Mi despensa
¿Qué hay en la despensa familiar de Crockpotting? ¿Y en la tuya? Sea grande o pequeña, esté en un armario, un arcón o una habitación dedicada, merece la pena prestarle atención y cuidarla.
Una de las partes fundamentales de mi cocina es la despensa. Da igual que esté en los armarios altos de la cocina, en un armario en el pasillo, en el trastero o en un arcón. Tener un fondo de despensa listo para usar, nos salva de muchas urgencias y asegura que podremos cocinar como nos gusta con regularidad.
Recuerdo que, cuando el confinamiento de la pandemia de Covid-19 nos embistió, la despensa que tenía en el trastero nos salvó de más de un apuro. Bajar al trastero –había que atravesar las zonas comunes de la casa– fue una odisea durante los primeros días de miedo e incertidumbre. Yo salía con mi mascarilla de hacer bricolaje, guantes de fregar y miedo, mucho miedo.
Volvía a casa con el corazón en un puño y dos bolsas cargadas de leche, latas, pasta, arroz, etc. Esa pequeña tienda de ultramarinos que tenía montada me salvó de muchos apuros durante esas semanas.
Ahora, en otra casa, por fin he podido organizar una nueva despensa. Es una sencilla estantería BILLY de Ikea montada en una sala de caldera. Aprovechada al máximo con baldas extra para que las latas encajen casi al milímetro y no se pierda capacidad de almacenamiento.
Allí tengo todos los productos no frescos que tienen fecha de consumo preferente –o de caducidad– larga. Si necesito algo, me doy un pequeño garbeo hasta allí –hay 20 metros desde la cocina– y vuelvo tan contenta.
Vamos a ver qué guardo allí.
Que nunca falte tomate
El tomate es un básico en la mayoría de las cocinas. Si tienes tomate triturado, puedes montar una pasta sabrosa en poco tiempo; con una salsa de tomate puedes recuperar unas sobras de carne o hacerte un arroz a la cubana de agárrate y no te menees.
El tomate concentrado es un imprescindible para cocinar con slow cooker: te monta el argumento de un guiso él solito con su poder tomatero, sin añadir ni gota de humedad extra. Que no te falte, y, si la receta pide la mitad de la lata, saca el resto, ponlo en un cuadrado de film de cocina, haz un hatillo y congélalo para usarlo en la siguiente receta.
Los tres formatos de tomate en conserva que no faltan en mi despensa:
Tomate triturado
Tomate concentrado
Salsa de tomate
Legumbres en conserva
No siempre vamos a poder o querer cocinar una legumbre desde cero en nuestros slow cookers. A veces, tener legumbre en conserva para montar un guiso exprés o un salteado, es un alivio para unas prisas.
Mi preferencia es el tarro de vidrio sobre la lata. Procuro aprovechar el líquido de cocción: si voy a hacer un guiso, es el vehículo perfecto para aportar humedad y sabor.
Si voy a saltear, en lugar de escurrir y lavar la legumbre –un proceso que quita sabor y la estropea– caliento el tarro al baño María para que el líquido, al estar caliente, se pueda escurrir sin demasiado esfuerzo, y aprovecho ese líquido para hacer merengue de aquafaba o añadirlo a caldos o sopas. Lo guardo congelado si no tengo nada previsto en esos días, fresco si voy a usarlo en los dos días siguientes.
Las habitas son un capricho para de vez en cuando. Escurro el aceite y lo guardo para saltear verduras o aliñar ensaladas.
Las cuatro legumbres en conserva que no faltan en mi despensa:
Garbanzos en conserva
Lentejas en conserva
Alubias en conserva
Habitas en aceite
Legumbres secas
Compro la legumbre seca en sacos de tres kilos porque me sale a cuenta y encuentro ese formato en uno de los sitios en los que compro habitualmente. El granel también es un buen recurso.
Es imprescindible que el producto sea nacional –menos viaje, menos huella de carbono, menos meneos para la legumbre– y la cosecha, lo más reciente que sea posible. Da siempre la vuelta al paquete y comprueba el origen y la fecha de envasado.
Las tres legumbres secas que no faltan en mi despensa:
Garbanzos
Lentejas
Alubias
Salsas
No soy amiga de las salsas preparadas, a no ser que hablemos de mostaza, mahonesa y cualquier salsa picante, el resto, prefiero hacerlas en casa. La mostaza la uso mucho para aliñar cogollos de lechuga, hacer tostadas de salmón o ensalada de patata, por ejemplo.
Muchas veces la rebajo así para que se extienda mejor y no resulte tan fuerte: pongo varias cucharaditas de mostaza de Dijon en un bol, añado aceite y remuevo con un tenedor o la cucharilla hasta que se emulsione y forme una salsa fluida.
Así está lista para ponerla sobre una tostada o sobre los cogollos troceados. Puedes seguir trajinando y preparar una vinagreta con esa base: añádele un poco de vinagre, sal, pimienta negra y un poco de agua (muy poco). Emulsiona con cucharilla o un batidor de salsas y úsalo para aliñar ensaladas, por ejemplo.
Lo de la mayonesa se lo he tenido que explicar a más de un amigo gastrónomo. Desconfío de la mayonesa hecha en casa desde que tuve una salmonelosis tremenda tras comer una ensaladilla en un bar.
Por eso, siempre la uso de bote y no puede faltar en la despensa. Con los espárragos y la mayonesa ya tienes un primer plato sin quitarte la bata para ir al mercado.
Y lo de la salsa picante –que puedes obviar si no te gusta el picante– se explica solo: alegra cualquier plato y saca del aburrimiento a la mayonesa. Mis favoritas son Lao gan ma, Sriracha y Valentina.
Las tres salsas que no faltan en mi despensa:
Mostaza
Mayonesa
Salsa picante
Verduras en conserva
En casa consumimos verduras frescas a porrillo, pero eso no quita para que recurramos a algunas hortalizas envasadas. Unos espárragos en conserva te hacen un primer plato facilón y rico en cualquier momento o te sirven de guarnición de una menestra.
El cardo es una verdura con una temporada corta y trabajosa de limpiar. Por suerte, aguanta muy bien el proceso de envasado y llega listo para preparar. No deseches el líquido de gobierno. Recuerda, es sabor y humedad que enriquecerá la salsa si lo usas para cocinarla.
Las dos conservas de verduras que no faltan en mi despensa:
Espárragos en conserva
Cardo en conserva
La leche
En casa no puede faltar leche. Si un día nos quedáramos sin, se desencadenaría un drama. Por eso calculamos para que haya un remanente de leche para dos o tres semanas de consumo. Sin lactosa para mí, semidesnatada para mi pareja.
Sí, ya se que no se puede llamar leche a bebidas como la leche de soja (¡ups!), de almendras y demás, pero es que a la leche de coco soy incapaz de llamarla de otra manera.
Creo que daría pie a la confusión, porque el producto al que me refiero, no es precisamente una bebida de coco, eso es otra cosa, sino lo que se llama coconut milk, un preparado a base de coco con distintos espesores que se utiliza, por ejemplo, en la elaboración de currys y otros platos de cocina asiática.
Y como de vez en cuando en casa nos apretamos un curry, tampoco pueden faltar algunas latas en la despensa. Siempre de más de un 70% de coco, el más espeso que sea posible para que haga una salsa untuosa.
De todas las bebidas vegetales, la que más me gusta es la de almendra. La consumo en verano, muy fría, batida y con canela. Cuando se acerca el calor, procuro tener un par de bricks en casa para que no falte cuando me apetezca una bebida sabrosa y fresca.
Las tres leches (y no leches) que no faltan en mi despensa:
Leche de vaca
Leche de coco
Bebida de almendras
Pescado en conserva
Apañan un aperitivo, una tortilla, una ensaladilla, unas migas o una cena austera. Las conservas de pescado tampoco faltan en mi despensa. Algunas en lata, otras en frasco. El atún y el bonito, siempre en aceite. Las sardinas en aceite o con salsa picante. Los mejillones, en salsa picante o al natural. Como ves, las conservas en escabeche, a pesar de ser fan de los escabeches caseros, no son mi fuerte.
Las cuatro conservas de pescado que no faltan en mi despensa:
Bonito del norte en aceite (lata y frasco)
Atún en aceite
Sardinas en aceite
Mejillones escabeche o salsa picante
Algo dulce
Aunque limito mucho los dulces, no renuncio a una pequeña cuota dulce ocasional en mi alimentación. A pesar de que no me gusta añadir azúcar a ninguna bebida ni fría ni caliente, siempre hay algo de azúcar por si hacemos algún postre o tenemos visitas que quieren endulzar su café.
Siempre tengo miel y melaza. Son sabores muy diferentes. De vez en cuando, si tengo muchas manzanas maduras, hago miel de manzana –que no es otra cosa que una melaza– y si se me acaba, compro un tarro de melaza.
La miel la tengo para endulzar muy puntualmente queso fresco o requesón, como un capricho goloso. Como es de poco uso, suelo curiosear en la sección de mieles del supermercado y voy cambiando de sabor: cremosa de Cantabria, francesa de lavanda, de romero… Si se queda demasiado compacta, un ligero toque de microondas y se vuelve otra vez manejable.
Miel de manzana
Puedes escuchar el texto completo en este enlace al podcast. Desde que escribí Manchamanteles, en casa hacemos regularmente una de las recetas del libro: el sirope de Lieja. Es una melaza de color marrón oscuro casi negro, con un sabor profundo, de caramelo concentrado y fruta. Se hace con peras, manzanas y mucho cariño.
Los tres endulzantes que no faltan en mi despensa:
Miel
Melaza
Azúcar (1 paquete de reserva)
Hidratos, sí
En casa se come de todo, también hidratos. Son siempre un complemento para el plato principal. Generalmente hacemos un gran plato único con varias preparaciones, salvo cuando cocino pasta, que es el plato principal.
La polenta va genial para hacer gachas o para hacerla algo más sólida, dejarla cuajar, cortarla en porciones y dorarlas en la plancha o la sartén con un poco de aceite o mantequilla.
El cuscús y el boulgur se cuecen rápidamente y se pueden complementar con especias, saltear con vegetales o hacer una ensalada. Y el arroz, ya sabes: se combina y cocina de mil maneras, y también es una buena guarnición.
Estos son los hidratos que nunca faltan en mi despensa:
Pasta larga y corta
Polenta
Arroz bomba, basmati o jazmín
Cuscus
Boulgour
Encurtidos
La sal de la vida. Son un aperitivo o un picoteo genial, pero también un contrapunto para muchas elaboraciones: tostas de salmón, hamburguesas, bocadillos, platos de pescado, ensaladas…
Las cuatro familias de encurtidos que no faltan en mi despensa:
Alcaparras y alcaparrones
Pepinillos de distintos tamaños
Cebollitas encurtidas
Aceitunas negras y verdes
Especias y hierbas aromáticas secas
Además de las especias que rulan por la cocina, que son muchas y variadas, cuando veo que alguna está llegando al fondo del tarro, la anoto en la lista de la compra y guardo el reemplazo para que nunca me falten. De las que tienen mucha rotación y se acaban pronto, siempre tengo un par de tarros preparados.
Estas son las especias que más rotan en casa y de las que me gusta tener reemplazos en mi despensa:
Palos de canela
Vainas de vainilla
Pimienta blanca y negra en grano
Comino molido
Finas hierbas o hierbas provenzales
Anís estrellado
Laurel
Pimentón
Chiles o cayenas
El rincón chocolatero
Lo de los nibs de cacao es un capricho total, de esos que te permites por puro placer. Los uso para dar un chispazo crujiente en algunos postres y en los boles de desayuno con yogur y fruta.
El chocolate negro para postres lo suelo tener sobre todo en invierno para hacerlo a la taza o si voy a hacer algún postre para La cocina privada. Y el cacao puro, lo mismo, que no me falte aunque no le dé bola a menudo.
Los tres ingredientes chocolateros que nunca me faltan:
Chocolate negro para postres
Cacao puro en polvo
Nibs de cacao
Frutos secos
Ya sea como complemento en los boles de desayuno, como parte de ensaladas, postres o para hacer cremas vegetales, los frutos secos no pueden faltar en casa.
Estos son los frutos secos que nunca faltan en casa:
Nueces
Nueces de pecán
Pistachos
Cacahuetes
Almendras crudas
Aceites
A pesar de los precios, que se han subido por las nubes, con el aceite no aflojo. Lo uso con sentido, apenas freímos en casa y nos dura la eternidad. De oliva virgen extra para cocinar y aliñar alimentos crudos, de girasol para freír o usar en repostería.
Hasta hace unos meses, compraba online varias garrafas de 3 litros de virgen extra una vez al año. Ahora, con la esperanza de que baje de precio en algún momento, voy poco a poco y compro en tienda física una garrafa cuando la necesito.
Los dos aceites imprescindibles en mi despensa:
Aceite de oliva virgen extra
Aceite de girasol
Vinagres, vinos y destilados para cocinar
Son complementos estupendos para cocinar, saborizar y flambear. Me duran mucho, pero siempre procuro tener un repuesto cuando las botellas flaquean.
Los líquidos mágicos que no faltan en mi despensa:
Vinagre de manzana
Vinagre de Jerez
Brandy
Vermut
Vino blanco
Harina y sal
Cuando se termina el tarro de uso diario y no hay repuesto, es un dramón: siempre tengo un paquete de sal entero esperando en el banquillo.
De harina, solo la de uso y un paquete de kilo de reemplazo, no me gusta acumular demasiada para que no enrancie ni se humedezca.
Y tú, ¿qué tienes sí o sí en tu despensa?