Fresones en almíbar de vainilla
Sorprende con un postre de fruta sencillo y sabroso, perfecto para empezar la temporada de fresas. Combínalo con una buena crema chantillí o un helado de nata.
Puedes escuchar el texto completo en este enlace al podcast.
Hacer un postre no debería significar tener que encerrarse en la cocina toda la mañana. Hay elaboraciones que se hacen solas, como estos fresones en almíbar, que levantan pasiones en la mesa acompañados de un helado o de una nata recién montada con vainilla, poco azúcar y sin que quede demasiado compacta. ¡Qué frenesí!
Ahora que los mercados se empiezan a inundar de fresones, es el momento de lucirse con este postre. Casi todo lo que se vende como fresa es en realidad, fresón. Gigantesco en comparación con las fresas, menos sabroso, con una mejor conservación y más rentable para el comercio.
Hace varios años descubrí las fresas de Monjarama, cerca de San Sebastián de los Reyes (Madrid). Llegar allí es un París-Dakar, pero luego pruebas las fresas y se te pasa. Puedes recolectarlas o comprarlas en cajas. Como son fresas de verdad, pequeñitas y sabrosas, duran muy poco tiempo y te las tienes que comer en un día. Así aprendí a diferenciar fresas de fresones.
Confita piezas grandes
No recomiendo confitar fresas si son muy pequeñas, porque pueden deshacerse con solo enseñarles el slow cooker. Por eso uso fresones: son grandes, sólidos y aguantan enteros. Si la industria nos ha privado de encontrar fresitas, vamos a sacarles partido en una receta que los realza.
Manipula con cuidado
Cuando termine la cocción, deja que los fresones se enfríen dentro del slow cooker. Si los manipulamos estando calientes, se romperán, porque quedan muy frágiles y con el calor se pueden deshacer.
Una vez que estén fríos, sácalos a un recipiente cuidadosamente uno a uno con una cuchara grande, vierte encima el almíbar y guárdalos en el frigorífico.
El almíbar
Esta receta no lleva ni gota de agua. El almíbar se forma durante la cocción con el jugo de los fresones y el azúcar. Puede que obtengas una buena cantidad de líquido y que te sobre una vez que os hayáis terminado los fresones. No lo tires, te servirá para hacer batidos, como fondo o coulís para postres o para bañar tartas.
La nata
Si montas nata para servirla con los fresones, ponle un puntito de polvo de vainilla, poco azúcar –el almíbar ya tiene suficiente– y móntala hasta que esté cremosa, un poco firme pero no demasiado sólida.
Preparación: 10 minutos
Cocción: 3 horas
Función: ALTA
Raciones: 4
500 g de fresones enteros
200 g de azúcar
1/2 vaina de vainilla
Lava los fresones, sécalos y quita las hojas verdes del pedúnculo con ayuda de un cuchillo pequeño. Elimina solo las hojas, no cortes el fresón: lo necesitamos entero para que no se deshaga con la cocción.
Pon el azúcar en el slow cooker.
Abre la vaina de vainilla a lo largo y ráscala con un cuchillo hasta que obtengas un polvo húmedo de color negro.
Añade el polvo de vainilla al azúcar y mezcla con los dedos.
Pon los fresones encima con la vaina de vainilla rascada, le dará más sabor.
Cocina durante un máximo de 3 horas en ALTA o hasta que los fresones estén cocinados pero enteros.
Apaga el slow cooker y deja que se enfríen por completo antes de pasarlos a un recipiente. Si los manipulamos calientes, se romperán fácilmente y los necesitamos enteros.
Saca los fresones uno a uno con una cuchara y ponlos en un recipiente.
Remueve el jugo que habrá quedado en el slow cooker por si aún queda algo de azúcar en el fondo.
Cuando esté disuelto, vierte el almíbar sobre los fresones, tapa el recipiente y deja que reposen en el frigorífico durante unas horas. Deben estar fríos para servirlos.
Sírvelos acompañados de crema inglesa, yogur, nata montada o helado de nata, queso o vainilla. No olvides regarlos con algunas cucharadas del almíbar.
Puedes conservar los fresones en almíbar durante una semana en un recipiente bien cerrado dentro del frigorífico.