A veces, llegan consultas a nuestra comunidad llenas de impaciencia, preguntando cómo acortar los tiempos de cocción. Mala cosa para comenzar en la cocción lenta, que educa la paciencia y ejercita la planificación.
Sé que de vez en cuando te gustaría hacer una peineta a los tiempos largos, para llevar la contraria y sentirte muy rebelde, así que te propongo una receta que no te va llevar mucho más de una hora de chucuchú: unas pechugas de pollo rellenas de lacón y jamón. Y, si te gusta, también de queso.
Las pechugas de pollo son delicadas. Muchas veces escucho decir que son secas. Y no, no son secas, solo que por alguna tradición que desconozco, en España se tiende a pulverizarlas con fuegos extremos y tiempos larguísimos, y terminamos comiendo corchopán gallináceo. Debe ser por miedo a perecer víctimas de pollocruditis, una fobia que nos priva de comer la parte más tierna del pollo –podría ser su solomillo, si dijera "mu"– en las mejores condiciones: cocinada en su punto es una carne tierna y deliciosa.
Estas pechugas rellenas se salen del mapa por sencillas, tiernas y sabrosas –si las haces con pollo de corral, ojo, el blanco no sabe a nada– y son una buena base para idear tuneos varios para rellenarlas. Dales un poco de cariño en la elaboración, controla el tiempo de cocinado y sírvelas recién hechas. Cocoricó.
Preparación: 30 minutos
Cocción: 1 horas
Función: ALTA
Raciones: 4
4 pechugas de pollo enteras
150 g de jamón dulce o serrano en lonchas finas
150 g de lacón cortado a cuchillo
4 trozos de queso fundente ((opcional))
4 ramitas de romero
2 ramitas de tomillo
Aceite de oliva virgen extra
Pimienta negra recién molida
Sal
Elimina los restos de grasa que puedan tener las pechugas.
Abre cada pechuga en libro o haciendo un corte en la mitad (en la parte más ancha) a lo largo y haciendo dos cortes desde dentro de esa abertura hacia los lados. Debe quedar como si fuera un bolsillo.
Coloca una loncha de jamón cortada en dos en el fondo de cada pechuga. Continua cubriendo con una capa de lacón, un trozo de queso (opcional) y termina con otra loncha de jamón encima.
Cierra las pechugas uniendo el corte y asegurándolo con un par de palillos.
Calienta un plancha, salpimienta las pechugas y pincélalas con aceite de oliva.
Cuando la plancha esté muy caliente, marca las pechugas una vez por cada lado hasta que hayan tomado un poco de color.
Coloca las ramas de tomillo y romero en el fondo de la olla. Coloca encima las pechugas de pollo, pon la tapa y cocina durante 1 hora en ALTA.
Sirve las pechugas recién hechas y cortadas por la mitad con una guarnición a tu gusto.
Además del archiconocido método de los palillos para cerrar los rellenos, si se te da bien la costura y tienes una aguja muy gruesa e hilo de cocina, puedes dar unas puntadas para cerrar las pechugas rellenas. También puedes atarlas con hilo de cocina como si se tratara de un pequeño rosbif.
La pechuga de pollo se pasa muy pronto de cocción, por eso aplico en esta receta un tiempo muy corto en ALTA. Puedes controlar la temperatura interior de la carne con un termómetro de sonda: la temperatura ideal es de 55º, no debiendo pasar de 60º para una obtener una carne tierna.
Cuando vayas a hacer esta receta de pechugas de pollo rellenas, calcula el tiempo de elaboración y cocción para servirlas en cuanto estén hechas. A esta receta no le sienta bien el reposo y recalentado.