¿Es una verdura? ¿Es una fruta? Es el ruibarbo, el tallo de una planta que, si bien tiene pinta de ser pariente de las acelgas o el cardo, se suele usar en recetas dulces a las que da alegría con su contrapunto ácido. Cada vez es más fácil encontrarlo en el mercado, aunque hay que rebuscar un poco o ir a una frutería verdulería en la que pongan mimo a la selección de productos. Su temporada va pareja a la de las fresas, por eso no es difícil verlos juntos en muchas recetas golosas.
Como imaginarás, hace una estupenda mermelada en combinación con las fresas, pero en esta ocasión he querido prescindir del exceso de azúcar y he preparado una compota de fresa y ruibarbo con las últimas naranjas sanguinas que han pasado por casa. ¿Qué hacer con ella? Por supuesto darle fuerte y no dejar ni gota en el bote. Para cumplir esta misión la puedes combinar con yogur, con natillas o crema inglesa, o usarla en sustitución de la mermelada si haces cheesecake.
Cómo hacer compota de fresas y ruibarbo en slow cooker
- 300 g de ruibarbo fresco
- 600 g de fresas o fresones
- 2 naranjas sanguinas
- 2 ramas de canela
- 8 granos de pimenta negra
- 60 g de azúcar de caña
- Elimina los extremos más secos del ruibarbo. Quita las fibras más duras si las tuviera. Corta el ruibarbo en rodajas de 2cm.
- Quita las hojas de las fresas. Lávalas y córtalas en mitades o cuartos según su tamaño.
- Haz zumo con las dos naranjas.
- Coloca en el slow cooker el ruibarbo, las fresas, el zumo, el azúcar, la pimienta y la canela, y remueve.
- Pon la tapa y cocina durante 3 horas en ALTA. Destapa la olla de cocción lenta y cocina durante 3 horas más sin tapa o hasta que tenga una textura espesa.
- Pasa la compota a un recipiente y sirve como acompañamiento de yogur, natillas o tartas.
El azúcar de caña se puede sustituir por azúcar blanco.
El tiempo es orientativo. Al tener cierta cantidad de líquido que hay que evaporar, la segunda fase de cocción a tapa descubierta puede durar más o menos en función de la potencia de cada slow cooker.