Yogur griego
Ya lo decía aquella anciana: jroña que jroña (Χρόνια και χρόνια). ¿Recuerdas aquel anuncio de yogur griego? Fue así como en España muchos conocimos la existencia del yogur griego y, de paso, incorporamos esa frase –que quiere decir "años y años"– a nuestro archivo de muletillas.
En los últimos tiempos veo muchas fórmulas para hacer yogur griego en casa, casi todas añadiendo materia grasa en forma de nata entera, incluso leche en polvo y otros aditivos. Se me llevan un poco los diablos viendo estas mezclas que no hacen sino espesar el yogur añadiendo grasas y sabores que no deben estar ahí.
Si te gusta el yogur, detectas con facilidad el sabor a nata añadida, que hace pesada la fórmula. Hacer yogur griego en casa es mucho más sencillo. Solo hay que partir de un yogur bien elaborado con leche fresca pasteurizada entera y utilizar yogur griego como fermento –es opcional, pero añade algo más de grasa a la mezcla antes de fermentar– al que luego extraemos el suero con paciencia.
Es la mejor manera de conseguir un yogur cremoso, denso y delicioso. La textura la marcas tú: según la cantidad de suero que elimines, el yogur quedará más o menos espeso. El suero que queda al filtrar el yogur es oro puro, ¡no lo tires! Tiene, además de lactosa, proteínas de calidad, minerales –calcio, fósforo y magnesio– y vitaminas hidrosolubles. Se puede utilizar para elaborar bizcochos, masas, pan, bebidas y batidos, o como ingrediente de marinadas. También se puede beber solo sin más.
Necesitarás un paño de hilo fino, una bolsa para hacer leches vegetales, o gasas de farmacia, y un colador grande para dejar que repose en una base firme durante el filtrado. ¿Te animas a probar el verdadero yogur griego hecho en casa? Repetirás.
Preparación: 30 minutos
Cocción: 2 horas
Reposo: 12 horas
Función: BAJA
Raciones: 2 litros
1 termómetro de cocina
1 paño de hilo, (bolsa de filtrar o estameña)
Varilla de cocina
Paño de hilo o estameña
Colador grande
3 l de leche fresca entera pasteurizada
2 yogures griegos
Calienta la leche en la olla de cocción lenta durante dos horas en BAJA.
Apaga el slow cooker y desenchufa. Mide la temperatura con un termómetro de cocina y deja que se temple hasta los 45º.
Añade los yogures griegos y remueve con una varilla hasta que se mezcle por completo.
Pon la tapa y cubre la crock pot con una toalla. Deja que repose durante 12 horas.
Cuando el yogur esté cuajado, coloca una estameña o un paño de hilo sobre un colador grande y vierte todo el yogur que quepa. Coloca el colador sobre un bol para que recoja el suero que vaya soltando. Deja que repose varias horas.
A medida que el yogur vaya perdiendo líquido, guarda el suero en un tarro aparte y remueve el yogur para que quede homogéneo.
Una vez que adquiera el espesor deseado, guárdalo en un tarro y repite el mismo procedimiento con el yogur restante.
No sustituyas el paño por papel de cocina: en poco tiempo se humedecerá lo suficiente como para romperse y deshacerse, mezclándose con el yogur.
Si usas un paño de hilo para filtrar el yogur, dedica éste en exclusiva a este tipo de labores, y lávalo con un detergente neutro a alta temperatura tras cada uso. Yo suelo usar una servilleta de hilo comprada para este fin.
La proporción de suero eliminado te puede dar una idea del espesor del yogur griego. Con el tiempo, tendrás tu propia medida, pero te puede orientar saber que
un yogur extracremoso se obtiene extrayendo algo más de 1 litro de suero de 3 litros de yogur.
Si ves que te has pasado y el yogur ha quedado demasiado espeso, puedes arreglarlo añadiendo algo de suero y removiendo con una varilla.