Bizcocho de naranja y tomillo
El tomillo hace muy buena pareja con los cítricos –recuerda que tiene un primo llamado tomillo limonero– y en este bizcocho se marca un chotis muy agarrado con una naranja. A por él.
Me encanta el tomillo. Me flipa. No puedo empezar a escribir sobre este bizcocho con otras palabras, aunque parezcan un poco flower power (y lo son). Una de las recetas de Manchamanteles que más disfruté haciendo y comiendo fue una sopa de pollo y tomillo1, una sopita caliente y reconstituyente que me encantaría que me hicieran cuando estoy enferma, mimosa o necesito sentirme en casa.
Pues eso, el tomillo. Que sabe a hogar, a campo. A comida rica y reparadora, y que por fuerza tenía que acabar en una receta dulce crockpotera. ¿Y qué mejor compañía para el tomillo que un cítrico? Menuda pareja hace con la naranja, presente de manera sutil con su ralladura.
Es uno de los bizcochos que más me ha gustado de los que he hecho estos años: aromático y con una textura muy fina y flexible. Se come solo, el puñetero.
La merma de la nata
Aquí hay un truco del almendruco. En los ingredientes pido 300 ml de nata líquida para montar, pero la receta solo necesita 200 ml. ¿Dónde van entonces esos 100 ml de diferencia? Al limbo de las hierbas coladas.
Cuando hice la primera versión de este bizcocho vi que algo fallaba. Infusioné 200 ml de nata y la masa no quedó en el punto que yo quería una vez cocinada. Me di cuenta de que era insuficiente, y que gran parte de la nata se había quedado entre las ramas de tomillo tras colarla.
Así que fui previsora y aumenté la cantidad de nata inicial. El resultado fue que, al colarla, gran parte del sobrante quedó impregnado en la hierba, pero pude utilizar los 200 ml que necesitaba para la elaboración.
¿Qué hago con las naranjas?
Al rallar la piel, las naranjas quedan como Sinéad O’Connor en sus buenos tiempos, cuando el Nothing Compares to You. Calvas y con un aspecto seco, pero con la pulpa intacta. Da la impresión de que, al rallar la piel, la parte exterior del albedo se convierte en algo parecido al cuero, se seca y se sella, manteniendo la pulpa protegida y húmeda.
Yo me he comido naranjas con la piel rallada muchos días después y estaban jugosas y húmedas por dentro, listas para comer. Así que, si te da palo rallar la naranja, no te dé miedo: podrás hacer un zumo de inmediato o guardarla en el frigorífico para más adelante.
Preparación: 20 minutos
Reposo: 1 hora
Cocción: 2 horas
Función: ALTA
Raciones: 6
Molde
Batidora eléctrica de varillas
3 huevos
200 g de azúcar
300 ml de nata líquida para montar
250 g de harina
10 g de levadura química o impulsor
1 naranja grande
20 g de tomillo fresco (sí, un blister enterito)
1 pizca de sal
Esprai desmoldante o mantequilla a temperatura ambiente
Pon la nata y el tomillo en un cazo. Calienta sin dejar de vigilar hasta que empiece a hervir. Retira del fuego de inmediato. Acércala dos veces más al fuego retirando cada vez cuando empiece a hervir.
Deja que se infusione en el cazo hasta que se enfríe, alrededor de 1 hora.
Calienta un poco la nata en el cazo, cuélala y retira el tomillo. Una vez fría, mide 200 ml de nata, es lo que vamos a usar en la receta. Saca algunas hojas del tomillo infusionado –evitando los tallos– y ponlas en la nata colada.
Precalienta el slow cooker en ALTA durante 1 hora.
Pesa el azúcar, ralla la piel de las naranjas sin tocar la parte blanca, mezcla la ralladura con el azúcar y deja que repose durante 15 minutos.
Separa las claras de las yemas.
Bate las claras a punto de nieve con una pizca de sal y reserva.
Bate 200 ml de nata con el azúcar hasta que quede una crema homogénea. Añade las yemas y bate durante 1 minuto.
Incorpora la harina tamizada y el impulsor. Mezcla suavemente con una espátula2. Cuando esté integrada, mezcla las claras montadas con la espátula y movimientos envolventes hasta obtener una masa homogénea.
Prepara un molde impregnado con spray desmoldante o mantequilla a temperatura ambiente.
Vierte la masa en el molde y colócalo en el slow cooker. Pon un paño sobre el recipiente, coloca la tapa encima y cocina durante 2 horas en ALTA.
Pasada 1 hora y media, pincha el bizcocho con un palillo o brocheta: si sale limpio estará hecho; si sale húmedo, cocina durante 30 minutos más o hasta que esté listo.
Este bizcocho está hecho en un molde alargado de plum cake dentro de un slow cooker de 8 litros de capacidad.
Si quieres que libere la receta de sopa de pollo y tomillo en La Cocina Privada, pídemelo en los comentarios.
No mezcles con batidora, el gluten de la harina se desarrollaría y la masa quedaría gomosa una vez cocinada.