Salsa de ajos asados
Qué mala fama tiene el ajo. Que si es fuerte, que si el aliento, que si repite... A mí el ajo me alegra la vida y el paladar y me gusta en todas sus formas. Crudo triturado en una ensalada de berros con sal y aceite de oliva virgen extra es gloria bendita. Picón y narcisista, dejándose notar. Frito con guindilla sobre un pescado al horno es como volver a casa. Y asado. Ay asado. Qué manera de transformarse, de ser otro.
Los ajos asados son una excelente base para elaborar una salsa. Esta salsa de ajos asados en slow cooker es de lo más básico, sin perifollos ni demasiados ingredientes. Romero y tomillo para dar el aire a campo, aceite para ligar, sal y pimienta para potenciar el sabor y hacer salivar.
Esta salsa se liga como un all i oli una vez que los ajos están cocinados y triturados en el mortero. La cantidad de aceite es libre, aunque te recomiendo que no abuses, porque si tiene demasiado terminará por separarse de la pulpa. Disfruta trabajando y ligando la pulpa mientras piensas en servir la salsa con una buena carne a la brasa, unas patatas asadas, pan tostado o verduras a la parrilla.
Hazla cuando vayas a cocinar un entrecot, solomillo o un chuletón a la brasa. Preséntala a temperatura ambiente para que se funda al instante con la carne caliente. Seguro que termina por ser un básico que cocinarás cada vez que se hable de encender la barbacoa. Y no la pierdas de vista cuando en casa haya un buen pan: tostado con mimo y aún caliente, unta una nuez de salsa, extiéndela, tritura pimienta negra encima y dale un buen mordisco.
Preparación: 15 minutos
Cocción: 4 horas
Función: ALTA
Raciones: 300 g
4 cabezas de ajo
Romero fresco
Tomillo fresco
Aceite de oliva virgen extra
Pimienta negra
Sal
Pon las cabezas de ajo enteras en el slow cooker.
Cocina durante 4 horas en ALTA o hasta que los dientes de ajo estén dorados y melosos.
Desprende los dientes de ajo del pedúnculo y aprieta hasta que salga toda la pulpa asada.
Saca las hojas de una ramita de tomillo.
Separa las hojas de una rama de romero y córtalas en trozos muy pequeños con una puntilla o un cuchillo muy afilado.
Pon la pulpa de ajo en un mortero y tritura hasta formar una pasta.
Añade las hierbas reservadas y mezcla.
Incorpora el aceite de oliva en un hilo. Sigue machando y montando la salsa como si fuera un all i oli.
Prueba y rectifica el punto de sal y pimienta.
Notarás que los ajos están listos cuando veas que al apretar no ofrecen resistencia y al abrir un ajo verás que el interior se ha convertido en una pulpa cremosa de color caramelo. Deja que pierda un poco de calor y saca la pulpa antes de que se enfríen según el paso 3.