Salsa barbacoa

Abrir un bote cuesta muy poco, pero hacer una salsa barbacoa en casa, controlando los ingredientes que añades y cuidándola al chup chup, tiene sus recompensas. La salsa barbacoa, barbecue sauce o BBQ sauce, no es nada nuevo. Algunos dicen que si Cristobal Colón se trajo unos botes (barriles, supongo), otros que si en el siglo XVII ya se chupaban las falanges con esta delicia. Lo cierto es que la primera BBQ sauce que se fabricó y distribuyó comercialmente fue la de la Georgia Barbecue Sauce Company de Atlanta sobre el año 1909.

En Estados Unidos no hay una sola receta de salsa barbacoa; ahí van los nombres de algunas de las BBQ sauce más populares: Lexington Dip, East Carolina Sauce, Kansas City, Memphis Sauce, Texas Sauce o Alabama White Sauce. Estas utilizan ingredientes dispares como la melaza, la mayonesa, los chiles, diferentes proporciones de azúcar (o ninguno), vinagre o mostaza; incluso una de ellas, la Alabama White Sauce, es de color blanco, nada que ver con sus coloradas hermanas.

A esta receta que presentamos hoy nos ha dado por bautizarla Crockpotting BBQ Sauce, que teníamos el día tonto y los salseros de EEUU nos han puesto los dientes muy largos.

Cómo hacer salsa barbacoa en slow cooker

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Red velvet

Me encantan las tartas y dulces que tienen una historia detrás. La tarta red velvet no es menos y no tiene una, sino varias historias detrás de su esponjoso cuerpo, algunas contradictorias entre sí. Unas dicen que su característico color está ligado al racionamiento de alimentos durante la Segunda Guerra Mundial en EEUU, momento en el que los pasteleros utilizaban agua de remolacha hervida para endulzar y dar color a los pasteles. Pero esta teoría no encaja por fechas con la historia que cuenta cómo en la década de los años 30, el red velvet cake se convirtió en una referencia muy sonada en la carta del hotel Waldorf-Astoria de Nueva York. ¿Verdadero? ¿Falso? Nunca lo sabremos.

Además de estas y otras historias, también tiene muchas fórmulas diferentes: con remolacha, sin ella, con o sin cacao. Si bicheas por la red, verás distintas versiones de este pastel de terciopelo rojo, desde el rojo más chillón hasta unos tonos más naturales tirando a granate. La formulación de esta tarta es diferente al resto de los bizcochos. Los elementos ácidos de la receta –buttermilk o leche con limón, y el vinagre–, provocan que las antocianinas del cacao tiñan la masa de color rojizo, aunque los cacaos alcalinizados por el proceso holandés no tienen esa capacidad.

El color que tome tu bizcocho dependerá del tipo y la cantidad de cacao que uses, del colorante escogido –los hay más o menos oscuros, violáceos o de descarado rojo pasión– y de la emoción que te entre mientras vas añadiéndolo a la masa. En tus manos lo dejo. El resultado será una tarta que no dejará indiferente a nadie. Qué, ¿te puntas a la redvelvetmanía?

Cómo hacer red velvet en slow cooker

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Berenjenas a la parmesana

Melanzane alla parmigiana, el nombre original de esta receta no puede ser más bonito y sugerente. Las berenjenas a la parmesana o parmigiana, son un plato de verduras de esos que apetece repetir, quizá gracias a la combinación mágica de tomate, queso y albahaca que rodea a la carnosa berenjena, convirtiéndola en un bocado glotón que desata la gula.

Al igual que la lasaña, este tipo de asados gratinados se hacen muy bien en slow cooker, aprovechando la cocción lenta para obtener un resultado meloso sin tener que estar demasiado pendiente de vigilar la comida. Las berenjenas a la parmesana son un poco laboriosas: hay que purgar las berenjenas en sal, darles un toque de plancha y luego dejarlas descansar al calor en la crock pot. Ese cariñito inicial puede que te robe un poco de tiempo, pero es fundamental para un buen resultado.

Prepárate a rebañar el plato, a disfrutar del aroma de la albahaca mezclada con el tomate –¡bingo!– y a triscar con devoción el queso fundido.

Cómo hacer berenjenas a la parmigiana en slow cooker

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Diez recetas con aves para slow cooker

"Ave que vuela, a la cazuela". Este refrán popular español, se refiere más a que todo se puede aprovechar que a las aves en sí, pero es lo primero que me ha venido a la cabeza para hablar de las aves y la cocina en slow cooker. Para mí hay un antes y un después para el pollo asado, las alitas o el pollo relleno desde que los cocino en slow cooker. Incluso para las pechugas de pollo rellenas, una receta delicada que si no se aplica una cocción suave puede servir para poner suelas a las botas. La carne de las aves es delicada y puede perder todos sus jugos con cocciones descuidadas y agresivas, por eso el slow cooker las mima con tiempos muy determinados que las respetan al máximo.

El pollo es el rey de este artículo, pero el pato, la gallina, el pavo y las codornices también tienen mucho que decir. Recuerda que la cocción lenta no debe ser eterna, y en el caso de las aves hay que controlar muy bien el punto de cocción para no secarlas. Ese pequeño mimo te será devuelto en forma de carnes jugosas y con sabor: repasa y disfruta de estas recetas crockpoteras y ponlas en práctica a la mínima oportunidad.

Diez recetas con aves para cocinar en slow cooker

Pollo extratierno. Para aquellos que huyen de los acabados en grill y que no tienen miedo de las carnes cocidas. Esta receta es estupenda para preparar ensaladas de pollo, para alimentar organismos enfermos o bañar la carne de pollo con sabrosas vinagretas.

Pollo al ajillo. Un clásico que a todos gusta y que cocinado en slow cooker resulta jugoso y sabroso. Una receta corta para lo que acostumbramos por aquí: en solo tres horas podrás partir pan y untar su salsa.

Alitas de pollo barbacoa. Pon una buena pila de servilletas de papel cerca del plato, lávate las manos y prepárate a disfrutar. Te las comerás como si fueran pipas y terminarás chupándote los dedos sin remedio.

Pollo asado. Después de cinco horas y media de spa, el pollo pasa por el grill para ponerse un poco morenito y darlo todo en la bandeja. Si además preparas un gravy con los jugos, tus invitados te darán matrícula de honor.

Como hacer confit de pato. Imagina que caen en tu poder varias patas de pato. ¿Qué hacer con ellas? La mejor opción es confitarlas en su propia grasa a fuego muy lento, y en eso, amicci, el slow cooker es el mejor.

Gallina en pepitoria. La gallina merece más atención de la que le estamos prestando en los últimos años. Te propongo empezar por esta receta de gallina en pepitoria para volver a tenerla entre tus referencias.

Pechugas de pollo rellenas. Una cocción muy controlada, una carne de pollo de corral tierna y un relleno untuoso y sabrosón, harán que quieras volver a prepararlas nada más dar el primer bocado.

Pavo asado. Una receta suntuosa para Navidad, Thanksgiving o una celebración cualquiera. Necesitas un pavo pequeño, un slow cooker grande y ganas de darle al incisivo.

Pollo relleno. Es la mejor manera de estirar un pollo para dar de comer a un regimiento. De nuevo volvemos a esas fechas en las que necesitas poner algo fastuoso en la mesa sin arruinarte y pudiendo cocinar con antelación.

Codornices estofadas con níscalos. Una receta otoñal que hará que esperes con ansia la caída de la hoja. Guárdala hasta que octubre esté bien asentado y prepárate para volver a oler a otoño en tu mesa.

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Tarta de queso japonesa

Puede que la tarta de queso japonesa sea uno de los postres más publicados en la red en los últimos tiempos. Aunque hay quien duda de que en realidad tenga algo de japonés, es un postre común en Japón, donde se conoce con un nombre tan chulo como este: sufure chizu keki (souflé japonés). No se debe confundir con la kasutera, un bizcocho japonés de herencia portuguesa parecido, pero que no lleva queso entre sus ingredientes. Si seguimos con la ruleta de nombres, este pastel de queso japonés también tiene nombre de teleserie estadounidense: soft cotton cake (pastel de algodón suave).

Es una tarta diferente, entre un bizcocho y una quesada, con una textura esponjosa, un sabor ligero a queso y un sutil toque de limón. No se parece demasiado al cheesecake tradicional, que tiene una textura más compacta y pastosa. En casa fue desapareciendo sin pausa en cuanto se enfrió, y me encanta cómo funciona en combinación con la compota de fresas y ruibarbo.

Hacer la tarta de queso japonesa en Crock Pot o slow cooker es muy fácil. Como en todos los demás bizcochos o preparaciones reposteras, es importante precalentar la olla de cocción lenta para que reciba la masa con una temperatura ya desarrollada. Es una buen opción para utilizar tus slow cookers y olvidarte del horno siempre que quieras evitar calorinas intensas en la cocina o ahorrar un poco en la factura de la luz.

Cómo hacer tarta de queso japonesa en slow cooker

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Ensalada de pimientos rojos y ventresca

Asar pimientos en casa puede ser una delicia, por el aroma que desprenden y que llena toda la cocina, o una tortura si estamos en agosto y no nos queda otra opción que tirar de horno. Tener el horno encendido cuando la temperatura exterior ronda los 40º no es algo que apetezca mucho, pero no por eso tenemos que renunciar a una buena ensalada de pimientos hecha en casa. Esta es una de las ventajas de la Crock Pot, que apenas irradia calor al exterior, pudiendo prescindir del horno para algunas preparaciones si no queremos sudar como pollos en la cocina, o si queremos tener un resultado similar gastando menos energía.

En verano es cuando más disfruto haciendo ensaladas con base de pimientos o escalivadas. Preparo pimientos en masa y los guardo al vacío en el frigorífico. Luego no hay más que abrir el envase, escoger una conserva de pescado molona que case bien y aliñar. Cuando hace calor, la piscina o la playa están cerca y no hay tiempo o ganas de ponerse a cocinar, este tipo de ensaladas saben doble de rico. Esta receta de ensalada de pimientos rojos y ventresca en Crock Pot nos permite disfrutar de un estupendo y fresco primer plato. ¿Alguien da más?

Cómo hacer ensalada de pimientos rojos y ventresca en slow cooker

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Alitas de pollo orientales

Tardé años en descubrir las alitas de pollo. No recuerdo si es que antes no se vendían por separado o que sencillamente en casa no se las veía como algo digno de respeto. En cualquiera de los dos casos, cuando se cocinaban siempre iban pegadas a un hermoso pollo o aparecían entre el despiece de un arroz con cosas. Y solían quedar en una orilla del plato como el amigo patoso con el que nadie quiere bailar, pobres.

Craso error. Las alitas de pollo bien cocinadas son contagiosas y divertidas de comer, perfectas anfitrionas de salsas y adobos potentes. Hechas en slow cooker resultan muy tiernas y se despegan del hueso con solo mirarlas. Vamos, que son como las pipas, que no te puedes comer ni una ni dos, que el problema es cuándo parar de darle al diente y al rechupeteo.

El clásico de los clásicos son las alitas barbacoa, primas estadounidenses de la receta que nos ocupa: unas alitas de pollo orientales cocinadas en Crock Pot y maceradas en salsa de soja, lima y jengibre, que querrás repetir una y otra vez. Es un plato estupendo para comidas o cenas informales, de esas en las que siempre hay una pila de servilletas de papel cerca y cero convenciones en cuanto a lo de comer con las manos. Cocínalas para la chavalería, tenlas listas cuando invites a los amigos a ver esa final tan tensa, o hazte una remesa solo para ti y enciérrate en la cocina a devorarlas.

Cómo hacer alitas de pollo orientales en slow cooker

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Chocolate a la taza

La magia de las tardes de invierno. Ese olor que impregna la cocina, el ruido de las tazas mientras pongo la mesa, los picatostes, churros o bizcochos –según el día– para mojar y mojar. Es el chocolate de los domingos, el que hacemos en casa cuando hace fuera hace frío. Hasta ahora había que estar junto al cazo controlando el fuego, dando vueltas y vigilando el punto. Agua pasada, hacer chocolate a la taza en Crock Pot es fácil y el resultado muy reconfortante.

Si quieres hacer un plan especial con muy poco, prepara una merienda con chocolate a la taza. No tendrás que estirarte ni trabajar mucho, tan solo poner los ingredientes en el slow cooker con la antelación suficiente sin miedo a que se te pase de punto o se queme, y esperar a que esté listo.

¿Y qué puedes poner de acompañamiento para este chocolate caliente? Además de los churros, bizcochitos lengua de gato o picatostes, el pudin de roscón de reyes, la bica de Laza o alguno de nuestros bizcochos crockpoteros lo acompañarán pero que muy bien.

Cómo hacer chocolate a la taza en slow cooker

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Quiche lorraine

La madre de todas las quiches es la quiche lorraine. Original de La Lorraine, una región del nordeste de Francia –fusionada desde 2016 con las regiones de Alsace y Champagne-Ardenne– y con un nombre, quiche, que tiene origen alemán, la quiche lorraine es quizá la más simple en su formulación, con una base de masa quebrada y una mezcla o migaine de nata, huevos, nuez moscada, sal, pimienta y panceta o tocino veteado. Lo que ahora disfrutamos en la mesa como un plato festivo o un entrante crujiente, nació de la necesidad de transportar al campo la comida en una sola pieza.

La quiche lorraine tiene varias hermanas con las que llevarse bien: la quiche provençale –con tomates–, la vosgienne –con queso fundente rallado– o la alsacienne –con cebolla frita–. Con tanto relleno glotón no es raro que se nos encienda el hambre o la gula, ya puestos, y nos entren unas ganas irrefrenables de amasar, batir y precalentar.

Para que la quiche lorraine salga de fábula cocinada en Crock Pot, es importante tomar nota de dos pasos imprescindibles: precalentar suficientemente el slow cooker –a la quiche le pone muy contenta el caloret– y colocar un paño bajo la tapa del slow cooker para eliminar la indeseable humedad. ¿Has tomado nota? ¿Tienes los ingredientes a mano? ¡A por la quiche!

Cómo hacer quiche lorraine en slow cooker

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Plum cake

Ha pasado menos de un año desde el primer bizcocho que hice en slow cooker. Antes hubo algún intento que terminó en fracaso –cosas de no dominar la técnica–, pero a partir de ese bizcocho cuatro cuartos, todo fue como la seda. La familia de bizcochos cocinados en slow cooker no deja de crecer y ya no cabe duda de que es una excelente alternativa al horno para hacer estas delicias esponjosas.

Con estos antecedentes, el plum cake no podía faltar en Crockpotting. Una de las condiciones para hacer este pastel es que debe ser alargado, que por algo a los moldes rectangulares y altos se les llama molde de plum cake, aunque luego se hagan con ellos panes, bizcochos, pudines y lo que Dios le dé a entender al pastelero de turno.

La otra condición es que lleve frutos secos, sin ponerse muy purista sobre si solo lleva pasas o admite más ingredientes, (que los admite). Todo tipo de fruta deshidratada o seca le va bien. Una buena mezcla de ellas con pasas e incluso alguna nuez que otra lo convierte en un festival. Su chorrito de brandy o ron lo emborracha con mesura, y un buen batido de la masa inicial lo esponja como un gato al sol.

Cómo hacer plum cake en slow cooker

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Crema de lentejas rojas y batata

Tengo que confesar mi absoluto amor por las lentejas repeladas. Aunque no son algo habitual en nuestras despensas –deberían serlo– se pueden encontrar en los supermercados a poco que busquemos con la mirada más allá de lo que queda a la altura del ojo. Las lentejas repeladas amarillas son fáciles de encontrar y con ellas se pueden hacer purés de legumbre sin depender del remojo ni liarse con cocciones eternas.

Lo mismo vale para las lentejas rojas o lentejas coral, con las que se pueden hacer cremas, purés y maravillas como un dahl especiado. No son tan comunes en los mercados, pero ahora que las ventas a granel se están poniendo de moda de nuevo, ya se empiezan a ver con más normalidad.

En esta receta se une el sabor de las lentejas con la suavidad y el punto dulce de la batata, para crear una crema delicada con un toque de curry. La leche de coco amalgama el asunto al final y le da aún más caráter, aunque si eres de los cocofóbicos que no la quieren ver ni en pintura, puedes añadir un poco de leche entera para sustituirla.

Cómo hacer crema de lentejas rojas y batata en slow cooker

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Diez recetas con cerdo en slow cooker

Dicen que del cerdo se aprovecha todo, y a los que cocinamos en slow cooker nos gusta aprovechar esta forma de cocinar lenta y pausada aplicándola en la medida de lo posible a nuestro recetario. Tengo que confesar que en la era precrockpot cocinaba mucho menos cerdo que ahora, y me iba directa a las piezas más nobles: a los solomillos, el lomo y las chuletas, piezas que con un pis pas en la plancha o un toque de horno ya están listas, y me perdía la ternura de las carnes de segunda: esa paleta de cerdo que pasada por la olla lenta te hace suspirar, la cabezada o cabeza de lomo que hace unas estupendas carnitas, o las costillas y carrilleras, que se convierten en suaves y melosas pasadas por el slow cooker.

Como buenos crockys, vamos a sacar partido a las carnes menos nobles y más sabrosas del cerdo con estas diez recetas de cerdo para cocinar en Crock Pot. Ve pidiendo la vez en el mercado, te chuparás los dedos.

Diez recetas de cerdo para cocinar en Crock Pot

Butifarra al vino blanco. Hay vida para la butifarra más allá del churrasco. Asada sobre una cama de salsa de vino blanco, resulta suave, tierna y sabrosa. Para salirse de la norma de vez en cuando.

Costillas de cerdo asadas. Sin salsa alguna que las enmascare, solo con el sabor que les aporta el romero, esta receta de costillas de cerdo es tan sencilla y rica como socorrida. Con una guarnición de patatas y ensalada ya tienes plato completo para el mediodía.

Cazuela de salchichas y patatas. Cuando publiqué esta receta no podía pensar que se iba a convertir en un éxito rotundo en nuestra comunidad crockpotera. Una cena facilísima a base de salchichas de cerdo y patatas, las famosas salchipapas, ¡pruébalas!

Costillas de cerdo a la barbacoa. Escoge la salsa barbacoa que más te guste y prepárate a disfrutar de lo lindo mientras la carne se separa del hueso solo con mirarla. Repetirás seguro.

Carrilleras de cerdo al vino tinto. Sensaciones fuertes para una carne que necesita cocinarse despacio. El vino tinto le da carácter y hace una salsa rotunda.

Pulled pork. La estrella de las recetas con cerdo. Con el pulled pork la paleta de cerdo se ha vuelto indispensable en nuestra cesta de la compra. En bocadillos, baos, o con una guarnición variada.

Carnitas. Comida divertida para compartir. Anota estas carnitas cuando quieras invitar a amigos y que cada uno se monte su bocado como le apetezca.

Pulled pork hoisin. El pariente oriental del pulled pork clásico. La salsa hoisin es adictiva y envuelve muy bien al cerdo, una buena combinación para una comida de fin de semana.

Rillettes. Si tienes rillettes preparados en la nevera puedes conquistar el mundo. Bueno, a lo mejor el mundo entero no, pero tendrás un excelente recurso para agradar en el aperitivo.

Paté de campagne. Un paté de categoría hecho con ingredientes humildes que te dará una buena nota en la mesa. Deja a tus invitados picuetos con tus dotes culinarias crockpoteras.

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Fabada asturiana

Uno de mis platos favoritos de cuchara: la fabada asturiana, pura religión. Tan sencilla de elaborar que solo te tienes que preocupar de que el fuego esté suave y el género sea de calidad. La cocción lenta mima las fabes y las devuelve mantecosas, suaves y enteras, envueltas por el sabor inconfundible del compango. Quince minutos de preparación, siete horas de cocción y muchos minutos de placer en el plato con esta receta de fabada asturiana en Crock Pot.

La elección de los ingredientes es tan importante como optar por una cocción suave y de calidad. Busca fabes del año; si tienen indicación geográfica protegida, mejor que mejor. Utiliza siempre chorizo, morcilla, lacón y tocino asturianos, que tienen ese toque ahumado que da carácter a la fabada. Si intentas hacer esta receta con alubias blancas y cualquier chacina que tengas en casa, seguro que saldrá rica, pero no será una fabada asturiana ni de lejos.

Controla la cantidad de agua que añades, tan solo debe cubrir la legumbre no más de un dedo. Si añadimos mucha agua, al cocina en slow cooker y no tener una evaporación como en la cocina tradicional, el resultado será aguado y lavado, lo que no permitirá que se forme un líquido de acompañamiento ligado y con cierto espesor.

Cómo hacer fabada asturiana en slow cooker

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Ajoarriero de Cuenca

El bacalao y la patata forman una pareja perfecta. Parece que hubieran sido creados para estar siempre juntos. Es verdad que lo mismo pasaba con Romina y Albano y mira tú cómo acabaron, pero lo del tubérculo y el Gadus morhua tiene más futuro. Prueba de ello son un montón de recetas en las que destilan amor: las patatas con bacalao, la porrusalda o los buñuelos de bacalao son un buen ejemplo.

El ajoarriero de Cuenca es una de esas recetas en las que se lucen. Completamente diferente al bacalao al ajoarriero que se cocina en el norte, este ajoarriero es una pasta riquísima a base de patata, bacalao y otros ingredientes que ayudan a matizar sabores y a ligarlo.

El corte de bacalao más indicado para hacer esta receta es el bacalao desmigado o en migas, no merece la pena invertir más en un pescado que finalmente va a ir desmenuzado. Puedes comerlo como aperitivo o parte de un picoteo, untado en finas tostadas de pan, o como un primer plato contundente. Porque por algo le llaman atascaburras: ojo, que no es un plato precisamente ligero.

Cómo hacer ajoarriero de Cuenca en slow cooker

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Pudin de pan, chocolate y naranja

Se acerca la Semana Santa y en mi familia todo el mundo espera con ansia las torrijas de mi suegra. Durante un día entero, su casa se convierte en un taller clandestino –y familiar– de torrijas, que huele a fritura, a leche, canela y engorde rápido. Cuando la cosa ya está niquelada, las torrijas se distribuyen en bandejas que van a parar a los hogares y estómagos de cada miembro. Con esta orgía torrijera, no es de extrañar que en mi casa se espacie la producción de dulces de Semana Santa y se desplace de las fechas señaladas, más que nada por supervivencia y para no cambiar de talla bruscamente.

Pero no por eso voy a dejar de publicar gocheces y torrijas en esta fecha. Aunque debería hablar en singular, porque al pudin de pan, chocolate y naranja que me traigo entre manos bien podríamos llamarle la gran torrija o el french toast tróspido, que es lo que parece cuando abres la tapa y ves ese pastel de pan y crema crepitando dentro del slow cooker. Se recomienda comer templado, más bien un poco calentito y espolvoreado con azúcar y un poco de canela.

Cómo hacer pudin de pan, chocolate y naranja en slow cooker

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Tarta pasqualina

Se la conoce como gattafura o tarta pasqualina, aunque por aquí hacemos como que no vemos la q del nombre y la dejamos en tarta pascualina sin más. Es una tarta salada de espinacas y acelgas originaria de la región italiana de Liguria y consumida tradicionalmente en época de Vigilia Pascual, por si te estabas preguntando de dónde venía el nombre. Si guardas la vigilia en Semana Santa, seguro que te gustará tenerla entre tus referencias para preparar en slow cooker.

Y si no lo haces, apúntala para prepararla durante todo el año, como opción vegetal festiva. Que no es lo mismo comunicar a la familia que hoy has hecho espinacas y acelgas que decirles que les está esperando en la mesa una tarta pasqualina. Hasta el más verdulero de la casa hará el recorrido con una sonrisa en la boca.

La clave de esta receta está en dejar escurrir durante un tiempo largo las verduras una vez salteadas, de lo contrario, en lugar de una tarta de verduras puedes conseguir un sospechoso charco verde. No escatimes tiempo en ese proceso y mezcla las verduras con el resto de ingredientes cuando ya no saquen más líquido, lo agradecerás en el resultado.

Cómo hacer tarta pasqualina en slow cooker

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Bebida de manzana

Qué tiempos aquellos cuando los refrescos se hacían en casa y aún no habíamos sucumbido a las burbujas de las multinacionales. Porque sí, crocky del alma, hubo un tiempo en el que chicos y grandes tomaban zumos de frutas de los de verdad para merendar o refrescarse, los peques de la casa suspirábamos por probar la cerveza de jengibre de Los Cinco y en invierno se hacían ponches y vinos especiados para pasar la friolera en casa.

Hacer un refresco en slow cooker parece una broma pesada, pero preparando esta receta de bebida de manzana descubrí que lo mismo servía para aplacar los calores –una vez refrigerada o mezclada con hielo y agua con gas–, que para animar el organismo en invierno, bien caliente, sola o con un chorrito de bebercio sacado del mueble bar. La ausencia de azúcar añadido hace que la miremos con cariño: podrás beber una tacita caliente entre horas o ventilarte un vaso de refresco sin remordimientos mientras te sientes hipster y sano por los cuatro costados.

Cómo hacer bebida de manzana en slow cooker

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Patatas con bacalao

Las patatas, ay las patatas. Las puñeteras a veces nos juegan malas pasadas cuando no sabemos distinguir las variedades adecuadas para cada preparación, o cuando en el mercado nos meten patata extranjera vieja y de mala calidad en lugar de producto nacional en su punto perfecto de utilización. Y así pasa, que a veces nos desanimamos y juramos que nunca más haremos patatas en slow cooker, como si fuera esta inocente olla perezosa la culpable de estas tropelías.

Este año he localizado una partida de patatas monalisa españolas del año –excelentes para cocer y hacer guisos– que me está dando muchas alegrías. Parece que hablo de algo ilegal, pero solo son patatas. Por ellas me hago 20 kilómetros cada vez que hay que llenar la despensa, pero los guisos y calderetas que me devuelve la Crock Pot bien merecen la pena el periplo. Si quieres saber un poco más sobre los tipos de patatas y sus usos, puedes leer más en la web de Cocinillas.

Además de ilustrarte con la lectura, recuerda revisar la etiqueta de las patatas –o el cartel si compras a granel–: que sean españolas y no francesas. Las patatas francesas son estupendas cuando se compran en Francia, pero la selección que se dedica a la exportación llega a nuestros mercados con muy poco fuelle patatero.

Llegados a la chicha de la cosa, a la receta en cuestión, estas patatas con bacalao en Crock Pot son un plato típico de Cuaresma o Semana Santa, y un excelente condumio para el otoño y el invierno, diría yo. Espero que sean un éxito en tu mesa, ahora que ya tienes un poco más claro qué patata escoger.

Cómo hacer patatas con bacalao en slow cooker

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Tarta de fresas y almendra

Ya están aquí. Todos los años espero la temporada de fresas sentada junto al visillo, descorriéndolo de vez en cuando para ver si llegan, mientras veo pasar carretas y carretas llenas de mandarinas, naranjas, pomelos y manzanas. Es cuestión de tener un poco de paciencia hasta que por fin aparecen ordenadas en sus pequeños féretros descapotables. Este año el invierno está siendo tan insignificante y preocupante, que llegaron antes de lo esperado, sin avisar, sorprendiendo a todos con su lomo rojo carmín y sus hojas coronándolas como penachos.

Qué mejor bienvenida para estas estoloniferas que hacer con ellas una tarta de fresas y almendra, sencilla en su elaboración y ¡catabroum! en su resultado. Es un bizcocho enriquecido con almendra molida sin coberturas complicadas, solo fruta y un poco de azúcar glass espolvoreado encima. No necesitas pretextos para hacerla, solo fresas maduras, material bizcochero y almendra molida. ¡Ponte a ello ya!

Cómo hacer tarta de fresas y almendras en slow cooker

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Ragú napolitano

Siempre me gustó la pasta. Desde pequeña, los días que había pasta en casa eran una fiesta para mí. Pero ha sido ya de adulta, pero muy muy adulta, cuando he aprendido a disfrutar de ella con todas sus virtudes. Solo he necesitado más de cuarenta años para descubrir que esa pasta que tanto me gustaba estaba muy mal hecha y que, preparada como lo hacen en Italia, el disfrute se multiplica por... ¿cuántos fusilli caben en un paquete? Pues multiplicado por medio kilo de fusilli, por ejemplo.

Si en España hacemos cosas como añadir aceite al agua de cocción, cocerla hasta el infinito, escurrir la pasta y dejarla enfriar para hacer la salsa luego, o poner la salsa en un copete sobre pasta en blanco recalentada, en Italia disfrutan de ella cocinándola en abundante agua con sal, cocinándola al dente, haciendo primero la salsa y sacando la pasta directamente de la olla a la salsa con una espumadera de araña o similar y dejando arrastrar un poco del agua de cocción, que facilita la unión de salsa y pasta.

Créeme que cuando se prueba la manera correcta de cocinar la pasta no hay –afortunadamente– vuelta atrás. Esta receta de ragú napolitano es un buen comienzo para comprobarlo. Una salsa con sus buenos tropezones de carne y embutido, con su tomate cocinado lentamente –como requiere la receta original– que envuelve la pasta en un abrazo lleno de pasión y sabor.

Cómo hacer ragú napolitano en slow cooker

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Flan de dulce de leche

¿Eres de los que se emocionan comprando o haciendo dulce de leche y luego lo dejan dormir el sueño eterno en la puerta del frigorífico? Si es tu caso o si, por el contrario, pondrías dulce de leche hasta en los canelones, esta receta de flan de dulce de leche te va a gustar. Porque hacer panqueques o comerlo a cucharadas mola, pero cuando eres dulcedelecheadicto viene bien tener alternativas para variar.

Un buen día, un genio de las cosas del comer tuvo la idea de caramelizar la leche. En Crockpotting solo tenemos vítores y loas para semejante héroe desconocido de las cosas gochas, dulces y espesas. Luego, al resto de la humanidad nos dio por bautizarlo con distintos nombres: manjar, manjar blanco, cajeta, fanguito, milk caramel o confiture de lait. Son muchos nombres y se agradece que no haya una monarquía del dulce instaurada, que si no, irían todos juntos cerrando la cosa con un "de todos los Santos " final.

Mientras bailas la danza del pollito feliz pensando en el banquete que te vas a pegar, ve buscando ese bote de dulce de leche que tienes por ahí olvidado y échale huevos al asunto.

Cómo hacer flan de dulce de leche en slow cooker

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Caldereta de cordero

Hay días en los que este invierno tan primaveral y desestructurado que estamos teniendo invita a comer calentito y de cuchara. Son esos días en los que, de pronto, la nieve es noticia excepcional en pleno febrero o miramos la lluvia caer como un privilegio negado por mucho tiempo. Que al clima lo estamos volviendo loco parece un hecho, que ya no sabe una si desempolvar las recetas de verano o liarse a hacer potajes como una posesa.

Quien dice potaje, dice caldereta, ese guiso tan español y patatero que a mí, irremediablemente, me recuerda las notas de Gamberros Unidos que tantos buenos momentos me dieron en mis años mozos. En esta receta de caldereta de cordero, la patata manda, por eso el cordero, que admite largas cocciones en temperatura baja, se pliega a las necesidades del tubérculo –a la patata le va mejor la temperatura alta–, resultando un guiso relativamente rápido hablando en términos de slow cook, claro.

Si pides una pata de cordero troceada en la carnicería, lo más probable es que te la partan con el machete sin quitar el hueso. Para el carnicero es la vía más cómoda, pero para ti se puede convertir en un guiso incómodo de comer lleno de astillas de hueso. Así que, con tu mejor sonrisa y un por favor en la boca, pide que te separen la carne del hueso –que te llevarás para dar saborcete– y te troceen la carne para caldereta.

Cómo hacer caldereta de cordero en slow cooker

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Mermelada de naranja sanguina

¿Qué pasó con las naranjas sanguinas? Hace muchos muchos años, cuando era pequeña, no era difícil encontrarlas en el mercado. Mi madre las traía a casa y, aunque ahora confiesa que nunca le hicieron demasiada gracia, a mí me flipaba que una naranja pudiera tener la carne roja y dar un zumo que parecía sangre. Y un buen día desaparecieron. Deje de verlas en la mesa y no volví a encontrarlas en la compra. Ganas me estaban dando de escribir a Lobatón para que las buscara, cuando de pronto volvieron a surgir entre las montañas de cítricos de los puestos de frutas, hace tres o cuatro años.

Y claro, desde entonces pasan unos cuantos kilos de naranjas sanguinas por casa mientras dura su corta temporada. Este año me estoy atiborrando a zumo, me encanta la combinación de dulzor y acidez, y he decidido disfrutarlas durante más tiempo en forma de mermelada. También me he dedicado durante unos días a secar la piel y laminarla para utilizar la piel seca en postres y otras preparaciones.

Las naranjas sanguinas se conocen también como blood orange o naranja roja, y deben su color a las antocianinas –pigmentos hidrosolubles– y a la exposición de las naranjas a bajas temperaturas nocturnas, de ahí que su temporada sea corta y supeditada al tiempo meteorológico.

¿Cuál es la diferencia entre esta mermelada de naranja sanguina y la mermelada de naranja amarga? Pues precisamente el amargor, mucho más intenso en esta última, que utiliza toda la piel de la naranja incluida la parte blanca. Esta parte amarga se elimina al elaborar la mermelada de naranja sanguina, aprovechando solo la parte más fina de la piel para disfrutar del contraste dulce y ácido. ¿Hay naranjas sanguinas en tu mercado? Si es que sí, prueba a hacer esta mermelada y ve tostando pan.

Cómo hacer mermelada de naranja sanguina en slow cooker

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Estofado de ternera

¿Cómo ha podido pasar tanto tiempo si tener una receta de carne guisada o estofado de ternera en Crockpotting? La ternera guisada es una de las recetas más presentes en las mesas de diario españolas, aunque pasa desapercibida en los recetarios más rimbombantes. Es una auténtica receta doméstica de las de toda la vida, reina de los buenos menús del día de barrio, de los de pan, vino y Casera. En la formula de la carne estofada, las carnes de segunda toman el control desbancando a las más nobles, que no deben sino huir despavoridas hacia otras preparaciones más favorecedoras para sus carnes magras.

De pequeña, cuando preguntaba a mi madre por esas partes gelatinosas de la carne guisada que tanto me intrigaban y que se fundían en mi boca con la salsa, ella me contestaba: "tú come hija, que son buenísimas para la piel y el pelo". Sabiduría popular de madre, que luego vinieron los laboratorios cosméticos a contarnos las bondades del colágeno y patatín patatán, pero eso ya lo sabía mi madre en los años 70.

Por eso, recuerda siempre que para hacer un estofado de ternera decente en slow cooker solo valen carnes que tengan tejido conjuntivo, nervios o colágeno –pídeselo así al carnicero y lo dejarás picueto–. Estas carnes requieren tiempo largo y lento de cocción para convertir esos tejidos en gelatina, devolviendo a cambio, estofados melosos de carne suave y tierna.

Cómo hacer estofado de ternera en slow cooker

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Bizcocho de manzana

Cada vez que hago bizcochos, me siento muy Bree Van de Kamp. La culpa la tiene una campana de esas para exponer y guardar pasteles que me compré en Ikea hace un tiempo, a pesar de que no tenía dónde guardarla. "Ya buscaré un sitio", me dije, y acabé bajando al trastero dos cajas llenas de pongos para acomodar el artefacto. En mi familia parece que aprecian mucho que no ponga el bizcocho sobre un plato con papel de plata aplastado por encima. Se acercan a la burbuja y empiezan a mirar a un lado y a otro, como intentando adivinar cómo proceder. Como pidiendo permiso. Es todo tan Bree que los tengo acoquinados.

El último rastro gocho que ha pasado una temporada –corta, que en casa no dejamos ni las migas– debajo de la campana transparente, es este bizcocho de manzana. Una receta francesa que ha gustado mucho a la chavalería y que ha entrado en el Sanctasanctórum de los bizcochos para el desayuno y la merienda chez Crockpotting. Puedes hacerlo con esa manzana que se está quedando sin amigos en el frutero, aunque lucirá mucho mejor si lo haces con manzana reineta. No te cortes al pedir una sola manzana en la frutería. "Sí, quiero solo una manzana, ¿qué pasa?" Te irás a casa con la expresión de triunfo de una auténtica Desperate Housewife en la cara.

Cómo hacer bizcocho de manzana en slow cooker

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Alubias negras con costillas

Cuando le pillas el truco a cocinar legumbre en slow cooker, ya no vuelves a pensar en otra forma de prepararla. Esas judías enteras y tiernas por dentro, ese sabor potente, ese olor que inunda la cocina durante las largas horas de cocción, son motivos suficientes para enamorarse de una Crock Pot sin remedio. Por no hablar de las carnes, chacinas y demás manducas que se echan al potaje. Esos chorizos que quedan suaves y prestan su sabor al guiso. Esas carnes de segunda que son perfectas para aterciopelar los platos.

Esta receta de alubias negras con costillas es una bola doble con la que puedes disfrutar de todas esas virtudes: las alubias enteras y mantecosas, y la carne que se deshace mientras hace natación sincronizada en un mar de caldo bien trabado. Los secretos para disfrutarla como merece son estos: utilizar legumbre del año, añadir el agua justa para que no quede muy aguado, prever un tiempo de reposo –tres o cuatro horas son suficientes– para que asiente y espese, y mover la olla suavemente varias veces una vez terminada la cocción evitando remover con cucharas u otros utensilios del diablo.

En casa cocinamos estos platos los días festivos para poder disfrutarlos como es debido: con tiempo, buen vino y reposo posterior. La lista de la compra no es muy larga, la receta es sencilla, ¿a qué esperas para ver el resultado?

Cómo hacer alubias negras con costillas en slow cooker

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Diez recetas de postres para slow cooker II

A estas alturas ya a nadie –o a casi nadie– le sorprende que se puedan hacer postres en slow cooker. Cuando llega un nuevo aparato a la cocina, sacarle el máximo partido es un seguro para no dejar de utilizarlo nunca y rentabilizar con creces la inversión. Restringir el uso de una Crock Pot solo a determinados guisos salados es una pena, los slow cookers son unos buenos aliados para obtener grandes postres sin necesidad de recurrir al horno o al fuego convencional.

Así que ya sabes, si quieres sacarle el máximo partido a tu pinche lento, ¡lánzate a hacer postres! Esta lista de diez postres para elaborar con Crock Pot es la segunda parte de la que publiqué hace unos meses; con estas veinte referencias puedes planificar muchos menús que terminarán con un postre de primera.

Diez recetas de postres para Crock Pot

Natillas de turrón. Ideales para hacerlas en plenas fiestas navideñas o cuando todo se termina menos esos turrones que, si no pones remedio, pueden vivir en tu despensa hasta el mes de agosto. ¡Dales uso antes de que sea tarde!

Compota de frutas. Este postre, también típico de la Navidad en algunas regiones, puede brillar durante todo el año en tu mesa acompañado de natillas, yogur o queso fresco. Es una auténtica delicia en la que los frutos secos –o frutas desecadas– se alían con el moscatel, el anís estrellado y la canela para dejarte una dulce experiencia a los postres.

Rocas de naranja y chocolate. Más que un postre, son un bocado para sacar a la mesa cuando llega el café, y con él, la tertulia. Las tiras de naranja confitada se bañan con cobertura de chocolate en una de las mejores combinaciones dulces que puede haber.

Manzanas asadas. Clásicas y llanas, las manzanas asadas son un postre humilde que perdura en el tiempo y llama a los mejores recuerdos de la niñez. Escoge siempre manzanas reinetas, son las que ofrecen un mejor matiz de sabor para el asado.

Arroz con leche. En tres actos, sin apenas remover, el arroz con leche es uno de los hits de la cocción lenta. Cremoso y meloso, puedes caramelizar su superficie al servirlo o espolvorear con un poco de canela.

Fondue de chocolate. Postre interactivo y divertido en el que todos los comensales darán lo mejor de sí mismos para bañar la fruta sin que se caiga dentro del chocolate fundido. Y si se cae, unas risas y a pescar, que la recompensa no puede ser mejor.

Torrija caramelizada. Una torrija más ligera de lo habitual porque no va frita, solo empapada en leche y caramelizada con azúcar en el último momento.

Torrijas de batata. Las torrijas de batata son un dulce originario del Valle del Guadalhorce, del pueblo de Alhaurín el Grande, en el que se aprovecha el dulzor de la batata o boniato tópico de la zona. Si quieres probar una torrija diferente, esta es tu receta.

Peras al vino. Un clásico que nunca pasa de moda. La fruta embebida en vino durante un tiempo largo resulta deliciosa, y la cocción lenta se encarga de que queden enteras, firmes y tiernas a la vez.

Tarta tatin. Nunca podremos agradecer lo suficiente a las hermanas Tatin por esta maravilla. Una tarta "del revés" con manzanas caramelizadas sobre una fina capa de masa crujiente para comer templada o caliente.

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Pollo pibil

Cuando me pasé al mundo slow, hace ya más de dos años, uno de los primeros platos que cociné fue una cochinita pibil. Esa receta y la de las lentejas, fueron las que hicieron que me levantara de la mesa y, blandiendo una zanahoria en plan Scarlett O'Hara, prometiera amor eterno a los slow cookers. Entonces Crockpotting aún no existía y la cochinita quedó en el recuerdo sin una receta en la web que echarnos a la boca. Un día de estos la repito y te cuento cómo hacerla; mientras tanto, puedes salivar como es debido con esta receta de pollo pibil.

Dice la leyenda que el pollo es muy seco. Pobre pollo con los prejuicios. La carne de pollo cocinada en su punto justo es una delicia tierna y sabrosa, sobre todo si el pollo se ha criado en libertad con una buena alimentación. La combinación de tiempo y temperatura que más me convence tras muchos piolines cocinados, es la de 5 horas y media en BAJA para un pollo entero o en cuartos. Con este tiempo y una marinada a base de achiote, naranja, limón y especias, se consigue un desmigado de carne de ave sabroso para comer en platillos, acompañado de arroz, hojas de lechuga, aguacate, cebolla marinada y tortillas de maíz. Si tienes pendiente dar una comida informal en casa, este tipo de platos nunca fallan.

Cómo hacer pollo pibil en slow cooker

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Bizcocho de naranja

El invierno tiene sus bendiciones: la lluvia, la nieve y las naranjas. Merece la pena esperar durante meses a la temporada de cítricos para disfrutar de su carne dulce, jugosa y llena de zumo. Las echaré de menos cuando avance la primavera y empiecen a desaparecer, pero este invierno me estoy tomando la revancha haciendo acopio de vitamina C para todo el año.

Una parte de esta revancha pasa por hacer mermelada, orangettes y otras cosas ricas con naranjas, como este bizcocho de naranja para desayunar o merendar como es debido todos los días. Las naranjas que estoy comprando esta temporada son muy dulces –me recuerdan a las que compraba mi madre cuando era pequeña, bendito mercado el de hace años– y por eso no he añadido una gran cantidad de azúcar al bizcocho. Si las naranjas son dulces, como debe de ser, no necesitarás endulzarlo demasiado, y así podrás disfrutar del sabor más puro a naranja. Si no tienes el frutero lleno de naranjas ya estás saliendo pitando al mercado.

Cómo hacer bizcocho de naranja en slow cooker

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Cassoulet

Inaugurada la temporada de guisos de legumbres, con su corte de banda y sus mariachis, no podía dejar pasar más tiempo sin marcarme un cassoulet en el slow cooker. Le tenía muchas ganas a esta cazuela de alubias blancas y chacinas cuyo origen se disputan Castelnaudary, Carcassonne y Toulouse. Sí, otro plato francés en Crockpotting, tengo una indisimulada debilidad por la cocina francesa.

Cassoulets hay tantos como cocineros, y los ingredientes pueden variar desde el cordero al cerdo o la perdiz, pero en esta receta he respetado los ingredientes cárnicos fundamentales, que son el confit de pato y la salchicha de Toulouse. El confit de pato es bastante fácil de encontrar en supermercados. Con la salchicha de Toulouse vas a tener más problemas, así que te recomiendo que no andes buscando y la sustituyas por una buena butifarra. Yo me las suelo traer de Francia cuando viajo al norte, pero esa es otra historia.

Adaptar la receta de cassoulet al slow cooker no tiene grandes secretos. Es un plato que requiere una cocción lenta y larga y que se termina tradicionalmente en el horno tras unas horas de reposo. Por tanto, haremos el cassoulet en tres actos: la cocción de la legumbre en BAJA el reposo en la olla a temperatura ambiente y el acabado final con las carnes en ALTA. Si tienes una olla adecuada para introducir en el horno, puedes darle un toque final de grill para darle el tradicional gratinado, aunque puedes prescindir de él sin angustias.

Lo importante es que la legumbre quede entera y con un caldo espeso y bien trabado. La cocción lenta es una gran aliada para que las alubias no se rompan. El reposo es cómplice para que el guiso espese. Es fundamental no pasarse con el líquido, pero si eso sucede, no te preocupes y simplemente saca una parte a un cazo y redúcelo al fuego hasta que quede cremoso. Al final, ve añadiendo ese caldo reducido en función de cómo quieras que quede el guiso.

Cómo hacer cassoulet en slow cooker

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Albóndigas con tomate

Las albóndigas con tomate son un plato que no podía faltar en este recetario de cocina lenta. A mí me gustan así, con tomate, por encima de cualquier otra preparación albondiguera. La ventaja principal de esta receta es que las albóndigas se preparan sin utilizar una gota de aceite o grasa, tan solo el que lleve la salsa de tomate, sin necesidad de freírlas o hacerlas en el horno. Puedes utilizar tomate frito hecho en casa en la Crock Pot o, si vas apurado y no lo tienes preparado, usa tomate frito envasado.

Las albóndigas tienen dos tiempos diferentes de cocción en función del resultado que quieras: cocción corta o larga. La cocción corta dura unas dos horas en ALTA y se consiguen unas albóndigas que, aunque están perfectamente cocinadas por dentro, conservan la carne fresca, tierna y jugosa. La cocción larga dura alrededor de ocho horas en BAJA y se consiguen unas albóndigas más compactas que en la cocción corta, pero de mordisco suave y meloso. Este es un descubrimiento que compartió hace tiempo María en nuestra comunidad de Facebook y sobre el que tenía mis dudas, pero cuando lo probé quedaron suficientemente despejadas.

¿Cual es mi cocción preferida para las albóndigas? Después de comparar ambas, si tengo tiempo me voy de cabeza a la larga, pero es importante que tengas en cuenta que solo es válida para carnes de calidad comparadas en pieza y picadas por el carnicero para hacer la mezcla con miga de pan y huevo. De las albóndigas que vienen ya preparadas en sus bandejas de porexpan no respondo, no suelen resultar tiernas en largas cocciones –y de milagro en las cortas–. Compra buena carne –que tenga grasa si vas a hacer la versión larga– saca el tomate de donde lo tengas guardado y ponte a hacer pelotas de carne, ¡no dejes pasar esta receta de albóndigas con tomate en slow cooker!

Cómo hacer albóndigas con tomate en slow cooker

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Controladores de temperatura: convierte tu slow cooker en un sous vide

Codlo. Convierte tu slow cooker en un sous vide

Cada poco tiempo, recibimos en nuestra comunidad una pregunta recurrente: ¿se puede utilizar un slow cooker como si fuera un sous vide? La primera respuesta que sale disparada es no. Por sí sola, una crock pot no se puede usar para hacer cocina sous vide, ya que son aparatos totalmente diferentes, pero –siempre hay un pero– con ayuda de un controlador externo es posible aprovechar a nuestra amiga lenta –solo los modelos manuales– para experimentar con este tipo de cocina. Antes de continuar, hay que contar qué es la cocina sous vide.

La cocción al vacío o sous vide es una técnica de cocina en la que los alimentos se cocinan dentro de bolsas de plástico sumergidas en un baño de agua, que se mantiene a una temperatura baja, precisa y constante. Generalmente se practica el vacío a las bolsas, aunque este extremo no es estrictamente necesario y, en un entorno doméstico, se pueden utilizar bolsas con cierre de zip a las que se extrae la mayor cantidad de aire que sea posible por métodos manuales. La cocción en slow cooker y en sous vide, por tanto, son completamente diferentes aunque mantengan un tronco común: la baja temperatura.

La cocción sous vide

La cocción sous vide necesita un aparato que llegue a la temperatura indicada en pocos minutos y la mantenga de manera precisa con una estabilidad térmica de +-0,5º. Normalmente se trabaja con temperaturas en un rango entre los 50º y 70º, siempre por debajo del punto de ebullición del agua. Esta técnica consigue texturas delicadas imposibles de obtener mediante una cocción normal. La precisión en el tiempo y en la temperatura son fundamentales.

La cocción en slow cooker

Cuando cocinamos en slow cooker o crock pot, la temperatura de cocción va subiendo de manera lenta y gradual –desde la temperatura ambiente– sin tener la posibilidad de controlar los grados que se alcanzan en cada momento, ni tampoco mantenerlos sin cambios. Para poner un ejemplo, durante seis horas de cocción la temperatura en el interior de la olla puede ir subiendo desde los 21º hasta los 100º, pero en ningún momento podremos controlar que, a una hora determinada, la olla cocine a 70º. Este es un dato siempre impreciso y poco importante en este tipo de cocina.

Claras las diferencias, vemos que, si pretendemos cocinar un alimento con una técnica de sous vide en un slow cooker, no tendremos la capacidad de controlar tiempo ni temperatura, obteniendo como resultado –si aún así nos aventuramos en ello– un churro marinero difícil de clasificar. Pero es posible aprovechar un slow cooker para cocinar en sous vide utilizando un controlador de temperatura externo que permita mantener una temperatura constante y contabilizar el tiempo de cocción.

Cómo funciona un controlador de temperatura

El funcionamiento de un termostato con sonda es muy sencillo. El que ves en las imágenes es el que tengo yo –Uno-Codlo, un modelo que ya no se fabrica– pero hay otros en el mercado, más económicos y que dan un estupendo resultado.

Los controladores de temperatura tienen un cuerpo con un panel digital, un conector con enchufe hembra, un cable con un enchufe macho y una sonda o sensor. El controlador se enchufa a la corriente y, a su vez, se conecta el slow cooker al enchufe hembra del controlador. El sensor o sonda se sumerge en el interior del recipiente del slow cooker, que estará lleno de agua para crear un baño.

Una vez que todo está conectado, se selecciona la temperatura deseada mediante los botones digitales del controlador y se coloca el mando del slow cooker en temperatura alta. Pasará un tiempo hasta que el baño alcance la temperatura fijada, momento en que empieza la cocción sous vide y hay que colocar los alimentos envasados al vacío en el slow cooker. Según el funcionamiento de cada sensor habrá que controlar el tiempo de cocción con un temporizador de enchufe –si el termostato no lo hace solo– o esperar a que avise con un pitido si el termostato tiene esta función.

Hasta aquí, todo muy fácil, pero si vas a usar un controlador de temperatura en combinación con un slow cooker, te convendrá tomar algún atajo para que el proceso no se haga eterno y para ayudar al sensor a trabajar de manera adecuada. Después de muchas pruebas, he podido comprobar que cuando se empieza la cocción sous vide desde agua a temperatura ambiente en slow cooker, en ocasiones el controlador se queda atascado alrededor de los 42º sin llegar a la temperatura de trabajo fijada. Aunque esto no sucede siempre, es recomendable colocar en la olla agua caliente en torno a 45º y hacer un ligero precalentamiento en ALTA (siempre que lo usemos para cocinar en sous vide trabajaremos con función ALTA). Este truco nos permitirá adelantar el comienzo de la cocción y asegurarnos un óptimo funcionamiento del sensor.

Conclusiones

Si queremos aprovechar un slow cooker manual ya existente para cocinar en sous vide, podemos utilizar un controlador de temperatura para mantener la temperatura de manera precisa.
Los slow cookers digitales no funcionan con estos controladores, ya que el sensor enciende y apaga la corriente de la olla durante el funcionamiento. Una vez que se apaga y enciende un slow cooker digital, este requiere ser activado de nuevo a través de su display. Estos aparatos solo funcionan con slow cookers manuales.
Es conveniente utilizar agua que ya esté caliente y dejar que alcance una temperatura media de 45º antes de empezar a usar el controlador. Esto evita errores en el funcionamiento y adelanta el inicio de la cocción.
Ten en cuenta que dentro del baño van a ir alimentos envasados en frascos de cierre hermético o bolsas de vacío o zip. Esto quiere decir que las ollas pequeñas no son las más adecuadas para este tipo de experimentos, a no ser que quieras cocinar poca cantidad.
Los controladores termostáticos digitales no son un sistema avanzado de cocción sous vide, pero resultan muy recomendables para aprovechar slow cookers y arroceras para cocinar en sous vide si hay problemas de espacio: son pequeños y se guardan en cualquier lugar.
Además de cocinar en un baño de agua, permite introducir la sonda en el interior de la olla para mantener una temperatura constante al realizar fermentados, asados y guisos, añadiendo una nueva dimensión a la cocción en crock pot. Para almas intrépidas a las que les gusta experimentar.

Comprar controladores termostáticos digitales

Si después de tantas líneas has mantenido la curiosidad y te planteas comprar un controlador de temperatura termostático, te propongo estos modelos:

Elitech STC-1000Pro.

Precio:EUR 37,28

Inkbird ITC-308.

Precio:EUR 37,99

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Pudin de roscón de Reyes

Para mí, la Navidad es esa etapa del año que paso esperando al último día para ponerme marmota de roscón de Reyes. Que todo lo demás está muy bien, desde el cava hasta los turrones, pasando por las uvas paganas y el año nuevo, pero ponme a mí un buen roscón delante y lo dejo todo.

El año pasado, en la noche de Reyes se mascó la tragedia chez Crockpotting. Compré el roscón en una cadena de tiendas superultradelicatessen, de esas que te meten un buen palo pero sales con una bonita caja para enseñar. Dentro de la caja iba uno de los roscones más malos y poco amables que he comido nunca. Terminarlo fue una tarea imposible, incluso para una osa hormiguera de los roscones como yo.

Este es el único panorama en el que puede sobrar roscón en mi casa –la mañana del día 6 de enero hay tortas para pillar el último trozo en el desayuno– y, si me vuelve a pasar, ya tengo claro cuál será mi consuelo: un pudin de roscón de Reyes jugosito y húmedo. La receta está inspirada en el bread&butter pudding del libro ¿Hacemos pan? de Alma Obregón e Ibán Yarza. La fórmula la firma Alma y es una solución de aprovechamiento perfecta para cuando nos sobren pan o bollos dulces tipo suizos o brioche, aplicable también al roscón o al panettone.

Cómo hacer pudin de roscón de Reyes en slow cooker

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Diez recetas de sopas en slow cooker

Caliente caliente. Cuando hace frío, solo la idea de un cuenco de sopa ardiente entre nuestras manos ya empieza a caldearnos el cuerpo. Si en verano nos lanzamos de cabeza a la piscina de las sopas frías, en invierno los platos soperos se llenan de humeantes brebajes que nos calientan por dentro desde la nariz a los pies. Para mí, las sopas son recurrentes en las cenas de invierno y otoño. No te atascan el organismo, quitan el hambre y son fáciles de digerir, favoreciendo el sueño. Tener un slow cooker en la cocina te facilita la tarea de hacer caldos –la base de muchas sopas– y elaborar sopas riquísimas que te esperarán en casa con los brazos abiertos. Con esta selección de diez recetas de sopas para cocinar en Crock Pot tendrás una buena baraja donde escoger.

Receta de consomé en Crock Pot. La madre de todos los caldos. El consomé es muy fácil de hacer y el resultado que se obtiene con una cocción lenta es difícil de igualar. Para grandes ocasiones o por puro placer cotidiano.

Sopa de kimchi. Exótica y picante. El kimchi se ha puesto de moda, pero para los coreanos es tan habitual en sus mesas como para nosotros lo es el pan o el ajo. Una sopa de fuego que te calentará al instante. Y querrás repetir.

Sopa de pescado. Toda la esencia de pescados, moluscos y mariscos en una sopa perfecta para una mesa de celebración. Partiendo de la base de un fumet de pescado se consigue una sopa sabrosa que no deja indiferente.

Sopa de guisantes partidos. Los guisantes partidos o secos son un descubrimiento genial para hacer sopas y cremas. No son tan comunes como otras legumbres, pero si los ves en el mercado no lo dudes un momento y cómpralos: su sabor profundo deja huella en el plato.

Sopa de galets. Un caldo lleno de sabor es la base perfecta para unos galets rellenos de pelota de carne. Otra sopa muy interesante para empezar las celebraciones con algo aparentemente ligero y ciertamente apetitoso. Porrusalda. Vasca por los cuatro costados, la porrusalda –sopa de puerros en euskera– es una sopa humilde en la que el puerro y la patata tienen el papel protagonista. Para inviernos duros y presupuestos ajustados.

Sopa de ajo. La sopa de ajo es otra de las joyas de la cocina humilde. Ajo, pan y caldo: con estos ingredientes y un poco de pimentón se monta una fiesta en la cazuela para alegrar los paladares que necesitan cariño y acción.

Sopa castellana. La prima hermana de la sopa de ajo se endominga con jamón y chorizo, starlettes indiscutibles de la despensa. Y termina de maquearse con una capa de huevo batido. Así cualquiera.

Sopa de cebolla. Esta sopa habla francés y destila un increíble aroma a cebolla. El secreto es dejarla pochar durante un tiempo largo, y para eso el slow cooker es el master of the universe. Tendrás siempre un buen fondo de carne listo para lucirte con esta maravilla.

Sopa minestrone. La sopa minestrone es mucho más que una sopa de verduras. Esta maravilla de la cocina italiana apunta a un sabor intenso desde el momento en que empezamos a oler a apio cortado y a panceta pochada. Que no falte en tu mesa.

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La envasadora al vacío. Utensilios de cocina

Si tuviera que hacer la maleta con los utensilios de cocina a los que no puedo renunciar, en ella iría, además de mi slow cooker de 8 litros y un juego de boles de vidrio con tapa, una envasadora al vacío. Sé que es un utensilio que no está en todas las cocinas domésticas, pero yo no podría pasar sin él. Hace muchos años que oí hablar de este método de conservación y, después de investigar, desear y ahorrar, me compré una envasadora Magic-Vac de Saeco, que por aquel entonces eran las que partían la pana. Me dio buen servicio durante más de diez años, simultaneándola unos meses con una Alfa que no me convenció en absoluto.

Hace unos meses llegó el momento de jubilar mi vieja Magic-Vac y compré una FoodSaver FFS003X que añade una nueva función a las que sumaba la antigua: con ella se pueden envasar alimentos que tienen un porcentaje de líquido. Esta misma función, que no hace un vacío total, sirve para envasar alimentos delicados sin ejercer presión sobre ellos. Poder envasar potajes y otras preparaciones similares me ha dado la vida, y ahora puedo aprovechar y optimizar lo que cocino muy fácilmente.

Funcionamiento de una envasadora al vacío

Las máquinas de envasar al vacío domésticas tienen forma alargada y albergan en su interior una boca de aspiración –en la que se encajan las bolsas a las que se va a aplicar el vacío–, y una línea de sellado para cerrarlas. Es muy sencillo: se abre la envasadora, se coloca la bolsa ya formada y con el contenido a envasar, se ajusta la bolsa a la boca de aspiración, se cierra y se pulsa un botón que inicia el proceso. El aire se va expulsando y, una vez que se hace el vacío completo, la bolsa se sella automáticamente sin necesidad de intervención. Si en lugar de usar bolsas utilizas rollos, tendrás que formar tu propia bolsa. Es una opción menos cómoda, pero que permite ajustar el tamaño de la bolsa al contenido que vayas a envasar. En ese caso, tendrás que cortar la bolsa a medida y sellar un extremo, colocándolo sobre el sellador, cerrando la envasadora y pulsando el botón de sellado.

Una vez hecho esto, ya tienes tu bolsa y puedes proceder a utilizarla como explico anteriormente. Las envasadoras al vacío suelen tener además una cánula para utilizarla con distintos accesorios: botes, marinadores, envases plásticos y tapones para hacer el vacío en botellas. Como ves, las posibilidades son muchas, más allá de las bolsas.

Ventajas de una envasadora al vacío

La principal ventaja de tener una envasadora al vacío doméstica, es poder mantener los alimentos frescos y en perfecto estado durante más tiempo. Ya sea en el congelador, en el frigorífico o en la despensa, tanto los alimentos frescos, cocinados o los que no necesitan frío, se benefician de una conservación óptima que los protege de quemaduras, oxidaciones y enranciamientos. El tiempo de conservación se multiplica y los alimentos duran entre 3 y 5 veces más. Solo tienes que calcular cuánto dura normalmente un alimento en el frigorífico o congelador para darte cuenta de las posibilidades que te ofrece envasar al vacío en casa.En ocasiones –más de las deseadas– congelar un alimento es condenarlo al olvido para desecharlo meses más tarde, cuando reaparece ante ti con un aspecto sospechoso y poco amigable. Ya sabes que cuando dejas un alimento en el congelador, pasado un tiempo, este tiende a quemarse. El aspecto que toma lo delata, con partes blanqueadas y revenidas, consecuencia de un mal envasado que permite la formación de cristales de hielo. El envasado al vacío permite sellar y aislar por completo los alimentos, evitando que las moléculas de agua presentes en el congelador se depositen en los productos y formen redes de cristales de hielo que los estropean.

Aplicaciones de una envasadora al vacío

Conserva alimentos ya cocinados en bolsas, evitando los envases voluminosos y pudiendo optimizar el interior de tu frigorífico y congelador. Doble bola: ahorras espacio y dinero a la vez. Haciendo el vacío no volverás a tirar alimentos cocinados a la basura, ya que se conservarán en perfecto estado por más tiempo.
Congela los alimentos envasándolos al vacío y, además de alargar su duración, al descongelarlos estarán en perfecto estado al evitar las quemaduras, tan habituales en períodos largos de congelación.
Mantén el orden en tu congelador. Envasa en bolsas manteniendo su forma plana y podrás organizar tu congelador como un archivo. Te sorprenderá la nueva capacidad de tu congelador.
Envasa al vacío los embutidos y quesos. Los loncheados ya no se te quedarán secos y las piezas enteras conservarán todas sus propiedades. Podrás comprar piezas enteras sin miedo a que se te pongan malas en la despensa.
Guarda las legumbres y los cereales envasados en bolsas al vacío si no vas a consumirlos en un tiempo. Se acabó eso de tener mil botes con restos o bolsas abiertas haciendo de tu despensa un mercadillo. Envasa distribuyendo el contenido para que quede un paquete plano fácil de guardar y señala la fecha de envasado en cada bolsa para ser consciente de su viejunez y evitar que se conviertan en el brazo incorrupto de Santa Teresa.
Marina alimentos en pocos minutos. Cuando en una receta indican que debes marinar un alimento durante varias horas puede darte un jamacuco si no andas sobrado de tiempo. El vacío acelera este proceso, pudiendo hacerse en cuestión de minutos. Para ello hay que hacer el vacío a la pieza con su marinada dentro de un recipiente marinador especialmente diseñado para esta función. Por supuesto, el recipiente marinador también sirve como envase para conservar alimentos al vacío.

Si te aseguras de que tu envasadora tenga función para alimentos líquidos, no necesitarás utilizar botes ni tapers para envasar tus guisos. Podrás conservar tus restos de fabadas, estofados, lentejas, etc., por mucho más tiempo y sin ocupar mucho espacio. Puedes conservar las verduras que te sobren cortadas y blanqueadas –pasadas levemente por agua hirviendo– en el congelador. ¡Se acabó eso de desaprovechar alimentos!
¿A que molaría poder hacer el vacío en los botes de conservas que quedan a medias para alargar por más tiempo su duración? Esto se puede hacer con un pequeño truco. Solo necesitas tener una cánula de vacío y un recipiente grande para vacío en el que quepa el bote en cuestión. Ciérralo sin apretar por completo, introdúcelo en el recipiente y haz el vacío. Cuando la máquina haya indicado el final, abre el recipiente de vacío y saca el bote, ahora podrás conservar su contenido durante más tiempo.
Aprovecha esa botella de vino abierta. ¿Qué haces cuando te queda una botella de vino a medias? Probablemente pensar en consumirla cuanto antes y rogar porque el vino no se ponga malo. Si tienes una envasadora y un tapón de vacío puedes conservar los vinos en mejores condiciones durante algunos días más. Y quien dice vino dice vinagres, aceites, caldos o cualquier otro líquido no carbonatado que quieras guardar en una botella.
Si cocinas en sous vide, tener una envasadora al vacío te será muy útil para preparar los alimentos en bolsas herméticas sin riesgo de que el agua del baño se filtre en el interior. También podrás envasar algunos alimentos para cocinarlos en tu slow cooker si no quieres que traspasen un sabor determinado al guiso o son demasiado frágiles. El mejor ejemplo es el de la morcilla del cocido. Puede parecer una locura, pero si pones la morcilla envasada al vacío sobre un cocido, evitarás que su sabor quede marcado en el caldo, y aparecerá entera y extraordinariamente tierna tras la cocción.
Tras todos estos consejos, debes saber que el envasado al vacío no sustituye la esterilización que se realiza en el proceso de envasado estéril o embotado, por tanto no puede considerarse aquello que hayas envasado como una conserva. Tenlo bien en cuenta para evitar disgustos.

Comprar una envasadora al vacío

Comprar FoodSaver FFS015X-01

Si has llegado hasta aquí, es posible que sientas el gusanillo de esto de envasar al vacío y quieras comprar una envasadora. Yo te voy a recomendar siempre la que estoy utilizando en este momento y que no me ha fallado nunca desde que la compré, la FFS003X. Si quieres ver más modelos, puedes navegar por este enlace y escoger según tu criterio.

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Turrón de Oreo

Las galletas Oreo son adictivas y misteriosas. ¿No te has preguntado alguna vez de qué demonios están hechas esas tapas negras como el tizón? Probablemente sean las galletas más versionadas en repostería casera, con réplicas gigantes, bizcochos, tartas, helados e incluso batidos. En Crockpotting no íbamos a ser menos y, aprovechando la capacidad de la Crock Pot como artilugio para fundir suavemente y con respeto, nos hemos liado con un turrón de Oreo que llamará la atención de la chavalería en tu mesa durante estas Navidades.

Como siempre que publico una receta en la que hay que fundir pequeñas cantidades de chocolate o queso, te recomiendo hacerlo en una olla pequeña de alrededor de 1,5 litros. Puedes intentar hacerlo en una grande, pero el resultado será irregular al no cubrir toda la superficie de la olla. Si no dispones de una, coloca el chocolate en un bol apto para horno dentro de la olla. Ten en cuenta que tendrás que esperar algo más de tiempo al no recibir calor directo de las paredes.

Elaborar tu propio turrón en casa puede ser divertido si lo haces a pachas con los tiernos infantes que tengas a mano. Se lo pasarán bien y tendrán ilusión por el momento en que llegue a la mesa. Si llega. Además podrás controlar los ingredientes, algo que, como me comentó hace pocos días mi compañera crocky María, es una ventaja cuando tienes invitados con intolerancias alimentarias.

Cómo hacer turrón de Oreo en slow cooker

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Pollo al ajillo

El pollo al ajillo es una de esas recetas que mi madre borda. Sí, sé que la tuya también, pero el ajillo de mi madre... ¡ay! ese sabor, esos ajos confitaditos, ese pollo tierno. Uno de los recuerdos comilones de infancia más lúcidos que tengo es una cazuela de pollo al ajillo –una o decenas de ellas– sobre la mesa, y una barra de pan cortada al lado esperando para rebañar la salsa.

Hacerlo en slow cooker es muy fácil, pero esta receta sale mucho más rica si abusamos un poquito de la sartén al principio para sacar todo lo bueno de los ajos pochaditos, la piel un poco churruscada del pollo y el golpe de calor del vino.

Puedes utilizar un pollo entero troceado, muslitos o, como es el caso, delicias de contramuslos, que un día caprichoso lo tiene cualquiera. No seas perezoso en los preliminares porque te va a compensar, que luego el pollo se tira tres horas sin darte la lata en su retiro crockpotero. Esta receta de pollo al ajillo en slow cooker es perfecta para una cocina de diario, incluso para cocinar en grandes cantidades y guardar en raciones en el congelador por si las moscas.

Cómo hacer pollo al ajillo en slow cooker

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Turrón de kikos y escamas de sal

Este año, la bandeja turronera de la cena de Navidad chez Crockpotting va a estar divertida. Sé que mis invitados, esperan un poco lo de siempre, la turronada clásica y la posterior conversación recurrente sobre qué turrones no debo poner el año siguiente. Puede que aún recuerden el turrón de trufa a la naranja que tanto éxito tuvo el año pasado, pero lo que no se imaginan, es que se las van a tener que ver con un turrón de kikos y escamas de sal.

Ya los estoy viendo. Con los mofletes bien animados por el vino y el cordero, encontrando algo salado al morder un trozo de turrón tras los postres. Estoy segura de que les va a gustar y no van a dejar ni una miga, porque este turrón dulce, un poco amargo y salado es altamente adictivo, además de facilísimo de hacer.

El año pasado di mil vueltas para encontrar moldes adecuados para hacer turrones. Encontré unos de plástico rígido en un almacén de utensilios de cocina profesionales, pero el calor los dejó con muy mal cuerpo. Este año he encontrado la solución en casa, utilizando bricks de leche cortados por la mitad, bien limpios y secos, que funcionan de maravilla. Dan una buena forma y evitan que los turrones se queden pegados al molde. Si haces turrón, te recomiendo que los uses, te ahorras unas pelas y das un nuevo uso a algo que va a ir a la basura.

Cómo hacer turrón de kikos y escamas de sal en slow cooker

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Codornices estofadas con níscalos

Coturnix Coturnix parece el nombre de una heroína de comic o el nombre en clave de un espía del CNI. Pero no, Coturnix Coturnix es el nombre científico de la codorniz, la pequeña ave que domina la escena en esta receta de codornices con níscalos en Crock Pot. Es un plato clásico del otoño para grandes ocasiones o simplemente para ponerte como el tenazas comiendo con las manos porque tú lo vales.

En esta receta, los pasos previos –salteado por partes y reducción de vino y caldo– son esenciales para resaltar todo el sabor de las codornices y las setas, así que no te recomiendo que la transformes en un topadentro para ahorrar tiempo. El reposo le va muy bien, pero al ser un plato de tiempos muy cortos –para la media de la cocción lenta, claro– puedes hacerlo durante la mañana y tenerlo listo para la comida.

Cómo hacer codornices estofadas con níscalos en slow cooker

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Bizcochos. Diez recetas para slow cooker

¿Qué dirías si supieras que puedes hacer bizcochos sin encender el horno? Si alguien te dijera que la cocción en Crock Pot u olla de cocción lenta es estupenda para cocinar bizcochos, ¿lo creerías o serías tan escéptico como lo fui yo en un principio? Acostumbrada a ver muchas recetas e imágenes en la red de slow cookers llenos de carnes y legumbres, me costó convencerme de las bondades de nuestra amiga lenta para cocinar bizcochos. Tardé hasta una segunda intentona en la que comencé a ajustar tiempos y temperaturas y a observar el comportamiento de las masas en la olla hasta dar con algunos trucos y consejos que vienen bien para ponerse a bizcochear en slow cooker.

Desde entonces, no he podido parar. Buena parte de estas andanzas han quedado recogidas en la web y las comparto contigo en este artículo, que es un gran cofre lleno de delicias suaves y esponjosas, una buena manera de iniciarte en la elaboración de bizcochos en slow cooker y animar tus desayunos y meriendas con elaboraciones caseras.

Diez recetas de bizcochos para Crock Pot o slow cooker

Bizcocho cuatro cuartos. Es como la primera lección de parvulitos bizcocheros. Una fórmula fácil de recordar y que da tan buenos resultados que pasa de boca en boca. Se puede aumentar la proporción muy fácilmente según la capacidad de tu olla: cada 50g de ingrediente equivale a un huevo.

Banana bread. Nada iguala al banana bread como reciclador de plátanos pochos. Un bizcocho denso y jugoso con el que harás una pedorreta al frutero cuando lo veas lleno de plátanos al borde de la extinción. Tienes que hacerlo sí o sí.

Bizcocho de nata y lima. ¿Tienes un brick de nata en el frigo a punto de pasarse de la raya? Haz este bizcocho y comprarás nata solo para poder hacerlo una y otra vez. Fino y delicado, con el toque de limón justo para refrescar y no apabullar.

Brownie. Para fans del chocolate chocolate. Una receta solo apta para slow cookers de gran capacidad y pensada para hacerla directamente en la olla, sin moldes.

Carrot cake. Es la estrella de todo brunch hipster y moderno que se precie. También puede serlo en tu casa sin tanto postureo, solo por el placer de disfrutar de su sabor especiado e intenso.

Bizcocho marmolado. Cuando se corta, se lleva a todos los invitados de calle con su interior plagado de caprichosas formas, pero lo mejor de este bizcocho marmolado es su contraste de sabores entre la vainilla y el chocolate.

Blondie. El hermano rubio del brownie. Un pastel bajo y ligeramente húmedo en el que el chocolate blanco tiene un buen papel. Al igual que su brother, se muestra en plenitud en ollas grandotas y sin molde.

Bizcocho especiado de calabaza. Un proceso un poco complejo –hay que asar la calabaza previamente para obtener su pulpa– que se ve aliviado gracias a la cocción lenta sin vigilancia. La recompensa la conocen los que ya se han tomado el trabajo de prepararlo. Un éxito completo.

Bizcocho esponjoso de chocolate. Una receta francesa con la que se obtiene un bizcocho delicado y esponjoso, con un intenso sabor a chocolate y un color oscuro como la boca de un túnel. Su secreto es el batido intenso de las claras.

Bizcocho de yogur. Esta lista se cierra como empezó, con un clásico de la repostería casera: el bizcocho de yogur. Medido originalmente con los vasitos de los yogures, es el preferido de los aficionados a las matemáticas.

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