Menú semanal Plus | Segunda semana de noviembre 2023
Una cocina remodelada en rojo y flores. ¿Cómo se dormía en la Edad Media? Adioses de cuatro patas, cenas con desconocidos y curiosos indicadores de crisis. Y recetas para toda la semana.
Una semana más, el menú semanal llega para ayudarte a organizar las comidas y cenas de la semana que viene. En tu mano está adaptarlo a tus gustos y necesidades, seguirlo en parte o al pie de la letra. Haz tu lista de la compra y que el lunes te pille en perfecto estado de revista. ¡Que tengas una buena semana!

Cuando veo estas cocinas con combinaciones de colores y papeles pintados psicodélicos, pienso que si yo intentara recrear algo parecido me saldría el payaso de Micolor hecho cocina. Porque esto no puede ser como tirar al aire varias cosas y que hagan un buen conjunto. Hay que saber, tener buen gusto y mano maestra.
Llevamos vistas varias cocinas con puntos de interés en colores de carácter, poco sufridos. Colores que no están ahí por casualidad, sino que tienen una intención muy clara.
Esta cocina es el resultado de una remodelación de baja intensidad. No se han hecho grandes obras: se han mantenido los muebles, las lámparas y la encimera de cerámica. Se han añadido papel pintado, pintura y tejido para darle la vuelta y convertirla en un espacio renovado del que no se ha borrado su historia.

A nosotras nos sirve para aprender, inspirarnos y saber que podemos salir de la norma. Que el papel pintado ahora viene suficientemente vitaminado –esos vinilos resistentes– como para aguantar mil y un zafarranchos. Y que hace hogar: resulta acogedor y puedes poner toda la fantasía que quieras. Al final, es tan fácil como arrancarlo y volver a empezar si la moda o tu mirada cambian.
Blanco, mucho blanco como lienzo en muebles, isla y encimera. Rojo como punto de atención en el mueble vajillero, y los pequeños azulejos rojos de la encimera como elementos integradores. “No estás sola, amiga”, parecen decirle al mueble superior.


En la pared, flores. Floripondios a tope y sin miedo con fondo azul y detalles en verde para que empasten con otro de los rincones de la cocina, con muebles –una alacena y un precioso banco–de madera natural y marcos en ese mismo tono de verde.
Pegado a la zona más tecnológica de la cocina –con dos hornos superpuestos–, está un rincón de escritorio muy coqueto, revestido en madera verde agua y con su toque de rojo, una combinación ganadora.

Nos quedamos con los ojos y la mente muy abiertos por si en algún momento tenemos una cocina algo vieja pero en buen estado que actualizar. A veces no se trata de ir con un fajo de billetes en el cinturón y pedir demolición y todo nuevo. La economía circular también era esto.
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Algunas noches duermo francamente mal. Cosas de la menopausia. Cuando esto sucede, si no tengo algo demasiado urgente por la mañana, espero a que la vigilia ceda y me vuelvo a dormir a partir de las 7 o las 8 de la mañana, aunque tan solo sea una hora más.
En casa hay recochineo con esto y estas prórrogas ya se conocen como mis “segundos sueños”. La verdad es que suelen ser los mejores, porque sueño de manera muy real y lo recuerdo todo.
Pero yo no quería hablar de mi insomnio ni de mis siestas matutinas, sino de la peculiar manera de descansar durante la noche que se estilaba en la Edad Media.
La investigación de un crimen cometido muchos siglos atrás, hizo que Roger Ekirch descubriera la costumbre de acostarse, descansar unas horas, levantarse tras el primer sueño, hacer alguna actividad y volver a acostarse para dormir el segundo sueño.
Lo que en un principio le pareció que pudiera ser algo aislado, resultó estar generalizado, encontrando referencias en cartas, libros médicos, diarios e incluso en alguna obra literaria, como Los cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer (1387-1400).
El hilo del que tiró empezó en la Edad Media, pero pronto sospechó que esta forma de descansar podría practicarse desde la prehistoria. Hay que tener en cuenta que, en la Edad Media, las condiciones de descanso eran muy distintas a las que tenemos ahora. Las casas no eran confortables, y los lechos tampoco. La gente rica tenía comodidades, pero los menos favorecidos podían dormir en el suelo, y las familias lo hacían juntas, incluso con desconocidos.
El primer sueño duraba dos horas: desde las nueve hasta las once de la noche. Se despertaban de manera natural y estaban unas dos horas dedicados a distintas actividades. Mientras unos ponían leña en el fuego, otros cuidaban a los animales, arreglaban la casa o rezaban, si eran religiosos. Es posible que esta costumbre fuera el origen de los Maitines.
Este tiempo se llamaba “El reloj”. Y sí, había a quien “El reloj “ le venía de perlas para tener relaciones sexuales entre siesta y siesta. Pasadas esas dos horas, se volvía a la cama para dormir el segundo sueño hasta el amanecer.
Parece que la ausencia de luz natural o eléctrica pudo tener relación con este sueño bifásico. Llegada la edad moderna y la iluminación artificial, los ritmos circadianos se alteraron y se fue perdiendo la costumbre o necesidad fisiológica de dormir cuando oscurece. El sueño se comprimió y dio origen a nuestras noches actuales de sueño continuado.
Si este tema te produce curiosidad y tienes ganas y tiempo para más lectura, te recomiendo abrir los enlaces de documentación: tienen detalles sorprendentes y un desarrollo más amplio de la cuestión.
Documentación
La sorpresiva (y olvidada) manera en la que... | Por Zaria Gorvett para BBC NEWS Mundo
El patrón de sueño que seguían tus ancestros... | Por Cristina Fernandez Esteban para Business Insider
Cómo la forma de dormir de nuestros antepasados puede... Por Jeroen Veerman para Vice
Hace meses que Neo nos dejó. Era un gato tranquilo y el último de un trío que nos acompañó durante muchos años. Todavía hay momentos en los que espero volver a verle, no como un deseo, sino como una reacción a cosas cotidianas como abrir la puerta al llegar a casa o creer que siento sus bigotes en mi cara al despertar.
Molinos cuenta la historia del adiós a Tuca y Turbón, sus dos perros. Los perros de todos, los mejores perros.
Decir adiós a tus perros | Por Molinos en Cosas que (me) pasan
Hubo unos años de eventos gastronómicos en los que comer o cenar con desconocidos era habitual para mí. Llegué a cogerle el gusto y me sirvió para conocer mucha gente y tejer alguna que otra red de contactos. Ahora me costaría la vida salir de casa para una cita de ese tipo –me he vuelto perezosa social– pero fue una experiencia estupenda.
Desde hace unos años, Miguel Herrero se dedica, por amor al arte, a organizar semanalmente cenas de desconocidos. Él selecciona quién puede acudir y tiene una lista de espera de más 300 personas. ¿Te apetecería sentarte a la mesa con completos desconocidos?
La penúltima cena | Por Antonio Hernández-Rodicio para Uppers
Las crisis económicas tienen indicadores de lo más variados: calzoncillos, cajas de cartón, pintalabios o pañales. Los economistas lo saben y observan cómo nos comportamos para poder predecir la llegada de malos tiempos para los bolsillos.
Desde pañales hasta el champán... | Por Inma Benedito para Bussines Insider



Desayuno de la semana: Bizcocho cuatro cuartos
Lunes
Mediodía: Crema de calabaza asada y naranja | Lasaña de pollo | Uvas
Cena: Ratatouille
Martes
Mediodía: Sopa de pasta con caldo de gallina | Salmón en papillote | Mandarinas
Cena: Tortilla francesa con cebollino
Miércoles
Mediodía: Garbanzos en pepitoria | Carcamusas | Manzana
Cena: Batatas asadas con queso fresco
Jueves
Mediodía: Arroz blanco con chutney de plátano | Costillas asadas | Granada
Cena: Sopa de cebolla
Viernes
Mediodía: Papas arrugadas | Corvina a la plancha | Pera
Cena: Lomo de orza
Sábado
Mediodía: Ensalada de tomate y cebolla dulce | Botillo | Crème brûlée
Cena: Vitello tonnato
Domingo
Mediodía: Champiñones a la crema | Gumbo de pollo y marisco | Tarritos de yogur con confituras
Cena: Picoteo dominguero