La crème brûlée es uno de los postres más sencillos –en cuanto a ingredientes– y más delicioso por su cremosidad y el contraste crujiente del azúcar quemado. Es muy fácil de hacer en slow cooker y el resultado merece mucho la pena.
La crème brûlée se cocina directamente en los moldes, dejando que cuajen como si fueran flanes, aunque no se les parezcan en nada. Una vez que la crema y el molde están fríos, se puede añadir el azúcar y caramelizarlo con el soplete, aunque lo más recomendable es caramelizar justo antes de servir, para que el azúcar cruja y no se humedezca.
Su origen está discutido, como el de muchas elaboraciones, y son varios lugares los que se disputan su autoría. Su nombre es indiscutiblemente francés, pero hay quien dice que un tal Massialor hizo una recopilación de recetas y entre ellas estaba la de la crema catalana. Podría ser, que a Francia y Cataluña les separan una delgada linea fronteriza, tan fina que una receta se podría colar por ella.
Los recipientes o ramequines
Sea como sea, podemos disfrutar de esta crema deliciosa cocinándola delicadamente en nuestras ollas de cocción lenta. Recomiendo utilizar unos ramequines o recipientes aptos para horno y un slow cooker amplio para hacer una buena cantidad.
Si no te caben todos los recipientes en el fondo del slow cooker, puedes montar unos sobre otros siempre que consigas que estén perfectamente nivelados y no tapen los de abajo por completo. Asegúrate de usar recipientes que soporten bien el calor: usa solo los que estén pensados para cocinar o introducir en el horno.
Preparación: 15 minutos
Cocción: 1 hora
Función: ALTA
Raciones: 6
Terrinas, minicocottes o ramequines
300 ml de leche entera
300 ml de nata para montar
8 yemas de huevo
150 g de azúcar
Azúcar glass (para quemar)
Separa las yemas de las claras y guarda las claras para usarlas en otra preparación.
Bate las yemas con el azúcar con la ayuda de una batidora de varillas eléctrica hasta que adquiera una textura cremosa y blanquee ligeramente.
Mezcla la nata con la leche y añádela al huevo batido con el azúcar, batiendo hasta que se integre por completo.
Cuela la mezcla y repártela en pequeños recipientes aptos para horno.
Tapa los recipientes con papel metálico de cocina y ajústalo cuidando que el papel no tenga rebabas.
Coloca los recipientes en el slow cooker, añade agua hasta que cubra la mitad de la altura de los moldes. Tapa y cocina durante 1 hora en ALTA o hasta que la crema quede cremosa pero cuajada.
Saca los recipientes, deja que se templen y refrigera durante al menos dos horas antes de consumir.
Justo antes de servir, espolvorea con azúcar glass y quema la superficie con un soplete de cocina.
Esta receta requiere gran cantidad de yemas de huevo y te encontrarás con muchas claras que podrás utilizar para hacer otros postres como bizcochos de claras, merengues o mousses. También puedes congelarlas haciendo porciones en una cubitera: así podrás sacarlas e irlas utilizando cuando las necesites.
El azúcar glass funciona muy bien cuando se quiere formar una capa de caramelo con el soplete. Se funde mejor y más rápido que el azúcar normal, pero si no lo tienes, puedes usar azúcar común.