toca nuestras lenguas es imposible dejar de chuperretear, cambia de sabor, textura y color después de una cocción prolongada, y para ello, nada mejor que un slow cooker con ganas de darlo todo.

La receta es tan simple que la puedes hacer recién levantado de la cama, con resaca o con el antifaz puesto. Nunca tan poco esfuerzo dio tanta satisfacción.

Cómo hacer dulce de leche fácil en slow coker

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Dulce de leche fácil

Tiempo de preparación5

Tiempo de cocción8

Tiempo total8 5

Función: ALTA

Ahora puedes comprar algunos ingredientes de esta receta en el supermercado online DIA a través de los enlaces de los productos.

Mira cómo funciona el servicio

Necesitarás

Botes de vidrio con cierre hermético

Ingredientes

▢ 1 lata de leche condensada.
▢ Puedes hacer varios tarros a la vez

Elaboración

▢
Abre el bote de leche condensada y vierte la leche en el bote de vidrio.
▢
Cierra el bote y colócalo en el slow cooker.
▢
Llena con agua hasta el mismo nivel que marca la leche condensada en el bote, con cuidado de no sobrepasar el cierre.
▢
Cocina en ALTA durante 8 horas.
▢
Retira el bote de la olla con unas pinzas o una manopla de silicona.
▢
Deja que se enfríe por completo antes de abrir el bote.

Recomendaciones

Puedes hacer tantos botes de dulce de leche como te quepan en la olla. Puede ser un bonito regalo si escoges unos botes de cierre hermético cuquérrimos y los personalizas con etiquetas.

Utiliza el dulce de leche para hacer flanes, panqueques, tartas o helados. ¿Se te ocurre alguna aplicación más?

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Consejo de cocina: cómo aprovechar el espacio en el congelador

Quién tuviera la cocina de Gloria Pritchett, con su isla, su península, su buffet, su frigorífico de dos puertas y su congelador interminable. Pero no, tenemos lo que tenemos y hay que dar gracias y aprender a aprovechar el espacio en la cocina. Tanto si cocinamos a diario como si lo hacemos el fin de semana para ordenar el menú semanal, son muchas las raciones que vamos acumulando en el congelador, corriendo el peligro de convertirlo en un Tetris polar en el que desaprovechamos un sitio precioso.

La manera tradicional de guardar la comida cocinada en raciones es el táper. Ese artefacto tan útil como diabólico diseñado por fans de la cosa curva. ¿Sabes el espacio que se desperdicia si apilas envases circulares? Es cierto que también los hay cuadrados, pero se siguen perdiendo valiosos centímetros cúbicos si las raciones no se ajustan a su capacidad. ¿Cómo puedes solucionar el tema del orden en el frigorífico? Te voy a contar cómo manejo el tema de la congelación y almacenamiento de los alimentos con base líquida: caldos, cremas, salsas, raciones de verduras, legumbres, guisos y carnes, en la cocina de Crockpotting.

Las bolsas con cierre de zip son tus amigas

La clave está en las bolsas de plástico alimentario, pero no valen unas bolsas cualquiera: deben tener autocierre o cierre de zip, ya sabes, esa cremallera deslizante que cierra la bolsa por completo. Se trata de concebir uno de los cajones del congelador como si fuera un archivador. Sí, ese tan práctico que hay en las oficinas en el que todo está ordenado en carpetas que están a mano y a la vista. Pues bien, cada vez que tengas que congelar una comida que tenga líquido (sopas, caldos, legumbres, estofados, guisos, salsas, etc.) coge una bolsa de 1l (son las más manejables), marca con un rotulador permanente el nombre del plato y la cantidad o raciones, y llénalo.

Convierte tu bolsa en una carpeta

Ahora no vale con meter la bolsa de cualquier manera en el congelador, si lo hicieras así, pasadas unas horas tendrías una bolsa con forma de finstro diodenal imposible de almacenar con sentido. Hay que eliminar todo el aire que tenga dentro. Aunque te parezca imposible hacerlo sin tener una máquina de vacío, es bien sencillo. Solo tienes que coger la bolsa por arriba, colocarla sobre el borde de la encimera e ir deslizándola hacia abajo; el aire irá saliendo. Cuando la abertura llegue hasta el borde de la encimera, cierra la bolsa con cuidado de que no queden fisuras.

Aún no has terminado, queda congelar la bolsa para que quede plana como una carpeta (recuerda el archivador, no lo dejes escapar de tu mente). Necesitas tener libre un pequeño espacio donde pondrás la bolsa completamente cerrada y bien apañada para que, una vez congelada, quede uniforme. Pasadas varias horas puedes sacar la bolsa y archivarla en el cajón. Poco a poco, a medida que vayas haciendo esto con todo lo guardes, verás cómo tu congelador queda bien organizado y te resulta más fácil encontrar la crema de calabaza o el caldo de huesos.

Por supuesto, esto no vale para las piezas enteras, si tienes un taco de salmón o media gallina, tendrás que guardarlos en otro cajón reservado a piezas grandes o destinar medio cajón a bolsas y el otro medio a piezas. Si echas un vistazo a la foto que abre este artículo verás la diferencia de volumen que hay al guardar litro y medio de caldo en bolsas y en envases de plástico. ¿Te convence?

Descongelarlo no tiene mucho misterio, se saca de víspera la bolsa que se vaya a utilizar y se deja descongelar sobre un envase dentro del frigorífico. Si vas a llevar la comida al trabajo, basta con que una vez descongelado lo metas en un táper y ya puedes salir corriendo.

Claves para convertir tu congelador en un archivador

Utiliza bolsas con cierre de zip de un litro de capacidad.
No llenes las bolsas al máximo, si las llenas por completo será más complicado darles forma de carpeta.
Elimina el aire de la bolsa tomándola por arriba y deslizándola hacia abajo sobre el borde de la encimera. Cuando no quede aire, ciérrala por completo.
Prueba la estanqueidad de la bolsa ya cerrada dejándola durante unos minutos sobre la encimera.
Utiliza un rotulador permanente para marcar el contenido y la cantidad, una bolsa sin identificar puede echarse a perder.
Coloca la bolsa tumbada sobre el suelo de uno de los cajones para que quede completamente plana mientras se congela.
Destina una zona de tu congelador para guardar las bolsas "carpeta"; el último cajón, que suele ser más estrecho, es un buen lugar para almacenarlas.

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Crema de calabaza asada, chirivía y naranja

¿Por qué cocinar cremas de verduras y hortalizas en slow cooker pudiendo hacerlas en un periquete en un cazo con agua? La razón más poderosa es poder asarlas en seco para después triturarlas y añadir un ingrediente líquido como leche de coco, leche evaporada o caldo de verduras, por poner tres ejemplos. La diferencia de sabor es evidente tras probarlas y comparar.

Las verduras cocidas en slow cooker quedan muy enteras y tardarían una eternidad en estar listas para obtener un buen resultado tras el triturado. Pero asadas se deshacen, quedan melosas y con el sabor y todos los jugos propios concentrados, lo que las convierte en unas cremas potentes y de textura finísima.

Esta crema de calabaza asada, chirivía y naranja es una bomba de sabor para paladares acostumbrados a jugar con las especias y los contrastes. Se hace casi sola y tan solo hay que preocuparse de triturarla con cariño y llevarla caliente a la mesa.

Cómo hacer crema de calabaza asada, chirivía y naranja en slow cooker

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La mejor manera de colar caldos: el filtro de café rígido

Metida de lleno en la campaña de caldos y sopas de este frío invierno, tengo tan interiorizada la cosa de filtrar, enfriar y desgrasar que podría hacerlo con los ojos cerrados. Bueno, casi. Bueno, mejor no, siempre es preferible trabajar con los ojos abiertos y sabiendo qué utensilios utilizar.

A la hora de colar los caldos he probado varios métodos con distintos resultados: una estameña o un paño de hilo, un filtro de café de papel desechable, un colador de tela y un filtro de café rígido permanente. Después de un tiempo probando unos y otros, por fin he dado con uno que lo tiene todo: el filtro de café rígido permanente.

Ese cono de plástico o metal que se coloca en las cafeteras de filtro hace maravillas cuando se pone a colar nuestros caldos. Está pensado para filtrar café molido, lo cual ya nos da una buena idea de lo fina que es su trama y lo que va a hacer con las cascarrias que nadan en el caldo tras tantas horas de cocción.

De entre todas las maneras de colar un caldo en casa, el filtro de café rígido permanente es el que gana por goleada a los demás, por eficacia, higiene y durabilidad.

Estameña

Una estameña es un paño de tejido, generalmente de algodón, que se utiliza para colar caldos y fondos. Se utiliza en cocina profesional, donde da grandes resultados, pero para la dinámica doméstica puede resultar poco higénico y demasiado lento. Para fijarlo es conveniente complementarlo con un colador que le dé cuerpo y sostén mientras el caldo se va decantando. Es necesario un lavado exhaustivo a máquina (sin aditivos ni suavizantes) tras cada uso.

Filtro de café de papel desechable

Sobre el papel parece una buena opción, pero en la práctica es la peor de todas. Tarda mucho tiempo en filtrar el caldo y resulta muy frágil: termina rompiéndose y dejando pasar todas las impurezas en una riada caldífera sin par.

Colador de tela

Los resultados son similares a la estameña, con la ventaja de que tiene el soporte incorporado y se puede fijar a un recipiente gracias al pico que suele tener en un extremo. Pero también resulta muy lento y difícil de limpiar. Tras un tiempo de uso los resíduos se acumulan en el tejido a pesar de procurarle una limpieza a fondo.

Filtro de café rígido permanente

Comprar Fackelmann filtro permanente de café

De todas las opciones que he probado, el filtro de café rígido permanente es la más completa y ventajosa. Tiene un armazón de plástico rígido que le da soporte, y su forma de cono o pirámide invertida (según modelo) permite colocarlo dentro de un recipiente estrecho sin tener que preocuparse de que se mueva o se caiga.

Está hecho con una rejilla o malla de trama muy fina (plástica o de metal) que deja salir el líquido con rapidez pero retiene las impurezas con eficacia. Se puede lavar en el lavavajillas y es la opción más higiénica y duradera: al no utilizar tejido, los resíduos no se acumulan en su trama y el caldo queda preparado para poder separar la grasa si se desea.

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Caldo de verduras

Este invierno me estoy hinchando a hacer caldos en el slow cooker. De jamón, de carne, de aves, consomé, no hay semana en la que la familia no pregunte qué hay en los botes y bolsas que okupan congelador y frigorífico. De la marmita de bruja que es el slow cooker salen maravillas de sabor potente que van alegrando los platos durante días, y una de las últimas sopresas ha sido el caldo de verduras: un concentrado de sabor imprescindible para obtener una buena sopa de verduras.

Aún se asocia la olla lenta casi en exclusiva con la elaboración de carnes, pero nada más lejos de las posibilidades reales de la olla de cocción lenta. Quiere a las verduras como hay que quererlas, sabe confitarlas, sabe cocinarlas y sabe también sacar todo su extracto para mecerlo en un cucharón.

Si lo tuyo son las sopas, si quieres hacer un caldo apto para una dieta vegetariana y disfrutar del sabor de la huerta, no olvides hacerte con un buen arsenal en tu próxima visita al mercado. Que 20 horas no son nada cuando no hay que vigilar la cocción. ¡Haz caldos en casa y come bien!

Cómo hacer caldo de verduras en slow cooker

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Sopa de ajo

Una tarde de frío pide una cena con sopa de ajo. El pan que queda sin comer se guarda con celo para hacer sopas o se compra expresamente para ello. Hace tiempo que me cuesta encontrar pan de sopa o sopako, como lo llaman en Euskadi. Un pan blanco tostado hasta dejarlo casi negro, ese pan que salía desafiante del carro de mi madre cuando tocaba hacer sopa y parecía decirme: cómeme si te atreves. Su sabor fuerte es estupendo para la sopa de ajo, dejando un punto tostado muy peculiar. Un pan que ya sale duro del horno, aquí no hay esperas.

Pero mientras planeo viaje al norte, me toca hacerlo con el pan que queda en el saco, cortado en rodajas finas y cocido en caldo hecho en casa. Esta sopa de ajo es sopa de ricos, porque lleva huevo (una herejía quizá para los puristas de la sopa de ajo) y la receta original, pobre y de aprovechamiento, era tan sencilla como pan, agua, pimentón, aceite y ajo. Se suele confundir la sopa de ajo con sopa castellana, pero esta última lleva más ingredientes: huevo, jamón y chorizo. Un día de estos la hacemos.

Cómo hacer sopa de ajo en slow cooker

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Pollo asado

Hace tiempo que empecé a hacer el pollo asado bajando la temperatura del horno y aumentando el tiempo. Los resultados mejoraron notablemente, ganando en ternura de la carne e incluso en sabor. Eso fue en la era precrockpot, cuando aún no conocía la existencia de la olla de cocción lenta, esos tiempos de oscuridad y prisas. Entonces ya me llamaba la atención esto de cocinar despacito, pero algunos corifeos me reprochaban el gasto energético del horno en un intento de que el pollo se me atragantara en el gaznate.

Puesta en harina con el slowcooking lo tuve claro: aprovecharía las ventajas de la cocción lenta sin dejar de lado un chute de grill para churruscar la piel del plumífero. Y a eso me puse. Y de ahí salió Calimero lanzando mensajes de optimismo: ¡qué sabor! ¡qué textura! ¡qué ternura por Dios!

Sí, ya sé que te parecerá que el pollo asado de la foto va pasado de azafrán, pero oye, ni gota de eso en la receta; el caso es que siempre suelo usar pollo de corral, de granja, de los que llevan una alimentación más rica en maíz. Algunos incluso salen a pasear y picar algo por ahí, depende de lo que encuentre en el mercado. Prueba a asar el pollo en la slow cooker y tira la casa por la ventana con un toque final de grill. Aprovecha los jugos que suelta el asado para hacer una salsa gravy y lávate bien las manos, porque te chuparás los dedos.

Cómo hacer pollo asado en slow cooker

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Pulled pork hoisin

Cómo hacer pulled pork hoisin en slow cooker