Sopa de tomate
Una sopa de verano que se puede comer fría o caliente. Y si la quieres tomar también en invierno, lee, que hay truco.
Puedes escuchar el texto completo en este enlace al podcast.
Estamos en primavera y ya me relamo pensando en los tomates que vendrán en unas semanas, con el calor del verano. Hace tiempo que dejé de comprar tomate fuera de temporada, porque esas compras se convertían en fracasos en la mesa.
Lo bueno del tomate es el sabor, y aunque haya tomates de invierno, solo les saco chispas en pleno verano. Por eso asocio la sopa de tomate al calor, igual que no me hace mucha gracia comerme un gazpacho o un samorejo en invierno. Cosas de señora friolera.
Tomate natural o envasado
Esta sopa de tomate se puede comer fría o caliente, la única condición es hacerla con tomates que estén maduros y tengan sabor a tomate. La buena noticia es que se pueden hacer con tomates pera en conserva, siempre que cumplan con esa única condición.
Yo he probado con dos marcas: Mutti y La Molisana, y con los dos ha salido soberbia. Probé a cocinarla con unos tomates frescos en abril y el resultado fue un bluff. Mejor ni intentarlo. Si usas conserva, utiliza todo el contenido de la lata, la parte cremosa o liquida y los tomates. Guíate por el peso neto para calcular las latas que tienes que usar.
La guarnición
Como todas las cremas o sopas que hago, esta también tiene una guarnición que la completa. Queso feta, que tiene cuerpo, se desmenuza bien y tiene un toque salado. Tacos de jamón cocinados en microondas (se pueden pasar por la sartén si no tienes micro), que también dan toque de sal y quedan crujientes. Pan tostado, que cruje o da consistencia, dependiendo de cómo te guste más y del tiempo que lo dejes humedecerse. Un hilo de aceite de oliva crudo y un toque verde de cebollino picado y tomillo.
Preparación: 10 minutos
Cocción: 4 horas
Función: ALTA
Raciones: 4
1,2 kg de tomate fresco muy maduro o tomate pera en conserva
1 cebolla fresca
2 dientes de ajo
Tomillo fresco
150 g de queso feta
70 g de tacos de jamón picado
100 g de pan de barra o chapata
Cebollino picado
Aceite de oliva virgen extra
Pimienta negra
Sal
Si usas tomate natural, elimina la piel del tomate pelando con un pelador o un cuchillo fino o escalda los tomates con un corte en cruz en agua hirviendo durante 30 segundos y pélalos al sacarlos del agua.
Trocea los tomates, media cebolla y los dos dientes de ajo.
Ponlos en el slow cooker con un atadillo de tomillo y sal a tu gusto. Cubre con 400 ml de agua y cocina durante 4 horas en ALTA.
Cuando esté cocinado, tritura hasta obtener la textura a tu gusto.
Prueba y rectifica el punto de sal. Añade pimienta negra a tu gusto.
Si vas a servir la sopa fría, refrigera durante al menos 3 horas.
Desmenuza el queso feta.
Cocina el jamón en tramos de 30 segundos en el microondas hasta que veas que está cocinado (con cuidado de que no se queme). Deja que se enfríe para que se endurezca.
Tuesta varias rodajitas de pan en horno, sartén o airfryer.
Sirve la sopa fría o caliente con el queso desmenuzado, el jamón, un hilo de aceite, cebollino picado, pimienta negra recién molida y unas hojas de tomillo fresco.
La textura de esta sopa es cosa tuya. Puedes triturarla por completo para que quede como un puré fino, o dejar pequeños trozos de tomate que llevarse al diente. Es importante no añadir aceite antes de triturar, porque la sopa podría ponerse de color anaranjado.