¿Qué pasó con las naranjas sanguinas? Hace muchos muchos años, cuando era pequeña, no era difícil encontrarlas en el mercado. Mi madre las traía a casa y, aunque ahora confiesa que nunca le hicieron demasiada gracia, a mí me flipaba que una naranja pudiera tener la carne roja y dar un zumo que parecía sangre. Y un buen día desaparecieron. Deje de verlas en la mesa y no volví a encontrarlas en la compra. Ganas me estaban dando de escribir a Lobatón para que las buscara, cuando de pronto volvieron a surgir entre las montañas de cítricos de los puestos de frutas, hace tres o cuatro años.
Y claro, desde entonces pasan unos cuantos kilos de naranjas sanguinas por casa mientras dura su corta temporada. Este año me estoy atiborrando a zumo, me encanta la combinación de dulzor y acidez, y he decidido disfrutarlas durante más tiempo en forma de mermelada. También me he dedicado durante unos días a secar la piel y laminarla para utilizar la piel seca en postres y otras preparaciones.
Las naranjas sanguinas se conocen también como blood orange o naranja roja, y deben su color a las antocianinas –pigmentos hidrosolubles– y a la exposición de las naranjas a bajas temperaturas nocturnas, de ahí que su temporada sea corta y supeditada al tiempo meteorológico.
¿Cuál es la diferencia entre esta mermelada de naranja sanguina y la mermelada de naranja amarga? Pues precisamente el amargor, mucho más intenso en esta última, que utiliza toda la piel de la naranja incluida la parte blanca. Esta parte amarga se elimina al elaborar la mermelada de naranja sanguina, aprovechando solo la parte más fina de la piel para disfrutar del contraste dulce y ácido. ¿Hay naranjas sanguinas en tu mercado? Si es que sí, prueba a hacer esta mermelada y ve tostando pan.
Cómo hacer mermelada de naranja sanguina en slow cooker
- 1 kg de pulpa+piel+zumo de naranja sanguina
- 750 g de azúcar
- El zumo de 1 limón
- Esta receta combina la pulpa de las naranjas sanguinas con una parte de su piel y el zumo que vayan soltando al pelarlas y trocearlas, que recogeremos para utilizarlo.
- Pela las naranjas y reserva parte de su piel.
- Elimina las pepitas y toda la parte blanca de las naranjas, trocea la carne de la naranja y reserva. Recoge el zumo que vayan soltando las naranjas al cortarlas y guárdalo junto con la pulpa.
- Elimina la parte blanca de la piel con un cuchillo pequeño o puntilla muy bien afilado. También puedes usar un sacabolas para rascar la parte blanca.
- Trocea la piel en bastones y los bastones en trozos más pequeños.
- Combina la cantidad de pulpa y piel que te apetezca hasta obtener un kilo en total (incluyendo el zumo).
- Pon en el slow cooker el kilo de piel, zumo y pulpa de naranja, el zumo de limón y 750 g de azúcar.
- Remueve y cocina durante 4 horas en ALTA.
- Pasado ese tiempo, tritura ligeramente el contenido sin sacarlo de la olla (hazlo con precaución sin sacar la batidora por encima de la mermelada para que no salte, pues podría quemarte).
- Continua la cocción en ALTA con la olla destapada durante dos horas más o hasta que obtengas el punto de mermelada deseado.
- Al estar caliente, la mermelada se muestra líquida y puede despistarte un poco. Puedes comprobar en qué punto está sacando una cucharadita a un plato e introduciendo éste en el frigorífico. Una vez frío, podrás comprobar la textura real de la mermelada.
- Guarda la mermelada en botes limpios y esterilizados y consérvala en frío.
Al trabajar con un medio muy caliente, debes tener la precaución de manipular el brazo de la batidora con cuidado, sin levantarlo ni hacer movimientos bruscos, para evitar salpicaduras que podrían quemarte. En cualquier caso, al estar la mermelada muy caliente, es mejor triturar dentro de la olla que trasvasar el contenido a un recipiente y de nuevo de éste a la olla.
Puedes variar la proporción de azúcar aumentándola o disminuyéndola siempre que no bajes de la proporción de 500 g por cada kilo de fruta. El azúcar actúa como conservante de la mermelada, con una proporción más baja no se asegura su buena conservación.