Es posible que la mermelada de albaricoque sea una de las más agradecidas y ricas que hayan elaborado estas manos. La primavera pasada la mermelada de cerezas dejó el listón muy alto, y no veo el momento de encontrar un buen material en el mercado para repetir y disfrutarla durante una buena temporada.
Pero la de albaricoque… ¡ay la de albaricoque! La cocción y el azúcar convierten a esta fruta en un placer adictivo, potenciando el sabor natural de la fruta sin dar tregua a la cucharilla, al pan y a la mantequilla.
Si el otoño nos da membrillos y castañas con los que hacer dulces, la primavera nos bendice con albaricoques, cerezas, fresas y ciruelas con los que hacer mermeladas, tartas y bizcochos. ¿Ha llegado ya buena fruta a tu mercado? Llena la cesta y haz mermelada.
- 2kg de albaricoques
- 1kg de azúcar
- Limón
- Limpia los albaricoques en agua corriente, escurre y sécalos.
- Parte los albaricoques en cuatro y elimina el hueso.
- Coloca la fruta en la olla con el azúcar. Exprime el limón y añade el zumo a la olla.
- Mezcla y cocina durante 6 horas en ALTA.
- Tritura el contenido con una batidora de brazo.
- Deja la olla destapada para que se siga cocinando entre 1,30h o 2h más, o hasta que haya reducido a la textura adecuada.
- Prepara unos botes de cristal con cierre hermético para poder conservarlos durante varios meses en el frigorífico.
Puedes triturar la fruta sin sacarla de la olla, así lo hice yo, pero debes tener la precaución de no levantar el brazo de la batidora para que la mermelada caliente no te salpique.
Si quieres que la mermelada se conserve bien no es recomendable añadir menos de la mitad del peso de la fruta en azúcar.