Cebollas rellenas de bonito
Un plato típico asturiano muy fácil de hacer y que hace triple carambola: conseguimos hacer una salsa y un relleno en un solo paso de elaboración. Mucho disfrute a cambio de poco trabajo.
La primera vez que me ofrecieron cebollas rellenas me entraron ganas de echar a correr. Quizá no ayudó que aquello sucediera en un chigre de dudosa higiene, en una carretera cerca de Oviedo. El caso es que he pasado veinte años pensando en hincarle el diente a este plato, pero ya nunca más se me volvió a poner a tiro.
Desde hace unas semanas estaba dándole vueltas a la receta tradicional para poder hacerla en slow cooker y que además fuera un topadentro. Hacer en un solo paso una receta con relleno y salsa es un triunfo, pero es mucho más fácil de lo que parece. Ha salido a la primera, con pintaza y aprobación familiar.
La base de la cocción es una salsa basada en una fritada en la que el tomate concentrado tiene una tarea importante. Se regenera e hidrata con los jugos de la cebolla y los pimientos, creando una salsa sabrosa, densa y cremosa. Ni lo intentes con tomate natural, quedará un aguachirri poco apetecible.
La única cocción previa es la de los huevos. Desde hace unas semanas, cuando Larousse me envió el libro Mis recetas con freidora de aire de mi compañera Pamela Rodriguez, ya no los hiervo en cazo: los hago en la freidora de aire (130º-12 minutos) sin manchar nada, sin preocuparme de ellos y con un resultado sobresaliente.
¿Por qué cebollas dulces?
Porque dan un resultado estupendo. Tienen capas gruesas y firmes en crudo que luego se vuelven blandas y deliciosas en el paladar. Esto ayuda a vaciarlas sin riesgo de que las paredes queden demasiado delgadas o endebles. Además, me encanta su sabor y hay piezas de gran tamaño. No son completamente esféricas, lo que facilita que funcionen como unas cazuelitas que contienen el relleno.
Si no te gustan o no encuentras cebollas dulces, puedes usar cebollas comunes, pero te recomiendo utilizar piezas grandes.
¿Atún o bonito?
Lo que más rabia te dé, como decía mi padre. Lo que uses normalmente y tengas en la despensa estará bien, pero si quieres que el plato sea redondo, utiliza bonito en aceite de oliva del que viene en tarros de vidrio. No hace falta desmigar en exceso, está bien que se sientan los trozos. No queremos una masa uniforme: que se vean el huevo, el bonito y el pimiento asado. Si haces bonito confitado en slow cooker, guarda un trozo para esta receta.
El vaciado
Vaciar las cebollas no es complicado. Recomiendo usar un sacabolas, pero no es imprescindible. Cuando hice esta receta fui incapaz de encontrar el mío. Puede que lo haya perdido entre cajas de mudanza o quizá nunca lo haya tenido, a saber.
El caso es que utilicé una cucharilla fina –el borde es casi cortante– y fue muy bien. Las cebollas dulces tienen capas gruesas y crujientes y no fue difícil extraer parte de su interior.
Marca con la cucharilla por donde vas a vaciarlas, intentando que coincida con una de las capas, y ve poco a poco para no sacar un bocado enorme que elimine más de lo debido.
Preparación: 15 minutos
Cocción: 4 horas
Función: ALTA
Raciones: 4
Sacabolas (o una cucharilla)
4 cebollas dulces grandes
1/2 pimiento verde italiano
1/2 pimiento rojo italiano
2 dientes de ajo
255 g de tomate concentrado (1 lata y media)
4 cucharadas de aceite de la conserva de atún
2 huevos cocidos
150 g de pimiento rojo asado
125 g de atún o bonito en conserva
Romero fresco
Tomillo fresco
Pimienta negra
Sal
Pela las cebollas, elimina el pedúnculo con una puntilla afilada y corta una tapa en la parte superior. Reserva las tapas.
Vacía las cebollas con un sacabolas o una cucharilla. Debe quedar una pared suficientemente firme para que no se desmorone y queden enteras al cocinarse.
Recoge la cebolla que has sacado y pícala en trozos finos.
Pica los pimientos y los ajos.
Coloca todas las hortalizas picadas en el slow cooker, añade 170 g de tomate concentrado (1 lata), sal al gusto, 4 cucharadas de aceite de la conserva y mezcla.
Pica los huevos cocidos y los pimientos asados. Desmenuza el bonito y mezcla todo con 85 g de tomate concentrado. Añade sal y pimienta negra. Mezcla hasta que quede homogéneo.
Rellena las cebollas con la mezcla, ponlas en el slow cooker encima de la cama de verdura, pon unas ramas de tomillo y romero, y coloca las tapas sobre cada cebolla.
Cocina durante 4 horas en alta.
Retira el romero y el tomillo. Sirve las cebollas sobre varios cucharones de salsa.
Coloca las hierbas sobre la salsa, sin mezclar, para que luego sea más fácil retirarlas cuando las cebollas estén hechas. No queremos que queden en el plato, solo necesitamos su aroma.