Natillas de chocolate blanco
Unas natillas delicadas, hechas con yemas y cuajadas a fuego lento, que acarician el paladar con el toque dulce y goloso del chocolate blanco.
Puedes escuchar el texto completo en este enlace al podcast.
El chocolate blanco, como chocolate chocolate, es un bluff, hay que reconocerlo. Es demasiado dulce, no tiene el sabor cañero del chocolate, y normalmente suele ser un producto de baja calidad.
Pero tiene algo que engancha como ingrediente para hacer postres. Puede que sea el ligero toque de aroma de vainilla, pude que sea su condición grasa. El caso es que lo disfruto más así que a puro mordisco.
Después de haberlo convertido en tabletas, crema para untar, bebida caliente, rocas, mousse, turrón y chocolate rubio, ya estaba tardando en hacer unas natillas de chocolate blanco.
Sin azúcar añadido
No te engañes, que estas natillas no lleven azúcar añadido no quiere decir que sean un postre saludable. No les añado azúcar porque el chocolate ya lleva suficiente proporción y no quiero que las natillas sean excesivamente dulces.
En la tableta que usé (Blanco de Nestlé Postres) por cada 100 g de producto final, tiene 55,4 g de azúcar. Más de la mitad. Por algo me quedé sin ganas de poner más. Tenlo el cuenta a la hora de reformular.
Preparación: 15 minutos
Cocción: Hasta alcanzar 75º/80º con sonda
Función: ALTA
Raciones: 4
Varilla manual
Colador
Termómetro de sonda
Tarros de vidrio
550 ml de leche entera
200 ml de nata líquida
170 g de chocolate blanco para postres
1/2 vaina de vainilla
8 yemas de huevo
1 pizca de sal
Abre por la mitad a lo largo la vaina de vainilla, raspa el interior para sacar y recoger la pulpa de su interior.
Pon la leche, la pulpa de vainilla, la vainilla y la nata en un cazo a fuego suave hasta que se caliente, evitando en todo momento que entre en ebullición.
Cuando esté caliente, retira el cazo del fuego, añade el chocolate troceado y mueve suavemente hasta que se derrita.
Bate ligeramente las yemas y añádelas a la mezcla de leche y chocolate. Mezcla hasta que quede homogénea y cuélala para eliminar residuos.
Vierte la mezcla en varios botes de vidrio aptos para cocinar.
Pon los tarros sin la tapa en el slow cooker, introduce la sonda en uno de ellos y pon la tapa del slow cooker.
Programa el termómetro para que te avise cuando llegue a 75º y enciende el slow cooker en función ALTA. Empieza a vigilar las natillas cuando el termómetro marque 75º. Remueve con una cucharilla y deja que la temperatura suba un poco más, hasta que veas que espesa.
La temperatura de cuajado está en aproximadamente 80º, pero deberías retirar las natillas del slow cooker antes, aproximadamente a 77-78º para evitar que se cuajen en exceso y se corten.
Saca los tarros y reparte de inmediato las natillas en los recipientes en los que vayas a servirlas.
Refrigera durante al menos 2 horas antes de servir.
Colocamos la sonda dentro de uno de los tarros de natillas porque es la manera más precisa de medir la temperatura. Si la ponemos en el agua, obtendremos una temperatura más elevada de la que hay dentro de los tarros.