Esta sopa de pollo y verduras lleva años en mi archivo de programación. Al principio tenía la idea de que fuera una sopa de aprovechamiento hecha con los restos de aves de las comidas navideñas. No sé por qué, cada año la iba posponiendo. Quizá el año que viene por estas fechas llegue su momento. Veremos.
Al final, la idea que ganó fue la de hacer una sopa potente, que tuviera proteína, hidratos y verduras, hojas frescas crudas –los berros– y un elemento aromático. Una sopa casi de cortar con cuchillo, pero con un caldo que mereciera la pena apurar.
Las sopas asadas son caballo ganador
El modelo de elaboración de esta sopa sigue un patrón que me encanta y se aleja de lo habitual. En lugar de cocer los ingredientes en agua o caldo, los asamos en una primera fase, consiguiendo más sabor y una textura más delicada.
Cuando el pollo está listo –tierno, jugoso y con la carne desprendiéndose de los huesos– eliminamos todo lo que no queremos en la sopa –huesos, articulaciones y cosas poco amables–, troceamos la carne y la ponemos de nuevo en el recipiente.


La hierbabuena –si no hay puedes usar menta–, los berros crudos, la sal y un festival de pimienta blanca hacen el resto. Si lees apio y tuerces el morro, no temas. Una vez cocinado, le pasa como al ajo, que pierde toda la fuerza y el sabor apenas se deja sentir.
Cuando hago producción de recetas en el estudio, la comida en casa es una sorpresa. No suelo decir lo que voy a llevar para la comida. Cargo con las tarteras llenas de cosas ricas, caliento y a comer. Esta sopa triunfó a lo grande. Mereció la pena cada minuto de cocción y sé que la repetiremos en casa una y otra vez. Ojalá se convierta también en un fijo en tu mesa.
Preparación: 15 minutos
Cocción: 4 horas
Infusión: 30 minutos mínimo
Función: ALTA
Raciones: 4
1 trasero de pollo
2 ramitas de apio
El tallo verde de una cebolla fresca
2 zanahorias
1 patata mediana
10 g de tomillo fresco
1 guindilla (opcional si quieres un punto picante)
2 dientes de ajo
15 hebras de azafrán
10 g de hierbabuena
50 g de berros frescos
1 litro de caldo de ave
50 ml de aceite de oliva virgen extra
Pimienta blanca
Sal
Elimina con un soplete o a la llama –si tienes cocina de gas– los restos de plumas que puedan quedar en la piel del pollo.
Corta el apio en bastones y trocea los bastones en dados muy pequeños.
Pela las zanahorias, córtalas en cuartos a lo largo y trocea los cuartos en láminas finas.
Pela la patata, córtala en cuartos a lo largo y trocea esos cuartos en láminas muy finas.
Pica los ajos en trozos finos.
Corta el tallo de cebolla en rodajas finas.
Ata el tomillo con hilo de cocina.
Salpimienta el pollo y colócalo en el slow cooker. Incorpora las hortalizas troceadas, la guindilla entera, el azafrán y el tomillo.
Cocina durante 3 horas en ALTA o hasta que el pollo esté tierno, jugoso y la carne se desprenda del hueso.
Sin apagar el slow cooker, saca el pollo a un plato, quita la piel, las ternillas y los huesos. Trocea la carne de pollo y devuélvela al slow cooker.
Añade el caldo caliente y deja que se cocine durante 1 hora en ALTA o hasta que esté muy caliente.
Prueba y rectifica el punto de sal y pimienta.
Introduce la hierbabuena y deja que se infusione durante 30 minutos. Puedes pasar al modo de mantener caliente si tu slow cooker tiene esta función. Si no vas a comer la sopa al momento y quieres que tenga más sabor a hierbabuena, deja las ramas en la sopa hasta que se enfríe.
Retira la hierbabuena, incorpora los berros y el aceite de oliva, y sirve muy caliente.
Es importante que el caldo esté caliente cuando lo viertas en el slow cooker para evitar un choque de temperaturas, perjudicial para el recipiente.
No añadas la hierbabuena desde el principio. Infusionando se consiguen sabores más sutiles y puros que cocinándola.
Si pones guindilla, no la abras ni quites el pedúnculo, a no ser que quieras que la sopa quede muy picante. ¡Peligro! Puedes usar guindilla roja seca o fresca.
El tallo de la cebolla fresca es un tesoro que muchas veces se suele desechar. Tiene mucho sabor y resulta más agradable encontrar en la sopa una rodaja de los tallos que un trozo de cebolla. Elimina la capa exterior y córtalo en rodajas muy finas.